CUARENTA Y CUATRO

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Diol.

—¿¡Qué le estás haciendo a mi hermano!?— me sobresaltó la voz de Neol.

El chico que me estaba besando se incorporó de golpe tras oírlo y me miró asustado para después girarse.

—¿No estábais haciendo un proyecto para el trabajo?— me miró sorprendido.
—Y así es— respondí con naturalidad.

Ya estaba harto, estaba harto de mi hermano, siempre que tenía la oportunidad de decirle mi orientación sexual aunque fuese indirectamente, insultaba a los homosexuales, les decía de todo, que era un delito enamorarse de tu mismo sexo, que deberíamos de estar muertos... esto, se le fue de las manos, lo que provocó cierta rabia en mí, pero esta vez, aprovechando el momento, no me callé, está vez, no iba a andarme con más rodeos.

—Neol— lo llamé— soy homosexual— me levanté de la cama para hacerle frente.

Vi que se cruzó de brazos y se rió.

—Si, claro, porque te haya besado ese tipo ahora eres homosexual— rodeó los ojos— ¿por qué me quieres asustar?— dijo sin entenderlo.

Alcé una ceja seriamente y me crucé de brazos. Esta vez, me miró alzando ambas cejas mientras abría sus ojos como platos, sin pensarlo se acercó al chico y le cogió de la camiseta levantándolo de la cama.

—¿Qué le has hecho a mi hermano, mariquita de mierda?— le dijo enfurecido.

Roberto, me miró confuso y miró a mí hermano asustado.

—Neol, déjalo ya— le aparté su mano de la camiseta del chico y este apartó mi mano de un golpe.
—¿Por qué Diol?— me preguntó decepcionado— yo te vi con esas revistas de chicas desnudas y, y...— se tiró del pelo frustrado.
—Por aquel entonces no sabía mi verdadera orientación sexual— le miré fríamente sin darle importancia a mi pasado.
—¿Por qué?— volvió a preguntar y le pegó un puñetazo a la pared.

Roberto me miró y recogió sus cosas, lo entendía, yo también si fuese él, me hubiese marchado.

—Yo pensaba que eras mi hermano...— susurró.
—¿Por ser homosexual ya no soy tu hermano?— abrí los ojos sorprendido.
—Diol, entiéndeme— me miró— hemos vivido y compartido muchas cosas entre nosotros y esto, ahora, no va a ser lo mismo...
—¿Eres gilipollas?— le pregunté con lágrimas en los ojos— ¿te piensas que ya por que me gusten los hombres no vamos a seguir siendo hermanos gemelos?— me puse la mano en el pecho, aquello me había dolido— estoy harto de ti Neol— cerré los ojos con fuerza— he estado aguantándome todo este tiempo esto que siento sólo para que no ocurriera lo que está pasando ahora... te he mandado tanto indirectas como directas sobre esto y siempre me lo has esquivado, siempre lo evitas y cuando no, siempre faltas al respeto a aquellas personas que son homosexuales— me señalé— como a mí— me agarré de la camiseta— ¡piensa por una puta vez cómo coño me siento!— alcé la voz.
—Diol...— me llamó.
—Te odio— dije entre dientes y lo empujé hacia la estantería provocando que esta se le cayera encima y salí corriendo de casa.

Cogí el coche y arranqué, no sabía a dónde iba, no sabía qué iba a hacer, necesitaba desahogarme y no sabía con quién.

Mis amigos eran los mismos que tenía mi hermano y ninguno de ellos sabía sobre mi homosexualidad, sólo lo sabía Amy.

Aparqué frente a la casa de Amy y Zuro. Preferí llamarla, aún estaba llorando por lo que me acababa de suceder y si llamaba a la casa, no me apetecía nada que Zuro me preguntase por qué estaba así o incluso me forzase a decírselo, solía ser algo agresivo cuando alguno de sus amigos estaba mal, pero, agresivo en el buen sentido.

¿Diol?— dijo cuando me descolgó.

Iba a hablarle, pero rompí de nuevo a llorar y las palabras no me salían.

Diol, oye, ¿qué pasa?— me preguntó preocupada.

No paré de llorar, sólo recordarlo hacía que el pecho me doliese bruscamente y me faltara el aire al contener mis quejidos del dolor.

La oí suspirar.

Diol, venga tranquilo— hizo una pausa— Si sigues llorando no podré ayudarte y eso me pone de los nervios— aseguró.

Tragué saliva y respiré hondo.

—Necesito desahogarme— fue lo único que dije entre hipidos.
Está bien— pareció más calmada.
—Estoy frente a tu casa— dije algo más calmado.
Estoy en casa de mis amigos— dijo algo fría— ¿tienes mi número no?— preguntó.
—Si— respondí.
Háblame por whatsapp y te mando la ubicación.
—Vale.
Tranquilízate por el camino ¿vale?— me pidió— cuando vengas quiero que me lo cuentes todo con todo el detalle posible sin llorar— me dijo seriamente— no quiero verte así— suspiró.
—Lo intentaré— suspiré no muy seguro.
Ahora nos vemos— y colgó.

Hice lo que me pidió y al instante me mandó la ubicación, arranqué el coche y me dirigí hacia donde me estaba indicando el gps del móvil, aparqué frente a una casa que estaba casi en la otra punta de la ciudad y bajé del coche. Cuando estuve frente a la puerta llamé al timbre, a lo que me abrieron al segundo.

—¿Tú eres Diol?— me preguntó el chico que se asomó por la puerta.

Asentí algo tímido.

—Quita del medio— le dijo una chica que estaba con él empujándolo hacia un lado, después me miró— pasa, pasa, no te quedes ahí fuera— me agarró del brazo y me tiró hacia el interior.

Me llevó hacia lo que supuse que sería el salón y allí vi a Amy, sentada en el sofá abrazada a sí misma vestida con una sudadera gris ocuro que le quedaba grande y unos pantalones de pijama gris más claro de osos panda, a su lado había una caja de pañuelos y en frente suya una papelera de metal casi llena de pañuelos.

—¿Qué te ha pasado?— fue lo primero que le pregunté al verla así, en aquel momento vi que ella lo había pasado peor que yo.

Me senté a su lado y la abracé, ella me devolvió el abrazo.

El chico y la chica que me recibieron se sentaron en el sofá que había enfrente mientras suspiraban.

—Amy se ha escapado de casa— dijo el chico.
—Su hermano le ha culpado por la muerte de su madre— suspiró la chica.

Abrí los ojos como platos.

—No importa lo que me haya pasado a mi— se apartó de mi abrazo mientras se sorbía los mocos  intentando sonreír— el quien tiene que dar explicaciones sobre lo que le ha pasado eres tu— se llevó el pañuelo a los ojos para secarse las lágrimas.

Le cogí de la mano y comencé a acariciársela mientras empecé a contarle lo que me había pasado, con todo detalle, como ella me pidió.
Una vez que terminé, cogí un pañuelo y me sequé las lágrimas que se me habían saltado en el último momento y esta vez la quien me dio un abrazo fue Amy.

—Vente con nosotros de vacaciones— me propuso la chica.
—Iremos a una casa que está al lado de un sitio con aguas termales— dijo el chico ilusionado.
—Os vendría bien relajaros a los dos— dijo la chica.

Amy y yo nos miramos.

—Estaría bien— sonreí.

Ay omaita, otra pelea, otra escapada y otro que se incluye al club de las vacaciones para relajarse.

¿Qué os ha parecido?

¿Neol necesita que le peguen una paliza por lo que le ha hecho sentir a su hermano?

En fin, os comunico que este libro va a tener demasiados capítulos porque quiero poner muchas cosas XD

Hasta luego pichones!

A través de la ventana [RESUBIENDO]Where stories live. Discover now