Na Jaemin.
Empecé odiandote, realmente te odiaba mucho.
Luego acepté la remota posibilidad de poder entablar una amistad contigo.
Seguido de eso, fuimos amigos.
Depues te volví a odiar, mucho más que antes, por supuesto.
Y finalmente, me enamor...
No se sentía bien, la temperatura de su cuerpo era anormal y se sentía muy mareada.
Ir a la enfermería la liberaría de tener que compartir cuatro horas más con Min Ha.
— ¡Dios! Estás volando en fiebre —exclamó asustada la enfermera luego de quitar el termómetro de la boca de la chica— Iré a buscar tus cosas y avisare al profesor que debes irte a tu casa.
No tenía clara conciencia del tiempo, la ahora alta fiebre le hacía entrar en un estado de somnolencia que la alejaba de la realidad. Sumado al dolor intenso de su labio y su corazón.
Luego de un rato ___ ya se encontraba en la espalda de su hermano.
— ¡¿Cómo demonios te hiciste eso en el labio?! —regañaba a la muchacha mientras caminaban de regreso a casa— ¿Acaso eres la novia del pavimento y le quisiste dar un beso?
La aludida no podía defenderse de las burlas -quizas reclamos de preocupación- de su hermano.
— La fiebre no baja —susurró con preocupación luego de tocar la frente de su hermana menor.
Hacia horas que seguía con la misma temperatura y no inportaba ciantas cosas hiciera, la fiebre seguía alta.
— Llamaré a mamá para que venga más temprano, yo tengo clases —anunció, pero antes de que pudiera salír en busca del teléfono la chica lo detuvo.
— No, no lo hagas —pidió con lo poco de fuerzas que tenia— Mamá no debe preocuparse, mucho menos papá.
— Entonces me quedaré yo.
— No —negó inmediatamente— Solo quiero que me dejes un cuenco con agua fría y un paño.
Jaehyun observó preocupado a su hermana, y si no hubiera sido por el hecho de que debía hacer una exposición se habría quedado al lado de su preciada hermana menor.
Luego de unas horas de tener el paño en su frente sentía que había logrado controlar en algo la alta temperatura de su cuerpo.
Se giró en su cama y tomó su móvil.
68 llamadas perdidas.
— Jodete —susurró al ver el causante de tantas llamadas. Jamás en su vida nadie le había llamado así. Ni siquiera la vez que salió sin avisar de casa y creyeron que se había escapado.
Era precisamente las 6:30 p.m cuando el timbre empezó a sonar insistentemente. Su hermano se había marchado hacia no más de una hora y la casa estaba completamente sola.
No iba a abrir.
Los toques cesaron por unos minutos y luego volvieron con más insistencia.
La fiebre seguía allí, quizás algo aminorada, pero la mantenía en una estado aletargado y torpe.
Salir de su habitación y bajar las escaleras fue toda una hazaña. Si no abría aquella puerta, la cabeza le explotaria por los insistentes y perturbadores toques.
Atravesó la sala como si caminara en un barco en medio de el océano, todo lo que veía la mareaba.
Los timbres y golpes en la puerta persistían.
Sacudió un poco su cabeza luego de tomar la perilla sin girarla aún, no quería verse tan fatal para quien sea que se encontrase del otro lado.
Y la abrió, siendo aquel rostro el último al que esperaba ver.
— ___, te fui a buscar a tu escuela, ¿no fuiste? ¿Estás enferma? ¡¿Cómo te hiciste eso en el labio?!.
Y ella le tiró la puerta con todas la pocas fuerzas que a ella llegaron luego sentir furia de solo verlo.
— ¡Largate! —le gritó desde el otro lado.
Jaemin pudo escuchar bien aquel pedido, pero muy difícilmente se daría por vencido.
— ___, perdóname —habló pegado a la puerta— ¿___?.
Tal vez ya no había nadie del otro lado.
Su pecho se aprisionaba y cada vez se sentía peor.
"Yo solo te quería a tí, solo quería tu atención, solo quería gustarte haciéndote olvidar a quien te gustaba".
Eso era lo que quería gritar Jaemin, pero en la situación en la que se encontraba, ella simplemente lo odiaria aún más.
La angustia no demoró en llegar.
¿Por qué tenía el labio roto?. Tal vez le había hecho algo en la escuela y muy probablemente él era el responsable.
Claramente ella no se encontraba saludable. Estaba totalmente pálida y sus labios lucian resecos.
Sentía cólera de si mismo. Impotencia. Solo quería cuidarla y terminó lastimandola más.
¿Qué cosas le habría dicho Mark?. Cuálquier cosa que haya sido, no debió ser buena.
En un momento quiso correr y romperle la cara pero no era justo.
Si había que señalar a algún cumpable por aquí, ese único era Jaemin, el Na Jaemin, ahora Na enamorado.
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¡Jelou beibis! ⭐⭐ Tengo muchas cosas que decir...
¡GRACIAS @IKBITINAITE POR LA BELLA PORTADA!
Y obviamente gracias a las chicas que se tomaron el trabajo de hacer la suya y mandarmela. Me rompió el corazón tener que elegir solo una ya que todas me encantaban.
Peeeroo.. Pienso hacer lo mismo con todas mis historias, así que las que quieran pueden mandarme su portada a este correo: rosad2921@gmail.com.
