Paso a paso

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Mientras la hora de la cena llegaba, me comprometí a arreglar una de las tantas habitaciones que tiene el Palacio de Atena donde finalmente dormiré con Saga. Por ahora, estábamos descansando separados, algo que no corresponde para una reciente pareja de novios. Marin de Águila es quien tuvo la voluntad de ayudarme con algunas tareas, principalmente en la parte de decoración. Mientras Saga salió en busca de su hermano Kanon, quien se encontraba socializando por ahí con algunas de las doncellas del Santuario… En medio de los quehaceres, Marin me cuenta una anécdota un tanto rara de Seiya.

- Saori. Hace un rato, Seiya estuvo hablando conmigo sobre tí y Saga. Al parecer, no le terminó de caer bien la noticia de ambos.

- Lastimosamente lo sospechaba. ¿Qué es lo que tengo que hacer en una situación como esta? Desde que me enteré que soy una diosa, siempre me he esforzado para hacer sentir bien a mi entorno, pero siento que ya algo cambió. Voy a ser un poco egoísta y tratar de colocar por primera vez mi felicidad en primer lugar.

- Excelente decisión señora Saori, pero yo no considero que eso se relacione con egoísmo. Pienso que Seiya es así, tiene carácter y es impulsivo, en eso ustedes son parecidos, y lo sabés. Quizás el se sienta algo receloso por Saga, Y eso le hace ignorar inconscientemente lo que ya todos sabemos, me refiero al demonio que habitó en su cuerpo por trece años. Él ha estado a tu lado desde el inicio, a lo mejor también se siente menospreciado por eso.

- Creo que hablaré con él al respecto. Me sentiría triste si se siente de esa manera, pero tampoco quiero renunciar al amor tan grande que siento por el geminiano.

- Me parece que se está tomando muchas molestias Atena. Seiya tiene ese modo de ser, pero también es un niño. No se preocupe, ya se le pasará. Confíe en mí.

- Espero y sea así. Gracias, Marin. Nuevamente me has aconsejado y me has ayudado también en mis labores. Eres una buena amiga.

Tomo las manos de la Amazona de Plata firmemente como un claro gesto de agradecimiento. Finalizadas mis actividades, la noche llegó para dar inicio al festín acompañada de todos mis leales Santos. Después de recibir numerosas felicitaciones departe de todos los presentes, al fin ya era hora de descansar.

Conduje a Saga de la mano a estrenar nuestra nueva recámara. Creo que la mayoría de las mujeres en algún momento pasamos por esta situación: esa mezcla de sensaciones por dormir con tu novio por primera vez. Por suerte, a Saga no le hace falta vestir su reluciente Cloth de Oro para ser un caballero en todo el término de la palabra.

- ¿Qué tal? ¿qué te parece?

- No hay dudas. Lo que más me agrada de ti Saori, es que te comprometes a hacer todo lo que te propongas. Eres independiente, piensas en todo y en todos. Y eso es maravilloso.

- Quizás es algo muy instalado en mí ya. Antes de ser una diosa yo era una empresaria, la responsable del gran imperio Kido. Heredar eso de mi abuelo adoptivo me hizo adquirir algunos dones que aplico diariamente. Siempre lo dije: quiero ser alguien común y corriente, que haga justamente cosas comunes y corrientes.

- ¡Que inquieta, mi linda dama! Respecto a lo nuestro, no te sientas presionada a hacer cosas de las que todavía no estás lista. Quiero que ahora te relajes y estés tranquila. La idea es que si pasa algo mas entre nosotros, que sea porque ambos queremos que sea así... ¿de acuerdo? Dejemos al tiempo hacer lo suyo. Vayamos a dormir.

Agradecí tanto a la vida cuando Saga dijo todo eso. Toda mi vida he sido una diosa virgen, no tenía la más mínima idea de como entablar ese tema con él. Me alegra que sea un hombre tan bueno y comprensivo.

Cada día me convenzo más de que mi elección y proceder ante él fueron correctas. No hay dudas de que este señor es el hombre de mi vida.

Saori Kido - Relato de una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora