CINCUENTA Y NUEVE

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Amy.

—Joder Amy— dijo entre dientes.

Me colocó las manos en las caderas y de pronto me encontré tumbada sobre el sofá con el encima.

—¿Pero qué ha pasado?— sonreí sin entenderlo.
—¿Cómo que qué ha pasado?— abrió los ojos como platos— ¿a quién se le ocurre sentarse sobre mi y mover su trasero sobre mi polla para poder pintarse las uñas de los pies?— me dijo mientras se quitaba la camiseta.

Me reí y al echar la cabeza hacia atrás, me mordisqueó el cuello.

—¿Se ha puesto cachondo el nene?— le dije con burla.
—Y la nena me va a quitar el calentón— me besó en los labios sonriendo.
—¿Y tu madre?— dije algo preocupada mientras me dejaba que me quitase la camiseta.
—No viene hasta muy tarde— dijo mientras me llenaba el cuerpo de besos— ahora, pasemos un buen rato— dijo bajándome los pantalones mientras me abría de piernas.

Me dedicó una última mirada cuando llegó abajo y comenzó con su trabajo.

Esto me podía, su lengua era ágil y me hizo volverme loca al instante, pero aquel placer terminó cuando de repente la introdujo dentro de mi de golpe, cosa que hizo que gimiese más por el dolor que provocó que por el placer.

Cerré los ojos con fuerza y me agarré a lo que pude que hubiese en el sofá para poder soportarlo.

Esto no era lo mismo, esto nunca me había pasado, incluso llegué a pensar que prefería que Zael estuviese aquí para que me lo hiciese él, pero... ¿qué digo?, ahora mi novio era Ferlu, ¿por qué pienso en él? Ya han pasado cuatro meses desde aquello, ¿por qué aún seguía en mi cabeza?

Ferlu ya había acabado en mi interior y sinceramente no me di cuenta, no pude terminar, puesto que no fue lo que esperaba.

—¿Por qué no te has corrido?— me preguntó saliendo de mi interior.
—Quizás porque no sabes darme el placer que necesito— le mentí en una broma sacándole la lengua.
—¿Ah no?— sonrió.

Y de nuevo, comenzó la operación, de nuevo no sentí nada de especial, sólo aquel dolor interno que hizo que volviese a gemir del dolor.

¿Por qué me pasaba esto?

No quería defraudarle, así que me las apañé para poder correrme al fin y que acabara esto.
La imagen de Zael se me vino a la mente y ahí fue cuando noté aquel cosquilleo que me hacía sentir, me imaginé que era él el quien me estaba penetrando y finalmente acabé soltando un fuerte gemido.

Joder, ¿por qué?

Esta vez, Ferlu, ya satisfecho, se separó de nuevo de mi para plantarme un beso en los labios y subirse los pantalones.

—Voy a darme una ducha— dijo echándose el pelo hacia atrás— ¿Te vienes?— alzó una ceja sonriente.
—Creo que me quedaré aquí descansando— dije sin moverme del sitio— me has dejado exhausta— mentí, él no fue quien me dejó exahusta, fue Zael quien me dejó así en mi pensamiento mientras Ferlu me penetraba.
—Como quieras princesa— dijo sonriente y se fue al baño.

Princesa, ¡princesa!, ¿¡princesa de qué!?

Me levanté del sofá de un golpe y me coloqué la ropa.

Me sentía realmente mal haber pensado en mi ex cuando estaba teniendo sexo con Felru, ¿qué me pasa?

Ferlu es mi actual pareja y Zael aún no salía de mi puta cabeza, ¿qué había hecho yo para que me torturase la mente de aquella forma?

Sentía que había defraudado a Ferlu y eso me hacía sentir fatal.

¿Acepté ser novia de Ferlu sólo para no estar sola por las noches? ¿Sólo para sentirme segura y protegida? ¿Sentía realmente algo por él?

Suspiré cansada.

¿Por qué apareciste en mi vida Zael?

Me pregunté a mí misma en mi cabeza y acabé derramando una lágrima.

Neol.

Flashback.

Abrí la puerta, no iba a dejar que pasase más tiempo entre nosotros y que las cosas fueran a peor.

Cuando abrí la puerta me lo encontré sentado en su escritorio mientras que el mismo chaval con el quien lo pillé besándose en un principio, le estaba dictando cosas que no lograba a entender.

—Será mejor que me vaya— dijo el chico al verme, cerrando el libro de golpe.

Diol giró la cabeza hacia la puerta y al verme resopló.

—Terminaremos en la oficicina— dijo Diol  levantándose de la silla— de todas formas nos queda muy poco para terminar— sonrió.

El chico le sonrió en respuesta mientras asentía y cuando me miró su cara volvió a tornarse sería y se fue de la habitación evitando contacto visual conmigo.

Sé que me pasé con él aquel día, también debería disculparme.

Cuando le oí bajar las escaleras, le hice un gesto a Diol para que esperase, cosa que no sé por qué hice sabiendo que aún estaba enfadado conmigo y se limitaba a hacer como si yo no existiese. Bajé las escaleras corriendo para alcanzar al chico, él al verme aumentó el paso despavorido, pero logré alcanzarle antes de que llegara a la puerta.

—No me pegues— fue lo primero que dijo cuando notó mi mano en su hombro.
—¿Qué?— alcé una ceja— ¡No!, no tranquilo— sonreí— sólo quería pedirte disculpas por mi comportamiento aquel día— me rasqué la nuca, aún se me hacía raro todo esto, pero ponía todo mi empeño.
—¿Perdón?— dijo sin creérselo— ¿te estás disculpando conmigo?— parecía realmente sorprendido.
—Emm, si— fruncí el ceño— ¿Por qué?— dije sin entenderlo.

El chico sonrió y negó con la cabeza.

—Nada, nada, pensé en voz alta— se sonrojó un poco— Bueno, me voy— abrió la puerta— y... Si, estás perdonado— sonrió de nuevo y cerró tras él.

Me sentí en aquel momento más liberado, me sentía bien, diferente...

Me giré para volver a subir a la habitación de mi hermano y entonces lo vi de brazos cruzados tras de mí, apoyado en la barandilla de la escalera.

—Diol...— dije al verle— perdó....— no me dio tiempo a terminar, él ya se había lanzado a mis brazos dándome un fuerte abrazo, incluso lo escuché llorar. Abrí los ojos algo preocupado— ¿he hecho algo mal?— froté su espalda algo confuso.
—No, no— dijo soltándose del abrazo y secándose las lágrimas— solo, que no me creo que hayas madurado— dijo entre risas.

Rodeé los ojos.

—Tranquilo Neol, con esto que acabas de hacer me lo has demostrado todo— me dijo sonriente— estás perdonado.

Esta vez fui yo quien le di un abrazo.

—Te he hechado mucho en falta— le dije en un susurro.
—Yo también— contestó.
—Te quiero Diol—.
—A ver si ahora te me vas a cambiar de acera— dijo riéndose.

Le di un manotazo en la espalda sin mucha fuerza y me reí.

Es el único familiar que tengo, no podía permitirme el lujo de alejarlo de mí por mi cabezonería, y más habiendo pasado demasiadas cosas juntos...

Fin del flashback.



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