—Tus deseos son órdenes para mi, princesa —afirmó justo antes de sellar sus palabras con un beso.

Tal vez fue por el deseo, la emoción de todo lo sucedido o la intensidad con la que Bohdan acababa de hacerme suya en aquella ducha enorme de la que el agua literalmente salía del techo, aunque aquello me importaba bien poco en ese momento.

«Me había llamado princesa y no sabía si lo había dicho en el sentido literal de la palabra porque era su esposa o simplemente lo había mencionado metafóricamente hablando»

¡Mierda! Había un abismo de diferencia entre uno y otro... yo quería ser... quería ser... ¡Quería las dos!, ¿Para qué nos vamos a engañar? Anhelaba poder ser la princesa de Bohdan tanto fuera como dentro de esas puertas enormes de madera de aquella habitación en la que me encontraba. Lo sé, es como pedir la luna... pero soñar es gratis, ¿no? Al menos me consolaba con sentir ese fuerte brazo fibroso bordeando mi cintura y el calor de su cuerpo junto al mío.

«No quiero que se acabe» rogué cerrando los ojos fuertemente y entrelazando mi mano con la suya. «Que se detenga el tiempo, que haya un cataclismo o que nos invadan los alienígenas... pero que ocurra algo para que yo pueda seguir a su lado»

Desperté lentamente sintiéndome desorientada, de hecho, tardé al menos dos minutos en recordar que estaba en la habitación de Bohdan y no en la mía. No había traído ropa, solo me traje mi triste cepillo de dientes y porque me acordé tras besarle que lo que menos ganas tenía era de ahuyentar a alguien con mi aliento matutino —ojo al dato, nadie se ha quejado hasta ahora, pero una siempre piensa en el "por si acaso" —, por lo que me enredé en la sábana de la cama para salir de ella.

No había rastro alguno por la habitación de Bohdan aunque el lado de su cama aparecía arrugado y me mordí el labio recordando lo que significaba que yo estuviera allí. ¡Todo el mundo iba a saber que él y yo estábamos juntos! Aunque no tenía en realidad una definición para lo que éramos... la teoría era fácil, la práctica no tanto.

En ese momento escuché unos golpecitos que provenían del baño, no tenía ni idea de qué hora era, pero una sonrisa se dibujó en mi cara cuando descubrí que él no se había marchado sin despedirse como había creído. La puerta se abrió en ese momento y apareció desnudo con una simple toalla enredada a la cintura, primero le observé mirar la cama ahora vacía y enseguida buscó por la habitación hasta encontrarme a su izquierda.

—¿Te he despertado? —preguntó acercándose hasta mi y colocando una de sus manos en mi mejilla.

—No —negué—. De hecho, creí que te habrías marchado sin despedirte —admití mirándole fijamente.

Mis pintas debían ser un desastre seguro al cien por cien, pero tal y como él me miraba me sentía como la bella durmiente que acababa de despertar y permanecía impolutamente perfecta sin ningún pelo fuera de lugar, todavía me veo como la tía esa que vi en una peli donde tenía el brillo de labios, el peine y la máscara de pestañas en la mesilla de noche escondido para despertarse antes y fingir es así de perfecta nada más levantarse... bah, ni pa eso valgo yo con lo oso perezoso que soy.

—No... iba a esperar que despertaras para que me acompañes al hospital, pensé que tal vez, después de tu actuación ayer, te gustaría visitar a mi padre.

—¡Oh por supuesto! —exclamé enseguida e incluso me regañé por haber tenido el lapsus mental de olvidarlo o no creer que Bohdan se levantaría temprano precisamente para ir a ver la evolución de su padre—. Enseguida estoy lista —dije adelantándome para entrar en el baño.

—¡Ey, espera! —exclamó cuando intentaba pasar por su lado y me detuvo—. ¿Dormiste bien? —preguntó mirándome fijamente y no entendí la pregunta.

¿Había dicho algo?, ¡No me jodas que me puse a confesar en plan sonámbula mis más íntimos sentimientos porque me deprimo ahora mismo!

—¿Qué? —exclamé sin entender—. ¿Por qué lo preguntas? —pregunté inocentemente.

Si me dice que confesé algo lo niego... lo niego rotundamente, me muero antes de parecer una patética desesperada rogando amor o que cuando aquello llegase a su fin "porque tendría fin" le diera lástima.

—Era tu primera noche aquí y solo quiero que te sientas bien —afirmó y en ese momento Bohdan se convirtió en todo un bombón de azúcar.

¿Sólo estaba preocupado por si me sentía agusto allí?, ¡Yo estaba en el quinto cielo! Que digo quinto, ¡Vigesimocuatordinosecuantosmil-infinito y más allá!

—Pues igual tienes que tener cuidado, porque tu cama es demasiado perfecta y puedo acostumbrarme a lo bueno y querer quedarme una laaaarga temporada en ella —contesté con cierto aire de ironía para que pareciera broma por más que lo pensara de verdad.

Le vi sonreír provocando con ello que sus ojos azules brillaran aún más y eso me aceleraba el corazón.

—¿Tendré que tener cuidado entonces o me quedaré sin cama? —contestó en el mismo tono.

—Tal vez me compadezca de ti si me das un masaje en los pies —contesté seria.

¿Le acabo de pedir a un príncipe de la realeza que me de un masaje en los pies o le echo de su propia cama? «Ay Celeste... ¡Ten filtroooooo!»

La carcajada por parte de Bohdan no se hizo esperar y eso me hizo serenarme, si es que cuando estoy nerviosa solo digo patochadas por doquier...

—Si mi princesa quiere un masaje en los pies, lo tendrá —admitió con cierta sonrisa—, pero primero quiero descubrir ese intrigante juego al parchís que mencionaste anoche y de que intuyo no será tan aburrido como lo recordaba.

Vale, voy a pedir que instalen desfibriladores —en plural— en la habitación porque a mi me da un telele, un parraque y un que se yo, de que se tu, que me derrito como un helado en pleno agosto y no me queda ni el sabor. Vuélveme a llamar princesa de ese modo y soy tuya "pá los restos de mi vía".

—¡Oh!, ¡No sabes tú lo increíblemente apasionante que va a ser para ti el parchís a partir de esta noche! —susurré y después me di cuenta que lo había dicho en voz alta.

—¡Oh!, ¡No sabes tú lo increíblemente apasionante que va a ser para ti el parchís a partir de esta noche! —susurré y después me di cuenta que lo había dicho en voz alta

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
De Plebeya a Princesa Where stories live. Discover now