Paz y alegría

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Después de una despedida abrupta con mis Santos de Bronce, al fin tomamos el camino de regreso a Grecia. Ya llegada al Santuario, le comuniqué a todos mis Santos dorados los planes que tenía en mente y todos los viajes programados por realizar. Ellos han aceptado con mucha alegría mi decisión, y diciéndome que les parecía hermoso lo que tenía en mente.

Uno de ellos, Shura de Capricornio, se acerca para desearme personalmente buen viaje e intercambia unas palabras con el geminiano, quien atentamente le escuchaba:

Saga, te encomendamos a nuestra querida Atena. Cuida mucho de ella, por favor.

— Así será. Pueden quedarse todos tranquilos, no le quitaré el ojo de encima.

Así fue como poco a poco comenzamos a visitar todos los continentes. Encendí mi cosmos y el brillo de mi báculo dorado empezaba a iluminar poco a poco todas las almas que habitan este mundo. Cada lugar, cada ser humano, cada paisaje... todo lo que pasé en mis anteriores guerras ha valido la pena al ver la paz y el amor que abundaba en el aire. Ese amor que me llevó a luchar por ellos hasta el final. Llena de regocijo, enlazo mi brazo junto al de Saga, él me mira y yo le dije:

Este es el fruto por el cual luchamos tanto... Jamás me arrepentiré de todo el sacrificio que tuvimos que aguantar y soportar para conseguirlo.

Saga me mira e irradia una enorme sonrisa. Entre el griterío de las muchedumbres, también les hablamos un poco a la población -como generalmente hicimos en todos lados- de los Santos de Atena. Ellos también se merecían un alto reconocimiento, y ante miles de miradas atentas y curiosas, di comienzo a mi pequeño discurso:

Todas las luchas a lo largo de mi vida jamás las he hecho en soledad. Gracias a unas personas con un espíritu heroico intachable, que me acompañaron en mis batallas sin descanso, hemos podido hacer frente a la maldad que azotó nuestro mundo. Dioses como Poseidón y Hades, han querido tomar por la fuerza la Tierra provocando una serie de eventos catastróficos. Poseidón, rey del mar, quiso inundar el planeta embraveciendo el océano y provocando fuertes lluvias. Hades, rey de los muertos, forzó un Gran Eclipse para que la luz del Sol jamás vuelva a tocar la Tierra y así, ponerle fin a la humanidad. Con mis Santos estuvimos siempre al frente para impedir y echar por la borda todos sus planes... atrás ya han quedado esos enfrentamientos sangrientos. Hoy, quiero celebrar con ustedes nuestro éxito y decirles también que llevo muy en lo profundo de mi corazón a mis Santos caídos en la guerra.

Era imposible que no me emocionara ni que mis ojos no se humedecieran. Por suerte, Saga ha estado conmigo para contenerme. Poco a poco, él se va robando mi frágil corazón...

— ¿Hago bien en enamorarme así? No lo sé, pero hay algo de lo que sí estoy segura: mis sentimientos son puros y sinceros. Quizá por vergüenza o un poco de orgullo él tarde en saberlo, pero lo sabrá... Algún día.

Saori Kido - Relato de una diosaWhere stories live. Discover now