Parte 33

221K 23K 2K
                                    


—¡Hola! —exclamé sonriente sin perderle de vista en ningún momento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¡Hola! —exclamé sonriente sin perderle de vista en ningún momento.

Esperaba una señal, algo en él que me dijera ese "asunto" que teníamos pendiente en las mazmorras, que ahora que lo pensaba, ¿Existirían de verdad?, ¿o serían un mito?

Me importaba un comino si existieran o no... que me exposara a mi cama, apagara la luz y pusiera música tenebrosa si hacía falta representar la escena porque le diera morbo que a mi me daba absolutamente igual.

—Buenas noches —le escuché decir secamente mientras tomaba asiento.

Ni siquiera me miró, ¿hola?, ¿Qué narices era esa reacción?, y ahora que lo pensaba... ¿por qué ni siquiera me aviso de que llegaba hoy?

Durante la cena no podía evitar mirarle, aunque realmente lo único que conseguía ver era su perfil mas que su rostro puesto que no cesaba en hablar con su padre sobre unos asuntos —que sinceramente me traían al pairo lo que fueran y no le prestaba atención— sobre la apertura de no se qué hospitales. A mi lo único que me importaba era que pasaba de mi como del polvo. Ni una, ni una sola vez me miró aunque fuera por equivocación. Es más, hasta cuando se dirigía a tomar su copa evitaba tener la vista al frente —que sería cuando me vería—, para mantenerla baja y evitar así verme.

«Vale, no hagas dramas» me dije mentalmente. «Tal vez solo este fingiendo delante de su familia» me apremié.

No podía haberme citado prácticamente para "jugar a los médicos" y después pasar de mi culo olímpicamente.

Bueno... si que podía, si este hombre empezaba a parecerme bipolar. Primero nos liamos "borrachos si, pero nos liamos", después me da a entender que no tendremos nada y nos separaremos aunque fingamos pero me besó... me besó en ese almacén y dios sabe qué hubiera pasado si no aparece esa maldita bola de pelo. Luego va y me pasa a la friendzone "eso sí, después de meterle la lengua hasta la campanilla" y luego va y me mete mano en la limusina de regreso a palacio en aquella fiesta...y ahora ni me mira.

«Este tío me va a volver loca» pensé. «Bueno... más de lo que estoy»; todo hay que admitirlo

Iba a preguntarle si tenía un momento, quería tener una excusa para hablar con él pero no encontraba la oportunidad de hacerlo cuando no dejaba de hablar con el rey.

—¿Has vuelto a sentirte mareada Celeste? —escuché de pronto a mi derecha.

—¿Qué? —exclamé mareando la crema de verduras.

—Como te has sentido mal estos días...

—¡Ah sí! —repliqué—. Pero ya no tengo nada... debía ser el cansancio como advirtió el médico o algo que me sentara mal.

—Si, desde luego —sonrió.

¿Por qué sonreía?, algo me decía que se estaba cociendo algo en el horno de lo que yo no estaba enterada, pero pensé que serían imaginaciones mías.

El hecho de que Bohdan pasara de mi como yo lo hacía del chocolate barato me hizo quitarme el apetito.

—¿No va a comer nada más señorita? —me preguntó el camarero cuando comenzó a retirar los platos.

—No gracias —repliqué—. Lo cierto es que no tengo apetito.

—Puedo traerle algo de su agrado si lo desea. El chef está dispuesto a prepararle lo que guste.

¿Enserio?, ¿Podía pedir pato asado a la naranja que se lo harían?

—¿De verdad? —no pude evitar decir sorprendida.

—Por supuesto, señorita —contestó cortés.

¡Anda que si lo llego a saber el primer día le digo que se hubiera metido los caracoles donde yo me sé! ¡Con la hambruna que pasé!

—¿Tiene fresas? —pregunté con un super antojo de esos que a mi me daban cuando empezaba a llegar el buen tiempo.

—Desde luego.

—Pues quiero fresas con Nutella —contesté sonriente.

¿No me había dicho que podía pedir lo que quisiera?,

Si no iba a tener sexo con el dios andante, al menos saciaba mi apetencia con chocolate.

—Enseguida señorita.

Para mi sorpresa nadie objetó nada. No si al final podría acostumbrarme a esto y todo...


¡Oh dios! Gemí interiormente cuando me metí la primera fresa bañada literalmente en nutella y hasta cerré los ojos para degustar el sabor que inundaba todos mis sentidos. Era esa sensación de puro placer que mis papilas gustativas transmitían a cada poro de mi piel. Solo por un momento, hasta pude olvidarme "unos segundos, aunque fuera" del dios con tableta de chocolate que tenía delante.

—Celeste, ¿Quieres venir luego a la torre de astrología para observar las constelaciones? —preguntó Margarita.

—Me encantaría —respondí divertida—. Hace tiempo que no las observo, en Madrid no he encontrado un lugar lo suficientemente alejado de contaminación lumínica para hacerlo.


—¡Tenemos un telescopio enorme! Y se puede ver perfectamente la luna y los anillos de... de...

—¿Saturno? —pregunté.

—¡Si! —exclamó con cierta sonrisa—. Bohdan es un experto interpretando las cartas astrales, ¿Puedes acompañarnos? —preguntó haciéndole partícipe en la conversación.

—Esta noche no puedo Margarita —contestó con la vista baja—. Tengo que terminar unos informes y bastante trabajo antes del fin de semana.

—¡Oh vaya!, entonces no veremos nada —contestó triste.

—Hace tiempo que no uso las cartas astrales pero no creo que sea difícil recordarlo —contesté pensando en si realmente estaba ocupado o es que trataba de evitarme a toda costa.

Me había quedado claro que si ni siquiera nos acompañaba a nosotras era porque tampoco tendría tiempo para mí después, más aún si tenía en cuenta que ni tan siquiera me había mirado. Podía ser ilusa pero no idiota, había captado perfectamente la indirecta.


¿Y a éste que le pasa ahora?
¿Vosotras qué creéis?

¿Será que no ha mirado a Celeste para no caer en la tentación?

¿Será que esconde algo?

Ummmmmm ¡que empiecen las conspiraciones!

Ummmmmm ¡que empiecen las conspiraciones!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora