Parte 56

250K 25.5K 2.9K
                                    

¡Hola mis bellas flores!

¡Nuevo capitulito!

¡Nos vemos el Viernes amores míos!

Pd: Dadme mucho cariño por comentarios #phavyejercito de bellas florecillas, es la manera que tengo de saber si os gusta esta obra.

Ah, y seguidme en Instagram que ando más activa por allí soy @phavyprieto

—¿Dónde vamos? —exclamé cuando vi que subíamos las escaleras de aquel enorme edificio que parecía una residencia palaciega por los techos altos y la gran escalinata que desde luego no vi cuando entré

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




—¿Dónde vamos? —exclamé cuando vi que subíamos las escaleras de aquel enorme edificio que parecía una residencia palaciega por los techos altos y la gran escalinata que desde luego no vi cuando entré.

Pensaba que nos marcharíamos del lugar, pero al parecer estaba equivocada. Tal vez, como había pensado, no sería tan fácil que su excelencia abandonara aquella fiesta así como así. Si había algo de lo que no se podía tachar a Bohdan era de eludir sus responsabilidades. O eso, o es que había un helicóptero en el tejado que nos esperaba.

«Sigue soñando bonita... que a lo mejor los cerdos también vuelan»

Debían ser mis ganas por escapar de aquella víbora de madre que tenía mi adorado dios griego o de la arpía endiablada que a saber que debió decirle que cuanto más lejos estuviéramos de aquel par de dos, ¡Mejor!

—A un lugar lo suficientemente alejado y tranquilo donde podamos hablar —dijo mientras subíamos a la segunda planta del edificio y Bohdan estiraba de mi mano por aquel angosto pasillo lleno de puertas hasta que llegamos a una de las que estaban casi al fondo.

Lo confieso. Mis espasmos previos ante lo que pensaba que iba a acontecer, habían dado lugar a un incesante miedo atroz por lo que supuestamente me iba a decir. No me gustaba ese "tenemos que hablar", no me gustaba nada de nada.

¿Desde cuándo un tenemos que hablar fue bueno? Si me baso desde la prehistoria, ¡Nunca!, ¡Jamás!, En todas las pelis fue malo, malísimo.

Tras entrar en aquella sala o como se quisiera llamar a la habitación en la que habíamos entrado donde solo había una mesa antigua de madera alargada con varias sillas y un pintoresco cuadro del padre de Bohdan, su alteza real el rey Maximiliam colgado en la pared de enfrente, él cerró la puerta y me giré sobre mi misma para verle de frente.

—¿De qué tenemos que hablar? —pregunté tratando de que mi miedo no se apreciara.

—Quiero saber exactamente qué relación tienes con mi primo Dietrich —contestó con el ceño fruncido.

—¿Qué relación tengo? —exclamé confusa—. Me enseñó a bailar, eso es todo.

—¿Eso es todo?, ¿No hay nada más? —insistió acercándose a mi mientras yo casi podía tocar con mis dedos el borde de aquella mesa.

De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora