TREINTA Y SIETE

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Amy.

No pronuncié palabra desde el momento en el que puso el seguro para niños en el coche. Notaba que me miraba de reojo, pero mi cara de mala hostia demostraba que como me dijera algo iba a explotar y no era eso cosa buena viniendo de mi.

Aparcamos frente a nuestra casa y justamente vi que un coche aparcó detrás nuestra, cosa que ignoré, pero no del todo. Cuando Zuro quitó el seguro, salí disparada de allí cerrando de un portazo y vi de reojo que del coche que aparcó detrás nuestra salió Ferlu.

Abrí los ojos conteniendo aún mi furia.

—¿Por qué esa cara de bruja?— se rió Ferlu al verme, haciéndose el gracioso cuando menos debía.

Vi que tenía un párpado algo hinchado, pero no me importó, sabía que él tenía algo que ver con lo que había pasado, me lo olía y mis intuiciones nunca me fallan.

—Has sido tú, ¿no, gilipollas? — dije señalándole mientras seguía aguantándome las ganas de explotar.
—El no tiene nada que ver— dijo Zuro pestañeando más de dos veces seguidas, tuvo los santos cojones de mentirme.

Lo miré incrédula.

—¿En serio Zuro?— lo miré decepcionada— ¿¡en serio!?— le grité.
—Oye Amy, relájate— tuvo Ferlu la decencia de tocarme el hombro para relajarme y lo único que consiguió de eso es que le diese una patada en los huevos— eso por decirme que me relaje— sonreí y después al ver que me miraba aún dolorido y sorprendido por el golpe de antes, le di una bofetada— y esto por hijo de puta— escupí a su lado con asco.
—Amy, te has pasado— dijo Zuro regañándome.
—¿Ah si?— le di un puñetazo en el estómago a mi hermano— para ti también había— me sacudí las manos satisfecha y entré a la casa cerrando de otro portazo.
—¡AMY, ESTÁS CASTIGADA!— me gritó mi hermano cogiendo aire cuando estaba entrando en mi habitación.
— Si hermanito— dije con ironía— sólo te digo una cosa— le dije alzando un poco más la voz para que me escuchase— cuando menos te lo esperes, me iré de esta casa— sonreí al pensarlo— A-VI-SA-DO— dije con burla y cerré la puerta con pestillo.

Zuro.

¿Desde cuándo mi hermana tenía tanta fuerza?

Entré a mi casa a duras penas sujetando a Ferlu que aún seguía agonizando por del dolor y todavía me dolía el golpe.

—Joder Zuro— dijo cuando le ayudé a sentarse en el sofá— no me siento la mitad de la cara y creo que me he quedado sin huevos— cerró los ojos con fuerza aguantando aún el dolor y hechó la cabeza hacia atrás mientras seguía manteniendo sus manos en sus partes.
—Se nota el odio que te tiene mi hermana— suspiré, aún no sabía por qué ella le odiaba.
—No sé cómo no he muerto tras el golpe— dijo mientras aguantaba la respiración.

Me levanté del sofá y cogí un par de hielos, los coloqué en un trapo y los envolví.

—Ponte esto en el ojo— se lo tendí y el sin rechistar se lo colocó.
—Mañana voy al médico— dijo asustado— me ha dejado estéril fijo— se miró entre las piernas.
—No habrá sido para tanto— le resté importancia, pero de seguro que si me hubiese pasado a mí, ya estaría en el hospital.
—Que no dice— rodeó los ojos— seguro que si te pasa a ti no dirías lo mismo— me fulminó con la mirada.

Me reí y me quedé pensativo.

—Gracias por sacrificarte— le dije con total sinceridad.
—No sé yo que decirte— ladeó un poco la cabeza— para la próxima me compro un protector de esos para la zona varonil— me reí cuando me lo imaginé con aquello puesto y él se unió a mí.
—El chico ese con el que estaba— miré al suelo— me dijo que iba a salir con ella— lo miré a los ojos.
—Ese chico trabajó en el Meid Caffe cuando Amy estaba enferma— se encogió de hombros— tengo entendido que es el hermano de Nami y por lo que Arlong dijo, es compañero de clase de tu hermana— frunció el ceño.

Algo me decía que Amy ocultaba el origen verdadero de dónde conoció a ese chico.

—No sé tú, pero algo me dice que lo de que sea su compañero de clase, es mentira— frunció aún más el ceño.
—Hay que investigarlo— fruncí el ceño.
—Por el bien de Amy— sonrió Ferlu.
—Por el bien de Amy— repetí yo cómplice.

Amy.

Desde que entré a mi habitación me tiré las horas muertas mirando a través de la ventana preguntándome qué hubiese hecho mi madre en estos momentos y si Zuro estaba bien tras el puñetazo que le di en el estómago, en cierta parte me sentía mal, pero por otra parte se lo merecía.

—Te noto un poco enfadada— oí la voz de Zael— por no decir mucho— sonrió.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me percaté de que estaba en la rama del árbol que había frente a mi ventana.

Suspiré sonoramente.

—No sabes lo molesta que estoy con todo esto— me adentré a mi habitación y él entró detrás mía.
—Adivina qué — dijo riéndose sin ganas.

Lo miré alzando ambas cejas.

—El causante de esto a sido Ferlu— sonrió irónicamente.

Rodeé los ojos.

—Me lo suponía— me tumbé sobre la cama.
—No entiendo a ese tio— se sentó a mi lado frustrado— hoy le he dado lo que se merecía— sonrió mientras se tocaba el músculo del brazo.

Alcé una ceja.

—¿Os habéis pegado?— y ahí fue cuando le vi que tenía uno de los mofletes hinchados— por lo que veo si— concluí.
—Es igual, pega como una nena— se encogió de hombros.

No pude evitar reírme.

—¿Sabes?— cerré los ojos— me estoy planteando escaparme de casa para que mi hermano escarmiente— hice una pausa— pero lo veo casi imposible— suspiré cansada.
—¿Por qué?— abrí un ojo para verle— a estas horas es ideal para escaparse— me miró.
—No sé— me incorporé sobre la cama quedándome sentada sobre ella— la verdad es que me da algo de miedo— confesé— si me escapara no sabría dónde ir, apenas tengo dinero ahorrado y si me fuese a casa de Nami me localizarían al instante— miré a mis pies.

Se hizo el silencio.

—Yo puedo escaparme contigo— dijo Zael.
—¿Qué?— le miré sorprendida.
—Trabajo duro y me pagan bien— se encogió de hombros — mis padres se compraron una casa al lado de un sitio de aguas termales— sonrió — estaríamos bien y con las aguas termales no pasaríamos frío— sonrió aún más.
—N-no sé Zael— me quedé sin palabras— me lo tendría que pensar mucho...
—Bueno...— suspiró mientras se levantaba de la cama— mientras que te lo piensas, aún me debes dos quedadas— me guiñó el ojo.
—Pero, ¿cómo pretendes que quede contigo si no puedo salir de aquí?— dije confundida.
—Ya te dije— sonrió— a estas horas se puede salir— señaló hacia la ventana y la miré, ¿no estará pensando...— mañana por la noche nos vemos, ¿vale?— dijo ya saltando por la ventana hacia el tronco del árbol.
—¿Qué?— dije aún sin creerme lo que me acababa de insinuar.
—No me falles— me besó la frente dejándome sin palabras y desapareció de allí.

Uy,uy,uy...

¿Qué pasará?

¿Creéis que Amy aceptará la propuesta de escaparse con él?

Más adelante se verá jeje.

Hasta luee!

ATT: Mali 💜

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