DOCE

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—¡Venga ya Zuro!— exclamó molesto— ¿qué pasa?, ¿ya no confías en mí?
—Quiero protegerla...— susurré lo primero que me vino a la mente.
—¿Qué?— hizo una pausa— ¿A quién? — alzó una ceja.
—A Amy— pasé por su lado sin ninguna delicadeza y el me sujetó del hombro con fuerza girándome, obligándome a verle la cara.

—¿Te piensas que yo no? — achinó los ojos.

—Amy trabaja dónde tú has conseguido trabajo— empecé a explicarle— desde que comenzó a trabajar allí lo ha mantenido en secreto porque teme a que alguien que conozca lo sepa y se burle de ella— acabé confesándole la verdad arrepintiéndome en mis adentros de haberlo hecho.

Acababa de cagarla contándole aquello a Ferlu y Amy, seguramente si se enteraba, no me perdonaría en la vida.

—¿Qué quieres decir con todo esto? — me soltó el hombro.
—Ahora que vas a trabajar allí— tragué saliva— le arruinarás la vida...
—¿Qué? — se asqueó — ¿por quién me tomas Zuro?—se le notaba a la perfección por su tono de voz que estaba cabreado— ¿qué piensas que voy a hacerle en el trabajo?, ¿por qué piensas que le voy a arruinar la vida?— volvió a cuestionarme esta vez decepcionado.
—No lo entiendes...— intenté explicarle mejor lo que quería decir, pero no me dejó terminar.
—No, ¡tú eres el quien no me entiende a mí!— se removió el pelo— ¿A caso no me conoces Zuro?— sonrió sin ganas, después miró la hora— mira, ¿sabes qué? — me miró y me limité a callar— paso de esta mierda, me voy al trabajo, no quiero llegar tarde a mi primer día— recogió su abrigo y se largó cerrando tras de él de un portazo.

Me dirigí hacia el sofá individual sentándome sobre el desganado mientras me llevaba una mano a la cabeza.

<<¿Qué acabas de hacer Zuro? Como se entere Amy, darla por perdida.>>

Ferlu.

Salí de aquella casa hecho una furia, ¿qué coño le pasaba a Zuro?

Respiré hondo varias veces mientras que caminaba y aceleré el paso.

El hecho de que Amy trabajase en el Maid Caffe me sorprendió, pero lo que me molestó fue que Zuro insinuara que yo no sabía guardar un secreto.

¿Tan mala gente soy?, mejor dicho, ¿tan mala persona aparentaba ser?

Fruncí el ceño molesto.

Le demostraría a él y a todos que sé guardar secretos, que la gente puede confiar en mí, así, a lo mejor Amy deja de comportarse tan borde conmigo. Estos días se comportaba de manera diferente y en parte me molestaba, ¿por qué no podía ser como antes, cuando se ponía nerviosa ante mi presencia y me decía cosas sin sentido?

Negué con la cabeza alzando después mi mano en forma de puño en alto.

<<Bueno, conseguiré que confíe en mi.>>

<<Vas a ver de lo que soy capaz Zuro.>>

Sonreí victorioso y entré por la puerta trasera del Meid Caffe.

Amy.

—Amy, sé que es importante para ti, pero no puedo hacerte ese favor— me dijo Nami.
—¿No puedes hacer hoy una excepción?— le insistí.
—No puedes esconderte de este trabajo toda la vida— me regañó.

Agaché la cabeza, y me froté la sien cuando noté un pinchazo en la frente.

—Sé cómo te sientes— me dijo mientras me acariciaba la mejilla— pero debes de hacerte a la idea de que nunca puedes esconderte de algo y más si es parte de tu rutina diaria— intentó convencerme, pero sólo consiguió de ello que hinchase los mofletes molesta.
—¡Necesitamos ayuda!— gritó Vilma desde la puerta de la cocina.
—¡Ya voy!— contestó Nami, después me miró— iré a ayudarlas, mientras vístete de tu personaje— me sonrió— hoy será un día divertido— me dio un beso en la frente y se marchó a ayudar a las demás.

A través de la ventana [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora