CUARENTA Y TRES

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Amy.

—¿Qué ha pasado Amy?— me preguntó Didi dándole porrazos al baño.

Me había dirigido a casa de mi mejor amiga y nada más entrar me había encerrado en el baño.
No me gustaba que las personas me viesen llorar y más sabiendo que mi mejor amiga se ponía muy ruda conmigo cuando me veía así, porque le molestaba que llorase y no quería verme así.

—¿Qué pasa?— oí la voz de Tony de fondo, pareció ser que acababa de llegar a la casa.
—Ha entrado llorando y se ha encerrado en el baño— me la imaginé poniendo los ojos en blanco.

Tras eso oí unos toques suaves.

—Amy, sal— no contesté, no podía apenas hablar, las lágrimas y mis quejidos de dolor no me dejaban pronunciar palabra— Amy, sólo te queremos ayudar, ya sabes que puedes contar con nosotros— en cambio Tony era más tranquilo que Didi y no se ponía tan nervioso cuando me veía llorar, más bien se lo tomaba con calma— abre, ahí dentro no podremos solucionar nada— me lo imaginé frunciendo el ceño.

Finalmente tras unos minutos de silencio, me levanté del suelo del baño, me lavé la cara y salí temerosamente del baño viendo a los dos mirándome fijamente.

—Lo siento...— fue lo único que dije al verlos.

Los dos suspiraron al unísono.

—Tómate el tiempo que quieras para relajarte— dijo Tony.
—¿Quieres una tila?— ofreció Didi y acepté asintiendo con la cabeza.

Una hora después de haberme tranquilizado y beberme la tila, decidí tranquilamente contarles todo con todo detalle, me escuchaban en silencio atentos y algo serios hasta que al fin terminé y alguna que otra lágrima se me escapó.

—Quédate aquí Amy— me dijo Didi secándome las lágrimas con sus pulgares.
—Tu hermano necesita tiempo para recapacitar y tú tiempo para pensar en lo que vas a hacer— dijo Tony— pero que por mi como si te quieres quedar toda una vida aquí— sonrió.
—Cierto— asintió Didi sonriente— esta siempre va a ser también tu casa— me abrazó y le devolví el abrazo, lo necesitaba.

Zael.

Algo en mí me decía que había ocurrido algo malo y estaba en lo cierto.

Le hablé a Amy por teléfono una vez que la agregué a mi lista de contactos, le pregunté que cómo estaba y me llamó al instante para explicarme lo que había pasado.

—¿Dónde estás ahora?— le pregunté alarmado.
En casa de una amiga— suspiró— creo que me quedaré aquí mucho tiempo.
—Mientras que estés bien da igual el tiempo que haga falta— aseguré.
Bueno...— se le notaba que estaba mal— Si no te importa, explícale a tu hermana lo que ha pasado— me pidió.
—No te preocupes— sonreí.
Hasta otra— se despidió.
—Que descanses— y colgó.

—¿Era Amy?— me sobresaltó la voz de Namy.
—Si— asentí apenado tumbándome en la cama.
—¿Le ha pasado algo malo?— frunció el ceño.

Le conté todo tal y como me lo había dicho Amy, la cara de mi hermana era entre de espanto y preocupación.

—He cerrado el Meid Caffe por vacaciones— se sentó sobre mi cama— ¿Por qué no nos vamos a la casa de las aguas termales?— miró al suelo— nos vendría bien relajarnos— sonrió.
—Me dijo que estaba en casa de sus amigos— la miré— no sé yo si va a querer salir de allí.
—No importa— sonrió— lo invitamos también y de paso se vienen las chicas— se le notaba ilusionada.

Sonreí.

—Yo la llamo— se ofreció.

Asentí.

Amy.

¿Amy?— escuché la voz de Namy— ¿estás bien?— se le notaba preocupada.
—No— suspiré— no lo estoy— no podía mentir sobre esto.
Lo estarás ahora— la imaginé esbozando una sonrisa.
—¿Por qué?— fruncí el ceño.
Mi hermano y yo hemos pensado en irnos de vacaciones una semana a la casa que tenemos al lado de unas aguas termales— se le notaba ilusionada— vendrán las chicas y hemos pensado en que a tí te vendría bien despejarte y relajarte.
—Pero, estoy en casa de mis amigos...— no me dejó terminar.
Lo sé, lo sé— contestó— diles que también se vengan.
—No sé Namy...— suspiré— no os quiero ser una molestia con mis problemas...
No seas tonta Amy— me regañó— vamos a divertirnos.
—Bueno...— dudé— se lo comentaré a ver qué dicen— sonreí.
Espero que sea así— seguro que tenía el ceño fruncido— pero una fiesta a lo grande no se resiste cualquiera...— se la escuchó reírse.

—¿¡Fiesta!?— gritó Didi que estaba a mi lado comiendo palomitas.
—¿¡FIESTA!?— gritó Tony desde la planta de arriba de la casa, se le escuchó bajar las escaleras a toda velocidad— ¿¡QUIÉN DIJO FIESTA, DÓNDE, CUANDO!?

¿Ves?— me dijo Namy desde el teléfono— seguro que vendrán— volvió a reírse.

Las miradas de Didi y Tony me comenzaban a incomodar.

—Bueno, entonces... ¿cuándo nos iríamos?— pregunté.
Quédate pendiente del WhasApp, te avisaré en cuando sepa.
—Está bien— suspiré.
Es por tu bien Amy— me dijo con un tono más suave— sabes que queremos lo mejor para ti.
—Lo sé, lo sé...
Bueno chica, id preparando qué os vais a llevar— se le notaba ahora más animada que nunca.

Sonreí.

¡Hasta luego!— se despidió y colgó.

—¿Vamos a ir verdad?— dijo Tony algo impaciente.

Asentí y se miraron entre ellos para después pegar chillidos de emoción y hacer alguna que otra palmadita en el aire.

—Amy, haremos que sea tus mejores vacaciones— dijo Didi y me abrazó.

Bueno, personajes...

¿Qué pasará en las vacaciones?

Sólo os adelanto que uno de los amigos de Zuro irán con ellos, jejeje...

Hasta la próxima pichones!!

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