—¿Y por qué se escapó si las cosas fueron así? —pregunté yo.

—¿Alguno de ustedes le iba a creer? —Todos negaron—, solo búsquenla y tráiganla pero no le hagan nada malo —pidió el anciano algo triste.

—Puedes estar tranquilo —le respondió Dean—, yo por mi parte no la buscaré porque mañana mismo me llevaré a mi esposa y a mis hijas lejos de acá —agarró mi mano sobre la mesa.

—Es peligroso —dijo el abuelo.

—Peligroso es dejar a mis hijas y a mi esposa con esa mujer —dijo Dean completamente serio—. Ya lo decidí abuelo y tu bien sabes que no me harás cambiar de opinión.

—¡Haz lo que quieras! —exclamó el abuelo colocándose de pie y chocando sus puños contra la mesa—. ¡Expondrás a tus hijas y a tu esposa a un grupo de sádicos por orgullo!

—¡No es por orgullo! —Gritó Dean—. Esa mujer es una amenaza y sabes que es así ¡Por su culpa casi asesinan a papá hace años y aún así la dejas entrar aquí sonriendo como si nada!

—¡Y por culpa de tu esposa casi te asesinan a ti! —Dijo señalándome—. ¡Por culpa de tu esposa mi hijo y los otros jefes debieron meterse a territorio enemigo para salvarlos!

—¡Basta ya! —prácticamente le exigió mi esposo.

—Acepto que Marta a cometido errores ¡Pero no la trates como si fuera la única persona en este planeta que ha cometido errores porque te recuerdo que tu esposa ha cometido peores!

Eso me devasta por completo, me levanto de la mesa y camino hacia las escaleras, sin ayuda de nadie e ignorando por completo el dolor en mi pelvis subo cada escalón, siento a Dean detrás de mí pero lo ignoro por completo, las niñas están dormidas y Meiling está frente al cuarto de ellas con la boca completamente abierta, Dean le dice algo pero no logro entender que, cuando entro a la habitación me cambio lo más rápido que el dolor me permite y cuando termino me acuesto sobre la cama, las lágrimas comienzan a caer una tras otra y cuando menos me doy cuenta la almohada está muy mojada por mis lágrimas, Dean está detrás de mi abrazándome con fuerza y diciéndome al oído que lo ignore pero no puedo, soy consciente de que cause problemas en la vida de Dean cuando aparecí pero que después de siete años el abuelo aun lo recuerde y lo saque en cara de esa forma es doloroso.

—Mañana temprano nos iremos cariño, lo prometo —alcancé a escucharle.

Cierro los ojos intentando calmarme, esto que siento no es bueno ni para mí ni para mi bebé, coloco mi mano sobre mi vientre y comienzo a normalizar mi respiración, poco a poco voy cayendo profunda y sin darme cuenta vuelvo a esa misma calle, con la misma ropa, pero no hay autos, no hay nada, solo yo ahí, completamente sola.

Comienzo a moverme para intentar despegarme del suelo pero no lo estoy logrando, escucho de lejos la voz de Dean pero no sé de donde viene, de la nada él aparece al otro lado de la calle y me mira, sus ojos están llenos de lágrimas y sus hombros están caídos como si estuviera agotado, una luz lo ilumina y veo al mismo auto que está parado al final de la calle, en el momento en que el auto comienza a andar intento gritarle a Dean para que se mueva pero nada sale de mi boca, él sigue llorando y no deja de mirarme, el auto se acerca más y más a él y yo trato con todas mis fuerzas de moverme pero no lo logro, en el momento en que el auto toca su cuerpo cierro los ojos con fuerza, cuando los abro ya no estoy en la calle, estoy en la habitación con un Dean extremadamente preocupado mirándome.

—Cariño... ¿Estás bien? —preguntó mientras me retira el cabello del rostro.

Mi cabello está completamente empapado de sudor y se me dificulta un poco el respirar, Dean me mira esperando una respuesta pero yo estoy algo impactada, me acerco más a su cuerpo para abrazarlo.

—Cariño, me asustas... —susurró él acariciando mi cabeza.

—Tuve una pesadilla —respondí recuperando el aliento—. Fue horrible.

—¿Quieres que te traiga agua o algo?

—No, no cariño, no te preocupes —dije alejándome de él un poco para mirarlo—. ¿Qué hora es?

Dean gira su cabeza y mira el pequeño reloj que está sobre la mesa de noche.

—Las cuatro de la mañana ¿Crees que puedas seguir durmiendo? —preguntó mientras nos acostamos de nuevo, yo sobre su pecho y él rodeándome con su brazo.

—Sinceramente... no.

—¿Quieres ver películas? —preguntó mirándome.

—¡Me encantaría! Hace mucho no lo hacemos —dije dándole un rápido beso.

Él se estira un poco para agarrar el control y enciende el televisor, coloca una película de acción que no recuerdo bien el nombre y así pasamos toda la madrugada, a las ocho de la mañana las niñas se levantan y pasamos de ver películas de acción a ver Buscando a Dory, a las diez ya estamos terminando de desayunar para irnos, yo termino de empacar todo lo que esta en el baño cuando escucho a Dean llamándome.

—Cariño ¿Dónde está el arma? —preguntó revisando el ultimo cajón de la mesa de noche.

fuertes lazos Where stories live. Discover now