Parte 77

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Al parecer, al rey Maximiliano le habían dado el alta en el hospital bajo prescripción médica de guardar absoluto reposo durante unos días, por lo que esa era la razón de que la dama brujil estuviera escupiendo veneno de regreso en palacio. Qué pronto se le había olvidado que su marido estaba vivo gracias a mi intervención. ¡Ojo! No es que quisiera que me lo agradecieran o me echaran flores, lo habría hecho igual aunque hubiera sido ella la que estuviera en su situación en un momento dado, —aunque igual no con tanto ahínco ahora que lo pienso —, la cuestión es que mi breve instante de felicidad pensando que al menos aquella mujer me daría tregua hasta que me marchara de allí, se había disipado tan rápido como una gota en el desierto del Sahara "Un visto y no visto" en toda regla.

«Y pensar que me iba a dar las gracias... ¡Ja! Será en otra vida porque en esta me puedo morir del asco esperando»

Encima me acusaba de drogar a su hijo... ¡Yo! Que ni recordaba lo que había pasado esa noche. Por qué no le habría drogado sin querer, ¿verdad?, ¡Mierda!, ¡Esperaba que no por dios! No recordaba nada de aquella noche, seguía teniendo esa laguna mental que se pierde en mis recuerdos en el momento en el que estaba en aquella discoteca junto a Bohdan, rodeados por sus amigos y... se pierde el recuerdo completamente.

¿No se suponía que debía recordar algo más? Ahora que lo pensaba sí, bebió bastante, pero no era la primera vez que se bebía hasta la mismísima agua de las plantas prácticamente y recordaba lo que sucedía al día siguiente.

«Tal vez el alcohol estadounidense sea más fuerte y por me dejó k.o»

Fuera como fuese, solo esperaba que "la reina madre" solo hubiera dicho aquello en plan amenaza, pero que en realidad fuera solamente una estratagema más para darle miedo y que saliera huyendo de allí por patas.

Si lo analizaba fríamente tampoco es que fuera muy loco que esa mujer pensara aquello o tuviera la osadía de recriminarselo en su cara. Total, era más que evidente que no la tragaba, de hecho la quería escupir tan lejos como pudiera, aunque Bohdan había estado fino en ponerla en su sitio para su sorpresa y más aún, el hecho de que él no creyera que le habría drogado, incluso sin tener el mínimo atisbo de duda le hizo creer que a pesar de todo, había llegado al punto de confianza suficiente para creer que no haría algo así.

Porque ella no haría algo así ni borracha, ¿no?. ¡Joder! Esa mujer había conseguido que dudara hasta de sí misma... ¡Sí que era buena siendo una bruja la jodía, solo le faltaba volar! Al menos le quedaba el consuelo de que su aprendiz "la muñeca maldita de Anabelle" era una simple cacatúa sin plumas.

Y precisamente a ésta última tuvo que aguantar durante el desayuno, donde su evidente emoción de que Bohdan estuviera presente era el principal motivo de que esos labios hinchados que parecían dos salchicas mal puestas, formaran una sonrisa.

—No lo creo Anabelle, los padres de Celeste vendrán en esa fecha —terció Bohdan capturando mi atención que hasta el momento había colocado mi antena en otra parte para desconectar de tanta absurdez inútil junta como decía aquella mujer.

¿A quién carajos le importaba que en no se qué sitio pijo de no se cuál ciudad, se tomaban los mejores cockteles que jamás había probado? Esta tía había superado el límite de la imbecilidad hasta llenar el cupo y como lo había traspasado tanto, parecía uno de esos robot de muñecas hinchables que estaban inventando los japoneses.

«Bueno, miento... hasta un robot tendrá más sesos que este palo con tetas y dos ojos»

—¿Vendrán sus padres? —exclamó la rubia que no era oxigenada pero que seguro que su pelo natural precisamente no era, si me apuras, ni las uñas de los pies eran naturales en esa muñeca infernal.

—Si, yo mismo les invité a venir —contestó Bohdan para mi asombro, aunque era la pura realidad puesto que yo no hice nada, lo hizo él solito.

—¿Y tu madre está de acuerdo en eso? —gimió con evidente consternación la cacatúa sin plumas.

Pude fijarme en sus nudillos blancos por apretar con fuerza los cubiertos.

—Son mis invitados y no creo que deba pedir permiso a la reina para ello —confirmó Bohdan.

«Ahora vas y lo cascas palillo con tetas» quise gritarle en su cara.

—Pues a mí no me parece correcto que unos completos desconocidos vengan a este lugar sin tener idea de si son delincuentes —dijo tan fresca la tía con esas salchichas por labios que apretaba uno contra el otro denotando su antipatía.

«¡Ay que grima da con solo verla!»

—A mi tampoco me parece correcto cada vez abres la boca porque sube el pan y no me quejo —respondí sin más.

Lo siento... de mi podrá decir lo que quiera, pero con mis padres no paso ni una miajita chica.

—¿Qué? —exclamó abriendo la boca atónita.

—Que será mejor que te dediques a ver el tiempo, así tendrás algo interesante que decir en una conversación —recalqué.

—¡Cómo te atreves! —gritó amenazándome con el cuchillo—. ¡Bohdan!, ¡Tú has escuchado cómo me ha insultado! —añadió para que éste la defendiera.

—Creo que tu lo hiciste primero Anabelle —contestó Bohdan en un tono que casi juraría que le costaba reprimir una carcajada, ¿Le había hecho gracia?

Menos mal que en aquella mesa no estaba la reina piruja con su escoba o me arrea fuerte con viento fresco para defender a su "nuera perfecta".

—¿Yo? —exclamó poniendo esos morros en forma de circulo con tanto victimismo que daban nauseas.

—Creo que no estás en disposición de hablar de personas que desconoces, menos aún si tienes en cuenta que son la familia de mi prometida —contestó en un tono serio Bohdan para dar firmeza a sus palabras.

—¡Ella no es tu prometida realmente! —exclamó airada.

—Eso es cierto —afirmó y se me encogió el corazón al escucharle afirmar aquello que solo significaba que el fin estaba cerca—. Es mi esposa.

«¡En tu cara so payasa!» gritó una mini celeste que estaba bailando sevillanas diminutamente en mi cerebro. Hasta podía visualizar a mi mini-yo en la sala de control diciendo "olé con olé con olé con olé".

¡Pero qué ganas de comerme a besos a este hombre me estaban entrando!

—Según tengo entendido, será por poco tiempo ¿no? Hasta que la prensa se calme y todo este lío se arregle —contestó el palo amargado fingiendo que no le había dolido la respuesta.

—Independientemente del tiempo que sea, no creo que ese asunto sea de tu incumbencia Anabelle —contestó Bohdan antes de darle un último sorbo al café y dejar su servilleta sobre la mesa—. Me marcho, debo discutir unos asuntos en privado con la reina.

Todas observamos como Bohdan abandonaba aquel campo de batalla en silencio y el palillo tetudo me observaba fijamente.

A ver con qué santísima estupidez venía ahora... cómo vuelva a decir que Bohdan es suyo, la tiro por la ventana y le ahorro al mundo un sufrimiento menos.

Oh, Oh, Oh ¿Soy yo? ¿O Bohdan no deja claro que haya divorcio?

Oh, Oh, Oh ¿Soy yo? ¿O Bohdan no deja claro que haya divorcio?

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De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora