Estrategia

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Dejé las lágrimas a un lado y decidí enfrentarme con todo al malvado Hades. Después de seguir el rastro de su cosmos y encontrarme con él en Judesca, me encargué de liberar a Shun de Andrómeda del malvado dios. Seguidamente, partí hacia el Elíseo, dejándome atrapar en una clara jugada a propósito por Hypnos, dios del sueño. Sabía bien que Hades iría en busca de su auténtico cuerpo y tenía que seguirlo de alguna forma. Shun ya no le resultaba, es decir, él fue tocado y bendecido por mi sangre divina y no podía volver a ser su receptáculo... El dios de los muertos no iba a rendirse fácilmente.

Por medio de mi poder, los 12 caballeros dorados reaparecieron frente al Muro de los Lamentos y se las arreglaron para destruirlo, aunque ello implicara que todos pierdan la vida nuevamente. A costa de eso cumplieron su objetivo y permitieron así el paso de mis Santos de Bronce hacía aquí.

En esa ocasión, recuerdo que se me congeló el corazón. No tenía otra cosa en mente, el momento decisivo se aproximaba con prisa, estaba 100% enfocada en triunfar. No podía permitir tener la más mínima distracción, pues se trataba de cumplir con mi mayor responsabilidad: proteger el mundo.

No ha sido fácil para mí el sacrificio de los 12 Santos de Oro. Pero cada vez que sentía pequeños ápices de dolor, recordaba las palabras de Shaka como una terapia, y eso fue lo que me permitió seguir firmemente en mi labor.

Y entonces... la hora de la batalla decisiva llegó. En todo momento estuve consciente de lo que pasaba a mis alrededores, por más que fingía estar desmayada en la vasija. Por ello, me liberé con pasión y con mi armadura divina reaparecí para pelear frente al auténtico Hades.

Saori Kido - Relato de una diosaWhere stories live. Discover now