—Ya mejor, por favor dígame que sucedió —le pedí.

—Bueno, según lo que me contó su acompañante usted venía sintiéndose mal desde hacia unas semanas ¿Cuándo le tocaba el próximo chequeo?

—La próxima semana —dije rápidamente.

—Señora Harris usted está desarrollando preeclampsia.

Un silencio baño todo el cubículo.

—¿Preeclampsia?—preguntó la señora Aura algo confundida.

—Es una condición que se da en el embarazo que afecta su presión arterial, se eleva demasiado y eso puede ser perjudicial para el bebé.

Mi suegra suelta un gemido de sorpresa pero yo no sé que responder, estoy demasiado impactada como para organizar palabras.

—¿Y qué podemos hacer ahora? —preguntó ella al ver que yo no decía nada.

—Le daremos medicamentos hasta que su presión mejore, cuando vuelva a su estado normal se podrá ir, pero eso sí, tendrá que guardar extremo reposo, solo levantarse cuando sea de verdad necesario y tener mucho cuidado con lo que come, tomará más medicamentos para controlar la presión y suplementos para el bebé, evite sustos o situaciones que la coloquen nerviosa o que hagan que su presión suba, es lo mejor que le puedo recomendar.

—¿Cuánto tiempo se quedara? —pregunto la señora Aura tratando de anotar los cuidados en su teléfono.

—Hasta que su presión baje.

—Gracias doctor —fue lo único que pude decir.

El doctor se retira y en ese momento que tengo que hablar con la mamá de Dean acerca de como arreglaremos esta situación.

—No puedes quedarte en casa, por el bien de mi nieto —dijo ella sentándose a mi lado—. Será mejor que te lleven a la finca lo antes posible.

—¿Y las niñas? No puedo dejarlas —pregunté rápidamente.

—Entonces te vas con ellas pequeña, llamaré a Meiling para que las prepare y Meiling se ira contigo también, no quiero exponer tu vida ni la de tu bebé.

—Creo que a Dean no le gustará la idea —dije intentando sonreír.

—Eso no me importa en lo mas mínimo, es la vida de su esposa y de su hijo, tendrá que tragarse esa impaciencia que tiene y aceptarlo —dijo sacando su teléfono.

Mientras ella habla con Meiling mis ojos están cerrándose por los medicamentos, estoy a punto de caer rendida cuando la puerta se abre de golpe y un Dean que apenas puede respirar por haber corrido tanto aparece.

—Cariño —jadeó tratando de recuperar aire —como... ¿Cómo estás? —preguntó respirando con dificultad.

—Siéntate Dean, tenemos que hablar muy seriamente —le ordenó la señora Aura mirándolo.

Dean se coloca en alerta en seguida y se sienta junto a mí no sin antes darme un beso en la frente, su madre le explica la situación y lo que tenemos que hacer para que el bebé este bien y como lo esperaba se opuso rotundamente.

—Así que si no quieres que tu hijo o sea mi nieto se muera más te vale que no te pongas intenso y aceptes que tu esposa tiene que irse a un lugar tranquilo por un tiempo hasta que el bebé esté listo para nacer —dijo la mujer terminando su discurso.

—Entonces ¿Quieres que me pierda el embarazo de mi esposa? —preguntó él un poco conmocionado.

—No puedes dejar el negocio, cariño y menos ahora que hay competencia y problemas, necesitas estar aquí —dije tratando de conciliar las cosas con él.

—Debes estar aquí —dijo su madre.

—¡No! Yo debo estar con mi esposa y mi hijo.

—¡Dean! —Gritó su madre  un poco cansada—. Si quieres la vas a visitar todo lo que quieras pero sabes bien que tu padre te necesita acá y ella necesita alejarse para que el bebé nazca sano, punto, no hay discusión.

Dean comienza a hacer pucheros mientras piensa que hacer.

—Está bien, pero no quiero límites para visitarte —dijo mirándome—, y apenas te sientas mal me llamarás ¿Con quién se quedará? —preguntó dirigiéndose a su madre.

—Con tu abuelo y con Meiling —le contesto la señora Aura mas relajada—. Ya los contacté y aceptaron.

—¿Y las niñas?

—Se irán con ella.

—¿Mis hijas? ¿Con mi abuelo? ¿Juntos? Imposible —protestó Dean cruzando los brazos sobre su pecho.

—No seas necio, muchacho —la señora Aura puso los ojos en blanco, yo tambien crei que habíamos avanzado algo—. Apenas cumplirán ocho años, él no les hará lo que me hizo a mí.

—¡Y esa es otra cosa! Nunca he pasado el cumpleaños de mis hijas lejos de ellas.

—Puedes ir ese día, pero sabes que si vas mucho las vas a exponer —definitivamente la señora Aura está perdiendo la paciencia —. Es por el bien de ella y del bebé, Dean ¿O acaso quieres que esto se ponga peor y tengas que elegir entre tu hijo o tu esposa?

—No, no quiero —respondió él resignándose por fin.

—Entonces no hay más discusión, hablaré con algún funcionario para trasladarla en ambulancia y disimular más, tu aprovecha el tiempo con tu esposa, ya Meiling está empacando las cosas de las niñas y tu abuelo ya tiene lista la finca —dijo la mujer saliendo de la habitación—. y nada de hacerla alterar —lo señaló con el dedo en forma de advertencia.

fuertes lazos Où les histoires vivent. Découvrez maintenant