Parte 31

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¡Mis hermosas florecillas!
¡Nuevo capitulazo!

A LEEEEEEEEER

Cuando el médico se marchó resoplé

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Cuando el médico se marchó resoplé.

—Valiente porras —mencioné en voz baja mientras me tiraba sobre la cama boca arriba mirando el techo de color blanco—. Al menos tenía una excusa para no salir de mi habitación y tener que soportar la lengua viperina de la madre de Bohdan.

Recordé que no había avisado a Sonia para advertirla de que finalmente sí acudiría con acompañante, así que me estiré hasta alcanzar el teléfono y la llamé. Probablemente no pudiera responder porque estaría en el trabajo, pero le dejaría un mensaje de voz en el contestador que escuchara más tarde.

—¡Hola! —exclamó al otro lado bastante eufórica, tanto que hasta me sorprendió. Sonia no era una persona muy expresiva que digamos, sino más bien recatada.

—¡Vaya!, creí que estarías trabajando —dije sincera.

—¡Oh sí! Pero puedo responder, no te preocupes —mencionó con cierta sonrisa en su tono de voz y lo noté aún más raro si cabe.

—Bueno, te iba a dejar un mensaje de voz si no me respondías, es que se me olvidó avisarte de que sí asistiré con Bohdan a la boda. No se si te cambiará mucho los planes o si ya cerraste la lista de inv...

—Recibí una carta oficial con sello real de su asistencia —habló dejándome patitiesa.

¿Una carta oficial de qué?

—¿Comor? —exclame con r incluida.

—No sé si estoy más nerviosa porque voy a casarme o porque un príncipe real vaya a asistir a mi boda, ¡Ay dios Celeste!, ¿Tu crees que le gustará la comida que vamos a servir? Mañana viene una organizadora de eventos para supervisar como se procederá toda la ceremonia y verificar que todo esté acorde al protocolo real de seguridad, ¡Y nos ha regalado una orquesta en directo!

—Pero que cojon... —no pude evitar decir no saliendo de mi asombro.

—¡Celeste!, ¡Eres la mejor amiga del mundo! —exclamó sin siquiera escucharme volviendo a interrumpirme. Tal parecía que Sonia estaba viviendo en su nube y yo había pasado a segundo plano.

Pero si he hecho ná. Me daban ganas de decirle, solo que no me apetecía interrumpir su perorata de ensoñación hablando de invitados, protocolos y su madre en pepitoria. Y en ese momento pensé en Bohdan, el artífice de que mi amiga estuviera en ese estado de felicidad y quise comérmelo a besos cuando volviera porque a pesar de todo, me alegraba que ella fuera feliz con eso.

¿Cómo podía estar ese hombre en absolutamente todo?

Era la boda de mi amiga, a la que ni siquiera conocía y ya le había concedido un regalo. No si al final va a resultar que no es un príncipe solo de título, sino de los de verdad... de esos que no existen hoy en día y justo a mi me tiene que tocar divorciarme de él... ¿Qué otra cosa te iba a pasar sino hija mía?, si naciste estrellá... que a veces parece que se te olvida.

De Plebeya a Princesa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora