CUARENTA Y OCHO

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Neol.

Ferlu me llamó para que lo recogiese del trabajo, básicamente porque le daba pereza subir andando hacia su casa, ya que dejó el coche en el taller.

Había llegado demasiado pronto al Meid Caffé, así que decidí entrar para tomarme algo mientras que terminaba su turno.

—¡Bienvenido!— me recibió una chica pelirroja, sonriente y vestida realmente sexy, ya me extrañaba a mi que muchos chicos viniesen a este lugar y no porque la comida era la mejor— ¿vienes solo?— hizo un pucherito, asentí realmente extrañado— ¡acompáñame!— se giró y se dispuso a andar hasta guiarme hacia una mesa vacía.

Esto en cierta parte me comenzaba a dar miedo.

Me trajo un vaso de agua y me colocó la carta.

—Cuando decida qué quiere tomar vendrá una de mis compañeras para atenderte— me sonrió.

Asentí todavía fuera de si, ¿eran así siempre?

Miré la carta por encima y me decanté por un café junto con un donut, alcé la vista y una de las chicas que trabajaban allí se acercó a mí cuando nuestras miradas se cruzaron.

¿Cómo explicarlo? Nunca me había pasado esto con nadie, era como si un ángel caído del cielo vestida con un uniforme demasiado sexy para mi vista, se estuviera acercando a mí. Su pelo rubio ondulado recogido en una coleta se zarandeaba a medida que avanzaba hacia mí y sus ojos grises me miraban junto con una sonrisa deslumbrante.

No quería que se acabara este momento, no quería que su imagen se esfumara de mi mente...

—¿Está bien?— me zarandeó un poco haciendo que volviese a la realidad, ahora la tenía más cerca, su cara demostraba que estaba preocupada y sus ojos grises estaban inyectados en mi.

¿Qué me estaba pasando?

—Si, si...—me rasqué la nuca— quería pedir un café solo junto con un donut— le dije mientras intentaba guardar la compostura, me estaba volviendo realmente nervioso.
—Café solo y un donut...— apuntaba en su libreta— ¿nada más?— me sonrió.

A mi corazón le dio un vuelco, pensé que me faltaba el aire.

Negué con la cabeza, puesto que las palabras no me salían.

—En un momento estará listo— me dijo aún con aquella sonrisa.

Asentí, ella hizo una pequeña reverencia y se giró para dirigirse a la cocina.

¿Qué me estaba pasando? ¿por qué estaba así? ¿qué era esto que sentía?

Me coloqué la mano donde se encontraba el corazón y noté que me estaba latiendo demasiado rápido. Respiré hondo intentando tranquilizarme, pero cuando la vi salir de nuevo a atender a otros clientes mi corazón volvió a latir con demasiada fuerza.

Me sentía realmente extraño, nunca me había pasado nada de esto frente a una chica... comenzaba a asustarme.

Un rato más tarde, la chica pelirroja que me guió hacia la mesa cuando entré, me trajo lo que había pedido con una sonrisa y lo colocó sobre la mesa.

—¡Qué aproveche!— hizo una pequeña reverencia y se giró para marcharse a otra mesa.

Respiré para calmarme un poco y cogí el donut para darle un bocado, después le di un sorbo al café y entrecerré los ojos.

Iba a darle otro bocado al donut cuando una voz me sobresaltó.

—¿Necesita algo más?— me giré de golpe y la vi, de nuevo— ¡oh!— sonrió divertida al verme— se ha manchado un poco los labios— cogió su delantal y lo colocó sobre mis labios para limpiarme.

A través de la ventana [RESUBIENDO]Where stories live. Discover now