Capítulo 59

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Lauren POV

Me estaban pidiendo que finja que no había pasado nada. ¿Cómo podría hacerlo? Está claro que no me van a creer. Además, tampoco quiero robarles dinero a mis padres. Pero si no lo hago les harán daño a ellos y al resto de las personas que me importan. Tampoco quieren que esté con Camila cuando me suelten. Piensan que le diré algo, aunque en eso tienen razón. Si fuera por mi, iría corriendo hasta donde ella se encuentre a contarle todo.

Me han presentado a una chica que hará más creíble mi mentira. Tendré que decir que me fui con ella unos días a una casa de la playa que habíamos alquilado, y que no tenía el móvil para avisarles. Y diré que dejé el coche ahí porque ella me vino a buscar de improviso y nos fuimos sin más, pensando por el camino que haríamos. Pero que cuando salí de mi coche, me di con la puerta y que eso me hizo sangrar un poco. No sé cómo se van a creer todo eso.

— ¿Estás lista? Ya sabes todo lo que tienes que decir —dijo Taylor, la chica que será mi cuartada.

— Sí, ¿nos vamos? —pregunté levantándome de silla en la que llevaba una semana sentada. La venda me la quitaron el día anterior para explicarme que tenía que hacer a partir de ahora. Y no podía intentar escapar porque tenía un arma apuntándome en la cabeza.

— Tenemos que hablar primero con Jack —dijo sacándome de aquella habitación en la que había estado encerrada.

Miraba a mi alrededor mientras Taylor iba detrás de mi. Estaba en una casa. Seguramente alejada de la ciudad. No tenía casi decoración. Solo lo justo y necesario.

Bajamos por las escaleras que daban al piso de abajo y llegamos hasta el salón de la casa, donde se encontraba Jack sentado en un sillón y tres guardaespaldas armados a su lado.

— Sentaros —dijo Jack con un puro entre sus dedos.

Taylor me hizo sentar en el sofá que se encontraba frente a Miller, y ella se sentó a mi lado.

— Espero que sigas el plan sin ningún cambio, pequeña Jauregui —dijo mirándome fijamente —. Porque no creo que quieras que le pase algo a tu familia.

Me quedé en silencio. Si pudiera le partiría la cara, pero me es imposible en esta situación.

— Quiero que consigas el dinero cuanto antes. Y si no lo haces, ya sabes lo que pasará —dijo levantándose del sillón —. Ya podéis iros.

— Vamos —susurró Swift en bajo, haciendo que me levantara del sofá.

Salimos de aquella casa. No sabía donde estábamos. Alrededor no había nada. Solo bosque.

Uno de los guardaespaldas de Miller nos acompañó. Esta vez iba delante de Taylor para que la siquiera, y el guardaespaldas detrás de mi.

Llegamos a la carretera donde estaba aparcado un coche negro. Nos subimos en el y nos fuimos de aquel lugar.

Diría que después de una hora de camino más o menos llegamos a la ciudad. No nos adentramos en ella porque el guardaespaldas aparcó y se bajó haciéndole un pequeño gesto con la cabeza a Taylor.

— Ponte en el asiento del copiloto —me ordenó Taylor y eso hice.

Vi cómo el guardaespaldas se subió en un coche negro que había a unos metros del nuestro.

Taylor se puso en el asiento del conductor y puso ella marcha el coche.

— Ahora vamos a tu casa —dijo conduciendo en direcciion a ella.

Quería verlos. Los echaba tanto de menos. Pero saber que tenía que mentirles me hacía sentir muy mal. Además, que no sé si me creerán. Si no sale todo como ha planeado Miller, les hará algo a ellos y a mi también. Eso me aterra. No quiero que le pase nada a nadie.

Veía como íbamos llegando a mi casa y me empezaba a poner muy nerviosa y ansiosa. Quería llegar ya, pero al mismo tiempo no.

— Tranquila —dijo Taylor mirándome por un segundo —. Tienes que estar los para que todo salga bien y que no noten nada.

— Lo sé —dije con un suspiro mirando por la ventana.

Llegamos a mi casa unos minutos después. Taylor aparcó en la entrada y nos quedamos sin movernos unos segundos.

— Cuando estés preparada, nos bajamos —dijo Swift con su expresión serena.

Me tranquilicé y repetí en mi mente todo lo que tenía que decir. Desabroché el cinturón de seguridad y miré a Taylor.

— Estoy preparada —dije seguro de mis palabras.

— Perfecto —dijo Taylor desabrochándose también el cinturón de seguridad.

Salimos del coche y caminamos hasta la puerta de mi casa. Nos miramos brevemente y toqué el timbre. Las llaves se me había olvidado ese día en casa.

Pasaron unos segundos antes de que mi madre abriera la puerta.

— ¡Lauren! —exclamó mi madre abalanzándose sobre mi y envolviéndome en un abrazo. Tuve ganas de llorar en ese momento, pero tenía que mantenerme fuerte y tranquila.

— ¿Me has echado de menos? —pregunté con una pequeña risa cuando nos separamos.

— Por supuesto —se puso las manos en la cara muy alterada como si no se creyera que estuviera ahí —. Pero, ¿dónde has estado?

— Te lo contaré después —dije con una sonrisa fingida.

— Voy avisarles a tu padre y a tus hermanos. Hay que llamar a la policía también —dijo a punto de irse corriendo dentro de la casa, pero la detuve a tiempo.

— ¿A la policía? —pregunté como si no lo entendiera —. Tranquilízate, mamá. Respira.

— ¿Cómo quieres que me tranquilice? —preguntó aun alterada.

En ese momento se dio cuenta de la presencia de alguien más a mi lado y me miró confundida.

— Ella es Taylor, mamá —presenté a Swift —. Taylor ella es mi madre, Clara.

— Es un gusto conocerla, señora Jauregui —dijo educadamente Taylor.

— Puedes llamarme Clara —dijo aún confusa mi madre.

— ¿Nos dejas pasar, mamá? —dije con una sonrisa y ella asintió con el ceño fruncido.

Entramos en casa y fuimos al salón. Antes de que pudiéramos sentarnos en uno de los sofás, mi padre apareció bajando las escaleras que daban al piso de arriba.

La misma reacción de mi madre la tuvo mi padre. Los dos estaban muy confusos y alterados. Iba a costar explicarles lo que suspuestamente habíamos estado haciendo durante una semana, y más aún esperar a que nos creyesen.

Loving You Despite The Obstacles | CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora