DIECINUEVE

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Amy.

Marla, Vilma y Nami se pasaban de vez en cuando para hablar conmigo, pero siempre con la excusa de "es para ver si nos faltaba algo".

La cafetería, a medida que pasaban las horas, comenzó a quedarse algo vacía y ahí fue cuando Ferlu apareció en escena.

—¿Qué hacéis aquí?— nos preguntó al vernos.
—No están tan malos como pensaba— dijo Arlong terminándose el último pastel.
—Ya os dije que soy un experto— se echó flores y yo rodeé los ojos, ahora mismo quería estar en mi cama leyendo un libro.

—¿Cómo estás?— me miró.
—Creo que algo mejor— le sonreí aunque no tuviese ganas.
—Me alegro— se acercó demasiado a mí y Arlong me arrastró a mi junto con la silla a su lado dejándome completamente en shock.

—Aún estás en horas de trabajo— le dijo seriamente sin soltarme del brazo.

Ferlu lo miró extrañado frunciendo el ceño.

—Hoy está conmigo— le dijo Arlong algo amenazante.

Este chasqueó la lengua y se giró largándose de nuestra vista.

—Nos vamos— dijo Arlong sin soltarme del brazo.

<<¿Qué mosca le ha picado?>>

—Arlong, ¿qué pasa?— pregunté cuando estábamos fuera parándome en seco.
—Tenía intención de besarte—gruñó.
—¿Qué?— dije sin entenderlo.
—Créeme, llevo mucho tiempo observándole y sé lo que digo— se notaba que estaba molesto.

Lo agarré de la mano y abrió los ojos impresionado.

—No hace falta que te pongas así—sonreí— es más, agradezco que lo hayas evitado— le di un beso en la mejilla como agradecimiento.

Había evitado que Ferlu me hiciese nada y le estaba realmente agradecida.

Tras esto, las facciones de su cara dejaron de estar tensas e incluso juraría que estaba feliz. Es cierto que no entendía nada a Arlong, pero me alegraba que no hubiese ido la cosa a peor, por un momento llegué a pensar que se estaban peleando por mí.

<<¡Qué tontería!>>

Íbamos por la mitad del camino cuando los mellizos Neol y Diol aparecieron delante de nosotros corriendo.

—¡Arlong!— gritó Diol.
—¡Ayuda!— dijo Neol.
—¿Qué pasa?— frunció el ceño.
—Necesitamos el ordenador y el estúpido de mi hermano se lo ha cargado— explicó Neol.
—¿¡Qué dices!?— le dio Diol un leve empujón— ¡has sido tú idiota!
—¡Da igual quien haya sido!— dijo Neol harto— por favor Arlong, ¡ayúdanos!

Y al unísono se arrodillaron, llamando la atención de todos los que estaban andando por la misma acera y malinterpretando la situación.

—No seáis tontos— suspiró Arlong— levantáos del suelo, os ayudaré.

Neol y Diol se levantaron a la vez abrazando de lleno a Arlong quien perdió un poco el equilibrio tras recibir aquella muestra de afecto.

—¡Te quiero Arlong!— gritó Neol
—¡Mi héroe!— dijo Diol.
—¡Dejad ya de abrazarme!— gruñó cabreado y los dos se apartaron a la vez sonrientes.

No pude evitar reírme ante la escena, por lo que Arlong se giró para verme.

—¿Estarás bien, Amy?— me preguntó preocupado.
—Si tranquilo— le sonreí.

—¿Seguro? — insistió.

—¡No seas pesado! — dijo Neol— ha dicho que estará bien.

Sonreí dándole la razón a Neol y Arlong frunció un poco el ceño demostrando que no estaba seguro, pero los hermanos comenzaron a empujarle y no le quedó más remedio que ir con ellos.

Estiré los brazos y respiré hondo, no me vendría mal dar un paseo sola.

Estiré los brazos y respiré hondo, no me vendría mal dar un paseo sola

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