Parte 62

208K 24.6K 1.4K
                                    

Antes de que me diera cuenta había corrido hasta nuestro lado como una loca posesa «Ni que Bohdan se fuera a esfumar con el viento fresco, vaya» pero me imaginaba la razón que cara de aceituna amargá —la apodé así por la cara de asco que siempre p...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Antes de que me diera cuenta había corrido hasta nuestro lado como una loca posesa «Ni que Bohdan se fuera a esfumar con el viento fresco, vaya» pero me imaginaba la razón que cara de aceituna amargá —la apodé así por la cara de asco que siempre pone a todo —, que tenía por prima se daba prisa por llegar hasta nosotros o más bien hasta MI principe —recalco el "mi" para que quede bien clarito a la aceituna amargá—.

Tengo muchos primos y aunque no con todos me llevo especialmente bien, únicamente no soporto a tres; Olivia:la aceituna amargá aquí presente, Mercedes: la cara caballo y Vanessa, la lagartona de ojos saltones. A la última la soporto porque fue la que se quedó preñá de mi ex al mes de dejarlo —si, obvie decir que a la que dejó embarazada era a mi prima—.

—¡Hola guapetón! —exclamó la aceituna amargá de pronto haciéndome que volviera a la realidad.

«¿Guapetón?» No si cuando yo os digo que es un zorrón, es porque lo es.

En ese momento descubrí que bajaba alguien más por aquella escalera. No si... éramos pocos y parió la abuela. Aunque supuse que probablemente, si el zorrón de mi prima estaba allí era porque habría quedado con alguien, o mejor dicho un tío.

—¿Olivia? —exclamó entonces una voz masculina y le reconocí.

«Ay mi madreeeeeeeeeeeeee, ay mi madreeeeeeeeeeeeeeee, ay mi madreeeeeeeee» comencé a maldecir... aunque realidad igual era algo bueno según como se mire.

—¡Oh! —la oí exclamar y me imaginé que su cara pasó a ser blanca nuclear a pesar de no verla—. ¡Espera!, ¡No bajes! —gritó alarmada, pero ya era tarde... no debió escuchar las voces y como no se veía ni tres en un burro, de pronto estaba allí.

¡La aceituna amargá tiene una aventura con el marido de la lagartona! Es decir, de mi ex, mi primer novio... ¡Que fuerte, que fuerte, que fuerte!

—Vaya... —mencionó al vernos con la poca luz que emitía la pantalla del móvil de mi prima Olivia.

—Ramón y yo habíamo quedao porque quiere dale una sopresa a la Merce... por su aniversario... —comenzó a balbucear mi prima a toda prisa—. ¿Verdá? —exclamó como si necesitara que ratificara su excusa.

—Si, si —afirmó convencido.

«Ya claro... y yo me he caído de un pino» susurré para mis adentros. «Ahórcate en un bonsái si crees que me voy a tragar que vas de buena samaritana»

—Muy bien, entonces os dejamos pensar aquí en la oscuridad bajo las estrellas sobre cuál es el regalo perfecto para tu mujer —ironicé mientras estiraba de la mano de Bohdan para irnos.

—No ase farta que os vayái —dijo de pronto la petarda de turno—, seguro que nos podemo tomá argo, ¿Verdá? —exclamó mirando a Bohdan que permanecía callado todo el tiempo.

—Solo habla alemán —mentí a medias, pero me regodeé en hacerlo.

«A ver como te haces entender "cacho penca"»

—¡Oh! —exclamó con pesar.

—Además, estamos cansados, ha sido un largo día y solo nos apetece ir a descansar —añadí por si no le había quedado claro.

—Bueno, ¿Por qué no se lo pregunta a él? —me dijo descarada.

En ese momento quise ahogarla, pero si así nos dejaba en paz... me valía.

—¿Te importaría decir que estas cansado y que nos apetece ir a casa? —le dije en alemán mientras le apretaba la mano en señal de complicidad, aunque igual había pillado moscas de la conversación.

—No estoy cansado, pero sí que me apetece ir a tu casa si con eso estaremos solos —contestó sonriente y no pude evitar reírme por dentro.

—Dice que mejor otro día —contesté secamente—. Buenas noches "prima" —añadí con retintín.

—Claro, claro —contestó y noté que debía estar frustrada por no poder comunicarse con Bohdan por sí misma.

«¡Ja!, Muchas tetas pa tan poco intelecto»

—¿Hasta cuándo te vas a quedá? —preguntó antes de que nos fuéramos.

—Poco —respondí sin entrar en detalles.

No pensaba decirle que nos quedaríamos hasta el aniversario de mis abuelos, porque sino, la prenda lerenla aparece con un vestido de zorrón que poco dejaría a la imaginación con tal de llamar la atención del aquí presente —que me la conozco demasié—.

No dejé que dijera alguno de ellos algo más, sino que estiré de Bohdan y nos apresamos en subir aquellos escalones de piedra hasta volver a la calle principal que nos conduciría de regreso a casa y me entró una risa nerviosa por lo que acababa de descubrir.

—¿Qué te causa tanta risa? —preguntó Bohdan confundido.

—No es nada... —dije de pronto tratando de serenarme—. Es solo que no esperaba encontrarles —añadí sin querer entrar en detalles. Dudaba que a Bohdan le interesara los líos amorosos de mi familia.

—Bueno, hubiera preferido que no nos interrumpieran sean quienes sean —contestó estirando de mi mano para apresarme entre sus brazos—. Me gustaba la forma en la que nos estábamos entreteniendo.

Estábamos en mitad de la calle, inexplicablemente no había nadie por la calle a pesar de ser tarde —esa es la suerte de que en el pueblo vivieran cuatro gatos pelaos—. Miré a Bohdan a los ojos directamente, fijándome en el brillo de éstos a pesar de la oscuridad.

—Admito que a mi también me gustaba... y tal vez podamos continuar en esa gran cama que nos aguarda en mi casa —sonreí genuinamente.

En ese momento de manera inesperada sentí como Bohdan me elevaba en brazos y exclamé ante la sorpresa.

—¿Y a qué estamos esperando? —exclamó sonriente y yo comencé a reírme a carcajadas en aquella calle solitaria importándome un cuerno si alguien se asomaba a cotillear por la ventana.

¡No te olvides de votar bella florecilla!


¡No te olvides de votar bella florecilla!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora