Júbilo

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Convoqué a una nueva junta en el recinto de Atena para darles la noticia más actual a todos mis Santos de Oro. Unos se mostraron alegres y optimistas por mis palabras, mientras que otros ya no tanto por la novedad de Saga como Patriarca. Un ejemplo de ello fueron Milo y Aioria. Soy una diosa, por más que quieran disimular su malestar, yo lo veo todo.

Escorpio y Leo ¿podrían compartir un momento conmigo por favor? Necesito platicar con ustedes a solas.

Claro, señorita.

Mientras Saga se quedó con su hermano y el resto de los Santos hablando en la cámara de Atena, en las afueras, en ese bello balcón con vista al mar Egeo, los flamantes Santos de Oro de Leo y Escorpio me acompañaron cordialmente.

Ya estamos solos. Usted nos dirá señora Atena.

Santos. He percibido cierta sensación de malestar provenientes de ustedes con mi decisión, lo único que quiero saber es porque se sienten de esa manera. No me agrada que se guarden sus emociones, no hagan eso conmigo por favor. Si necesitan hablarme pueden hacerlo ahora... yo quiero que todos convivamos felices.

Aioria contesta ante la mirada sugestiva de Milo.

— Bueno... una parte de mi corazón pensó que ya había superado el incidente de Saga en este Santuario. Cuando lo vi hace unos instantes con la túnica del Patriarca, esos tormentos oscuros del pasado me empezaron a invadir nuevamente. Su rebelión, la muerte temprana de mi hermano Aioros y de muchos Santos más... Lo siento, es algo imposible de evitar. Le ruego que disculpe mi resentimiento. Él me lastimó demasiado.

¿Puedo preguntarte de qué forma Saga te lastimó?

— Como le dije anteriormente mi señora, además de matar a mi hermano a temprana edad, provocando que mi niñez fuera difícil... En la batalla de los doce templos, me asestó una técnica horrible para que vaya en contra de los Santos de Bronce. Si no fuese por el sacrificio de otra persona ajena al combate que tuvimos Seiya y yo en aquel entonces, probablemente el Pegaso hubiera tenido una muerte atroz. Esa es la causa.

Entiendo, pero también te diré algo más: ¿cómo te sentirías si yo misma te dijera que todo lo que ha hecho Saga ha sido en contra de su voluntad? Alguien más tuvo la culpa de su destino maldito.

— No comprendo, ¿qué es lo que quiere decir? ¿que el comportamiento nefasto que tenía fue gracias a otra persona?

Aioria, por favor, no quiero entrar en detalles ni mucho menos justificarlo, pero gracias a esa rebelión de la que tú hablas, he comprobado realmente quien estaba de mi lado y quien no. Te contaré algo al respecto sobre eso: antes de regresar al Santuario, me he topado con Santos de Plata que se percataron de que yo era Atena, y aún así me atacaron igual... eso me provocó mucha tristeza. Mi vida realmente corrió mucho peligro durante ese lapso, lo admito. Pero aún así, para mi fue necesario pasar por ese riesgo. Y Saga, es el que más ha sufrido esa etapa y hasta me atrevo a decir que la sufrió más que tú y yo... ¿entiendes? No lo tomes personal. Todo lo sucedido nos ha afectado por igual...

Milo rompe su silencio y también empieza a dar su versión de los hechos.

Señorita, le confieso que al principio pensé que este tema de Saga ha sido un capricho personal suyo, pero me di cuenta que no era tan así al ver la llegada de Kanon. Yo tenía mucho rencor hacia él también por el mismo motivo... Es tal como dice Aioria, no es algo fácil de olvidar lo que sucedió, pero igualmente tengo fe en sus palabras, y sé que jamás tomaría una decisión en vano. La amamos y confiamos mucho en usted. Disculpe por favor nuestra ignorancia y descortesía.

Escuchar decir a Milo 'este tema de Saga ha sido un capricho personal suyo' me envolvió en una nube de incertidumbre. ¿Mis actos serán tan así de predecibles? He quedado sorprendida con su sentido de la intuición, pues el Santo de Escorpio está en lo cierto. Seguí normalmente mi conversación con él hasta concluirla.

Este Santuario estuvo sumergido en tinieblas por trece largos años. Sólo el cambio en sus corazones dejará esos rencores atrás. Y siempre un descargo hace bien. Les agradezco haber compartido esta charla conmigo y sobre todo, que me hayan comprendido caballeros. Si me disculpan, me retiro.

De vuelta en los recintos de Atena, veo que todos mis Santos estaban alegres, charlando, murmurando y riéndose a carcajadas, algo así como si fuesen amigos de toda una vida. Mis ojos buscaron llorar... sólo me quedaba unirme y reír con ellos. Salió de mí una sonrisa radiante, estaba feliz. Muy feliz.

Saori Kido - Relato de una diosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora