POR TÍ ~ Extra 4

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Poco a poco, comenzó a bajar sus manos hasta la cinturilla del pantalón de Alec, acariciando su marcado vientre por el camino. El nefilim hizo lo mismo mientras besaba el pecho de Magnus, jugando con sus pezones de una forma que sabía enloquecía al brujo. Y, efectivamente, éste arqueó la espalda de placer, juntando su entrepierna con la del nefilim, lo que les hizo ver a los dos lo mucho que se deseaban en ese momento.

Alec aprovechó que Magnus separó la espalda de la cama para deslizar sus pantalones por sus estilizadas piernas y, a pesar de que lo hizo de una forma dulce y lenta, el cuerpo de Magnus se tensó bajo el recuerdo de otras manos arrancando sin miramiento alguno cualquier rastro de tela de su cuerpo.

Fue a penas un segundo, antes de que su cerebro les recordara a sus músculos que estaba a salvo, que esta vez él quería que la ropa desapareciera de su cuerpo, que quería ser acariciado por esas manos y marcado por esos labios.

Al no dejar de notar los labios de Alec sobre los suyos, Magnus cree que este no se ha percatado de su momento de vacilación. Por si acaso, se apresura a cambiar de posición de nuevo, dejando a Alec apoyado contra el respaldo de la cama con él de nuevo a horcajadas del nefilim, con tan solo la ropa interior interponiéndose entre ellos.

Ambos están encerrados en una burbuja de deseo, placer y amor. Sintiendo estos tres sentimientos recorrerle el cuerpo, Magnus vuelve a lanzarse a besar los labios de Alec, que responde gustoso. Las manos de Alec descienden por su torso, dejando una estela indescriptible por los costados de Magnus hasta llegar a sus piernas, que acaricia con suavidad y sensualidad.

Por segunda vez, Magnus se ve obligado a alejar otras manos de su mente, a centrarse en la dulzura de las manos de Alec para olvidar la fuerza con que las otras manos forzaban a sus piernas a separarse.

De nuevo, al notar como las manos de Alec no se detienen, Magnus cree que éste no ha notado su tensión y se alegra de que así sea. De verdad que esa noche quería llegar hasta el final con su nefilim sin que sus absurdos miedos se lo impidieran.

Sin separarse de los labios del nefilim, cubre sus pálidas manos con las propias acarameladas, y las dirige hacia su cadera, hacia el elástico de sus bóxers. Se separa uno centímetros de Alec para poder cruzar sus miradas y confirmarle que puede seguir adelante.

Y cuando Alec vuelve a besarlo, Magnus cree que por fin le hará caso y dará un paso más. Sin embargo, lo que el joven hace es coger las manos de Magnus y acariciarlas con suavidad, para un segundo después llevarlas a sus labios y besarlas.

Ante la mirada de sorpresa de Magnus, el nefilim le hace pasar una pierna sobre las suyas hasta quedar de nuevo sentado de lado en su regazo y, al igual que hizo el día que lo rescató de Kelsier, lo abraza.

-¿Qué...?

-Shh... ven aquí, brujo idiota- le dice abrazándolo con más fuerza.

Y solo en ese momento, Magnus se da cuenta de lo tenso que está, solo cuando su corazón se calma se da cuenta de que si estaba alterado no era solo por el deseo, sino también por el miedo. Sin embargo, Alec sí que se había dado cuenta y lo había frenado una vez más.

-Alexander, yo...- se forzó Magnus a hablar.

-No, no, Magnus. ¿En qué quedamos? Nada de disculpas porque no hay nada por lo que pedir perdón.

-Pero... pero... tú... nosotros- Magnus se acercó un poco más al cuerpo de Alec, buscando la fuerza que tanto necesitaba en el calor y el aroma de su novio- De verdad que quiero hacerlo, Alec.

-Lo sé, cariño- reconfortó al mayor- Pero no estás listo.

-Y dale, que sí que lo estoy- se empeñó Magnus en un vano intento de convencer al nefilim- ¿Cómo no lo estaría? Eres tú, Alexander, claro que quiero hacer el amor contigo. Quiero demostrarte lo mucho que te amo- susurró Magnus contra el pecho de Alec, intentando no romper a llorar- Quiero demostrarte que confío en ti, en cuerpo y alma...

One Shots Malec/ Alec Y Jace(parabatai)Where stories live. Discover now