Olvido II

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Y con estas palabras, Alec salió por la puerta, dejando a un Magnus asombrado y a una Catarina consternada

La bruja se acercó a su amigo intentando consolarle, pero Magnus no le estaba haciendo caso.

Su mente estaba muy lejos, en un túnel subterráneo. Sus recuerdos volvieron de golpe a su mente y su corazón se detuvo a la vez que las lágrimas llegaban a sus ojos.

Recordó haber pillado a Alec hablando con Camille, haberlo dejado, un "te amo" en indonesio, un beso entre lágrimas, llegar a su casa y desplomarse en el suelo envuelto en un mar de lágrimas.

Y entonces recordó a los demonios, recordó no haberse defendido al principio pues pensaba que su vida no merecía la pena sin el ojiazul a su lado pero entonces pensó que no podría volver a verlo, ni siquiera de lejos, pensó en que no habría nadie que lo defendiera en esa guerra que se cernía sobre los nefilim. Y fue entonces, cuando pensó en los ojos azules de Alec apagándose cuando trató de defenderse, pero ya era demasiado tarde, ya no podía contener a los demonios.

Estaba tirado en el suelo, tratando de no desangrarse y de contener a los demonios cuando vio a Alexander, moviéndose como una sombra entre los demonios y él, recibiendo heridas que no le pertenecían a pesar de todo lo que le había dicho, de cómo le había abandonado.

A penas habían pasado treinta segundos pero para Magnus parecían haber pasado siglos. Se levantó y salió corriendo, ignoró la voz de Cat e incluso a su propio cuerpo, que le rogaba que parara. Bajó las escaleras a todo correr, solo pensaba en alcanzar al nefilim y cuando lo hizo este estaba a punto de salir por la puerta pero la voz de Magnus lo detuvo.

-¡Alexander! ¡Alec! ¡No te vayas!

El nefilim se giró atónito mirando como Magnus bajaba los últimos escalones pero tropezó y habría caído de no ser por Alec, que se movió a una velocidad increíble y detuvo la caída haciendo que Magnus quedara sobre su cuerpo, en un abrazo que ambos llevaban días anhelando.

-Magnus...- pero no pudo seguir porque Magnus le calló con sus labios.

Ambos cerraron los ojos disfrutando del movimiento de los labios del contrario sobre los suyos, ambos viajaron al cielo mediante ese baile que solo sus labios podían realizar.

Cuando se separaron Alec estaba completamente rojo e iba a decir algo, pero Magnus volvió a callarle.

-Lo recuerdo todo, Alexander. Recuerdo a Camille, el túnel, recuerdo haberte dejado...

-¿Entonces por qué...?- Alec estaba haciendo un esfuerzo titánico por no romperse- ¿Por qué me has besado? ¿Por qué has bajado a buscarme?

-Porque también recuerdo estos cinco días, recuerdo llegar al loft y caer al suelo, me acuerdo de pasar la noche entera ahí, llorando, sollozando tu nombre. Recuerdo llamar a Cat porque creía que moriría, nunca había sentido un dolo así, no era algo físico pero parecía estar quemándome el pecho. Recuerdo dormir apenas diez minutos y despertar siempre gritando tu nombre, una y otra vez. Recuerdo perfectamente lo que han sido cinco días sin ti y sé que no puedo pasar ni un solo segundo más lejos de ti.

- Pero yo... yo... Magnus, te traicioné... te... te herí- ya no podía aguantar más las lágrimas.

-Shh, cállate. Fui un idiota, Alexander, sé perfectamente que jamás habrías aceptado el trato de Camille, que solo ibas ahí para conocer más cosas de mí y eso es mi culpa. Pero ahora basta de culpas y arrepentimientos. Te amo, Alexander, más que a mi vida.

Dirigió sus manos a las mejillas de Alec, limpiándole las lágrimas.

-No llores, mi ángel

-Son lágrimas de felicidad- aclaró el otro atrapando sus manos entre las suyas.

-¿Eso significa que quieres volver conmigo?

-Te amo, te amo, te amo- susurró una y mil veces mientras se lanzaba a sus brazos, besando ligeramente su cuello.

Cuando se separaron Alec se fijó en que Magnus estaba muy pálido, casi tanto como él y entonces se acordó de que Magnus debería estar guardando reposo y empezó a alarmarse.

-Vamos arriba, mi cielo- esas palabras supieron a gloria en boca de Alec- debo revisar tu herida.

Cuando subieron buscaron a Cat, pero en su lugar encontraron un mensaje de fuego flotando sobre la cama, junto a una botellita verde

Veo que mi presencia ya no es necesaria aquí, en realidad nunca lo fue. Él ha sido quien te ha cuidado estos tres días, sin para ni siquiera para dormir. Así que si tu estúpido orgullo te ha impedido decirte que le amas, te juro que te mato, Bane.

Pd. Bébete el contenido de esa botella, te hará sentir mejor en un par de horas

Pd2. Ni se te ocurra dejarle salir a ninguna misión, porque para que lo sepas, el idiota de tu novio también resultó bastante herido en esa pelea.

Magnus se giró para mirar a Alec, que había ido a por más vendas.

-Te hirieron- dijo y no fue una pregunta sino una afirmación, recibiendo una mirada de culpabilidad de Alec.

-No fue nada, te lo juro, un simple arañazo en la espalda que Cat me cerró con su magia. Fue muy amable.

Magnus recordó el aguijón de uno de los demonios hundiéndose en la espalda de Alec y rasgándola hacia abajo.

-Enséñamelo, por favor.

Alec sabía que era inútil negarse así que dejó las cosas en la mesa y se sentó al lado de Magnus. Se quitó la camisera y le mostró la espalda a su novio. Este vio asombrado una enorme cicatriz enorme que le empezaba en el hombro y acababa cerca de la cintura del pantalón. Por su color rojizo supo que no había sido un "simple arañazo", ni siquiera la magia de Cat había sido capaz de cerrarla del todo. La repasó con los dedos y Alec se giró para mirarle.

-No te sientas culpable. Lo más importante es que estás bien y yo también estoy bien, porque estoy a tu lado, Magnus Bane- el brujo sonrió ante esas palabras y Alec hizo lo mismo- Créeme, simplemente por ver esa sonrisa me enfrentaría a mil demonios.

Magnus le besó y así estuvieron un rato hasta que el sentido de la responsabilidad de Alec ganó a su deseo y empezó a curar de nuevo la herida de Magnus.

Mientras este lo veía trabajar comenzó a hablar.

-Me dijiste la verdad

-¿Qué?- dijo Alec sin levantar la mirada

-Podías haberte callado, haber aprovechado que no me acordaba de nada o haberme dicho que habías sido tú el que me habías dejado... podías haber hecho mil cosas pero me dijiste la verdad.

Magnus no paraba de darle vueltas, Alec no solo le había dicho que habían cortado sino que había sido por su culpa, eso era algo que nunca nadie más habría hecho.

Pero así era Alexander.

-Ah, eso- dijo como si no tuviera importancia- No podía mentirte, no a ti.

Magnus le besó los negros cabellos mientras acababa de curar la herida de su vientre.

Cuando acabó Magnus le pidió que se tumbara a su lado y así lo hizo y ambos durmieron abrazados.

Alec llevaba ocho días sin pegar ojo y la última vez que Magnus lo hizo voluntariamente había despertado a los pocos minutos entre gritos y lágrimas.

Pero esa noche ambos durmieron tranquilos pues la presencia del otro era todo lo que necesitaban para impedir que cualquier pesadilla penetrara sus mentes.

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Aquí está la segunda parte de OLVIDO, espero que os haya gustado.

➰nefilim➰

One Shots Malec/ Alec Y Jace(parabatai)Where stories live. Discover now