CUARENTA Y CINCO

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Amy.

Pasaron dos días contados y en la noche, antes del día siguiente, estábamos Tony, Didi, Diol y yo como locos preparándolo todo.

Diol se quedó con nosotros en la casa de Didi; días atrás, aprovechamos que nuestros hermanos trabajaban y fuimos a casa a recoger nuestras cosas para las vacaciones antes de que nos pillasen. Gracias a nuestra suerte que tuvimos en aquel instante, pudimos recoger todo lo que nos íbamos a llevar e irnos de ahí.

—¡JODER DIDI QUITA LA PUTA BACHATA QUE ME DESCONCENTRO!— gritó Tony desde una habitación.
—¡PUES CIERRA LA PUERTA!— gritó la otra.
—¿Son así todos los días?— me preguntó Diol mientras me ayudaba a guardar mis cosas en la maleta, ya que él lo había preparado todo con antelación.

Rodeé los ojos.

—Ni te lo imaginas— le contesté.

Este sonrió.

Los vecinos de la casa de al lado tuvieron que llamarnos la atención por la música y gritos, ya que eran casi las tres de la mañana.

—Has tenido suerte de que no llamasen a la policía— le dijo Diol a Didi.
—O eso, o que me quiere emparejar con su hijo el friki— rodeó los ojos dejándose caer sobre la cama.

Tony comenzó a reírse.

Dejamos finalmente las maletas al lado de la puerta de casa y nos quedamos todos durmiendo en la misma habitación.

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El reloj de Didi comenzó a sonar:

Despierta perro muerto...

Me sorprendió que la voz que dijo aquella frase fuese la de Tony. Volvió a sonar repetidas veces la misma frase, hasta que Didi lo apagó bruscamente y miró a Tony de mala manera.

—¿Qué?– preguntó este al verla.
—Que sea la última vez que me regales un puto despertador— se levantó de la cama y le dio un pisotón en la mano.

No sé cómo lo hacía Tony para regalar despertadores con frases de buenos dias acorde con la persona, era inexplicable.

Diol se movió para después besarme en la frente dándome los buenos días.

—Tu móvil está vibrando— me dijo tras sonreírme.

Vi que en la pantalla estaba el nombre de Nami así que la descolgué.

—Diez minutos os quedan para prepararos y salir de casa— me dijo entre sería e ilusionada y colgó.

Me levanté de golpe y todos me miraron con el ceño fruncido.

—¡Tenemos diez minutos!— exclamé y como era de esperar, todos se levantaron de golpe para prepararse.

Hubo alguna que otra pelea para entrar en el baño, algún que otro gritido de frustramiento por no saber que ponerse y finalmente acabamos todos junto con nuestras maletas fuera de casa metiéndolas en los maleteros de los coches.

Marla, Vilma y Zael también estaban allí.

Me monté en el coche de Diol junto con Tony y Didi y en el coche de Nami se montaron ella, Zael, Vilma y Marla.

Tras ponernos los cinturones, nos pusimos en marcha.

Didi gritó y nos pilló a todos de sorpresa.

—Dios Diana, que estoy conduciendo— dijo Diol algo asustado.
—Lo siento— se disculpó— pero es que estoy muy nerviosa.
—¿Cómo pensáis que será aquello?— pregunté yo mientras que miraba por la ventanilla.
—No lo sé— se encogió Tony de hombros— pero tiene pinta de estar increíble sólo por decir que al lado de la casa va a ver aguas termales— se cruzó de piernas.
—Estoy super impaciente— dijo Didi realmente nerviosa.
—Yo quiero probar ya las aguas termales— dijo Diol.
—Eso de las aguas termales... ¿hay que bañarse desnudos?— preguntó Didi.
—Creo que si— dijo Tony pensativo.

De repente noté unas manos sobre mis pechos y comenzó a manosearlos.

—Estaremos las dos, juntitas, desnudas... ¿no te parece divertido?— me dijo Didi al oído.
—¡DIANA!— le di un manotazo en ambas manos y las apartó, vi que Diol me vio de reojo y eso me avergonzó más.
—Joder Amy que sosa...— dijo entre risas mientras Tony la acompañaba.
—Idiota— dije en un susurro.
—Ni que vaya a ser la primera vez que te vea desnuda...— susurró.

Tony comenzó a reírse más fuerte y finalmente a Diol se le escapó una sonrisa.

Me coloqué la capucha de la sudadera para que no se me viese la cara.

Este viaje iba a ir para largo...

A través de la ventana [RESUBIENDO]Where stories live. Discover now