12. El regreso de antiguas hazañas

Magsimula sa umpisa
                                    

- No son más que simples cuentos de hadas, leyendas sin fundamento. – espetó el regente.

- ¿Cómo puede decir eso? ¡Usted era el primero en defender la leyenda con vehemencia y ahora no comprendemos la razón de su repentino cambio! No podemos dejar al olvido las hazañas del Héroe elegido por las Diosas y la Princesa del Destino. ¡Es una blasfemia! – reclamó el ministro de cultura, indignado.

- ¡Esa es mi decisión! ¡Prohíbo rotundamente que en este reino se mencione algo sobre esa leyenda! Hay que enterrarla de una vez por todas.

- ¿Entonces qué haremos con el Templo de la Luz, los centros educativos y las universidades? ¿Cómo les explicaremos que las creencias en las que siempre han sido instruidos, no son más que falacias? – preguntó de ministro de educación, alarmado.

- Se realizará un cambio en la metodología educativa, y referente a nuestro templo, Rauru, el sabio del mismo aquí presente, está totalmente de acuerdo conmigo en erradicar esas enseñanzas. De esa forma en ningún lugar habrá evidencia alguna que hable sobre esa leyenda. Reúnan todo libro, texto e información que contenga hechos, empezando desde la era del cielo hasta la del ocaso. Llévenlos a las afueras del reino y quemen hasta la última página. ¡No quiero absolutamente nada de eso en Hyrule!

- Pero majestad... –pidió un bibliotecario.

- ¡Es una orden!

- Está bien, las cosas se harán como usted ordene. Si no tiene nada más que decir, nos retiramos. Con permiso. –mencionó el ministro de educación.

Una vez que la reunión terminó, el rey y Rauru se quedaron solos en la sala.

- Agradezco tanto que hayas venido a apoyarme, sin ti hubiera sido imposible enfrentarlos a todos. – dijo el rey en tono angustiado

- No te preocupes, la verdad a mí también me afecta todos estos cambios que habrá. Sabes lo importante para mí que son las tradiciones, pero entiendo que lo haces por el bien de tu hija y no te pienso juzgar por eso. Solamente te haré una advertencia... evadiendo los problemas no los eliminarás, pues tarde o temprano la princesa y el heredero de Ordon tendrán que enfrentar su destino.

- Lo sé perfectamente, pero hasta que ese día llegue no quiero que nada perturbe mi hogar.

...

Luego de una semana, en altas horas de la madrugada, todas las evidencias de las eras legendarias estaban reunidas a las afueras del reino, y una vez que verificaron que no faltase nada, los súbditos prendieron fuego a las reliquias, cumpliendo con el mandato real.

Muy lejos de aquello se encontraban los reyes en su balcón, observando consternados la enorme llama consumiendo hasta el último retazo de aquellos textos.

- Creo que te precipitaste con esta decisión. – afirmó la reina.

- Claro que no, simplemente protejo a nuestra hija. No quiero que descubra su fatídico destino. Créeme que medité mucho esta decisión, incluso se la comenté a Demetrio y me dio todo su apoyo. En este momento debe estar haciendo lo mismo en su tierra.

- No puedo creerlo...

- Como sabrás, en Ordon vivió hace miles de años el héroe de la era del ocaso que tenía la habilidad de convertirse en bestia sagrada, y de esa forma, salvó esta tierra y el mundo paralelo a la misma. Él tampoco desea que su hijo tenga la mínima sospecha de nada, quiere que crezca de la manera más sana posible.

- ¿No le temes a las Diosas? ¿No crees que ellas ven con malos ojos que elimines todo lo importante para este reino y para las almas de esos niños?

Almas unidasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon