Parte 74

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No llevaba ni dos horas escribiendo cuando el hambre voraz regresó a mí con tanta intensidad que valoré la posibilidad de salir y meterme a hurtadillas en aquel almacén donde protagonicé ese fantástico beso con Bohdan que probablemente hubiera terminado en algo más que un beso si no llega a ser por ese miserable gato...

Por cierto, ¿Dónde estaba el gato de la bruja? Llevaba tiempo sin verlo, a lo mejor ha determinado largarse con viento fresco aprovechando que su dueña se había ausentado. No me extrañaría que hasta los gatos huyeran de esa detestable mujer.

Abrí la puerta de la habitación de Bohdan mirando hacia ambos lados para ver si había "moros en la costa". Lo que menos me apetecía en ese momento era encontrarme con el esperpento andante de silicona que probablemente quisiera clavarme sus perfectas uñas "postizas" como todo en ella, en mi lustrada cara y lo siento por ella... pero se quedaría con las ganas.

Fui de puntillas hasta llegar a aquel almacén como si creyera que alguien podría escuchar mis pasos, pero es que todo estaban tan sumergido en el más absoluto silencio que parecía un palacio fantasmal. Cómo se notaba que los "reyes" no estaban en casa.

Me colé en tratando de encontrar alguna clase de guarrada que comer, porque confieso que lo que me apetecía era azúcar o en su defecto chocolate... seguro que infundado por la repentina adrenalina y revolución de hormonas que Bohdan me había infundado antes de marcharse. En el momento que echaba un vistazo paseando mi vista por varios tipos de licores, se me ocurrió llevarme una botella de vino blanco a la habitación... ya pediría a alguien que me trajera copas y encontré un bote de nata montada... ¡Genial! Y por supuesto mi ferviente, apasionada, exquisita, deliciosa y más que amada ¡Nutella!

«A ese ritmo, más me valía haber traído un bolso para meter todo aquello»

Finalmente cogí un paquete de galletas minúsculo, pero es que allí parecía que hacían la versión "mini" de todo, de esas que llevan pepitas de chocolate, al menos me mataría el gusanillo hasta la hora de la cena o el "postre" pensé viendo lo que llevaba a escondidas hasta la habitación de Bohdan y lo metí bajo la cama, donde por cierto no había ni rastro de revistas guarras como dicen que tienen todos los tíos solteros bajo sus camas...

«A lo mejor eso ya no se estila teniendo el móvil» pensé mientras me metía otra galleta en la boca y seguía tecleando.

Escuché que llamaban a la puerta y me extrañó puesto que realmente no sabía si alguien apare de Bohdan o Margarita sabían que yo estaría allí, tal vez vinieran buscándole a él y no sabía muy bien si abrir o no para que me vieran, pero escuché la voz de Margarita al otro lado de la puerta.

—Celeste, ¿Estás ahí? —preguntó alzando la voz.

Abrí enseguida dejando el ordenador sobre la cama y la encontré de pie formalmente vestida para la cena.

—Estoy —contesté mientras sonreía.

—¿No vienes a cenar? —preguntó entonces.

—Pues... —comencé a divagar en qué respuesta darle y me giré señalando el ordenador—. Lo cierto es que estaba bastante entretenida y no pensaba ir teniendo en cuenta que tu hermano aún no ha regresado.

—¡No me dejes a solas con ella por favor!, ¡No la soporto! —gimió y supe inmediatamente a quién se refería.

—Pues anda que yo... —bufé.

—Venga... acompáñame —insistió poniendo ojitos de cordero degollao.

—Esto va a ser peor que cortarse las venas con un cuchillo de plástico —bufé en español mientras volvía a por mis zapatos.

De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora