—Hoy fue la primera cita de Anastasia y pude escuchar el corazón de mis bebés. —Kate frunce el ceño.

—¿Dijiste bebés? —pregunta dudosa.

—¿Cómo qué bebés? —Ahora es mi hermano quien se muestra confundido. 

Vuelvo la mirada a Anastasia y beso sus labios castamente.

—Así es. Seremos padre de dos bebés completamente sanos. —Los miro.

El rostro de mi hermano se torna contradictorio ya que está sorprendido, pero la sonrisa que mantienen sus labios deja claro que lo siguiente será un comentario fuera de lugar como solamente él lo sabe hacer.

—¡Joder! —chilla Kate llamando mi atención—. Seré doblemente tía. —Sonrío.

—Baja la voz, por favor —la reprende Anastasia.

Pone los ojos en blanco.

—Vaya, hermano. Sin duda eres el paquete perfecto. —Lo miro sin expresión ya que tanto halago viniendo de él me confunde y mantiene alerta. —Guapo, millonario y con una puntería envidiable por el mejor francotirador. —Anastasia tose ahogada con el agua por su comentario.

Lo fulmino con la mirada, pero él se carcajea ampliamente.

—¿Y ya saben que serán? —Anastasia niega recobrando la compostura.

—Es muy pronto. Para mayor seguridad recomendó hacer la ecografía después de las veinte semanas. —Aplaude emocionada.

—Esto es emocionante. Tendré dos bebés para cargar. —Arqueo una ceja.

—Hermano, saca de la miseria a tu mujer. —Niega vehemente.

—Nos falta tiempo. Por ahora que se conforme con sus futuros sobrinos y brindemos por este acontecimiento que sin duda los hace muy feliz. —Llama al mesero y le pide una botella de la mejor champagne.

Miro a mi nena sintiéndome completo. El resto del almuerzo pasa ameno entre risas, chistes y planes de Kate quien alega que será la tía consentidora. Elliot le recuerda que Mía está de por medio y entra en un debate sobre sus derechos al ser la hermana por elección de la madre.

Creo que esas dos tendrán su disputa y lo disfrutaré por primera vez.

Dentro de todo me hace feliz que mis bebés tengan a su alrededor personas que los quieran sin obligación. Creo que el saber que mi padre fingió por muchos años amarnos marco mi vida, pero me sorprende ver que aun conociendo la verdad no guardo ese odio que debería haber por aquel que me engaño. Hay resentimiento, pero hasta ahí. No me sale odiarlo y es lo que muchas veces me molesta, ser flexible en mis sentimientos.

Sonrío por un comentario de Elliot, pero mi risa cesa al mirar más allá de él donde el cristal deja ver las personas pasar. La imagen que se recrea frente a mí me sumerge en una burbuja de tensión inquietante.

—¿Qué pasa? —escucho lejana la voz de mi nena, ya que toda mi atención la tiene aquel niño que sostiene en su mano una caja de golosinas y se las ofrece a las personas que pasan y se alejan de él como si fuese una peste.

Pantalón gastado, zapatos sucios y un suéter, que debería ser negro, está en un punto cercano al gris. Pasa la mano por su cabello y rostro como si estuviera sofocado. Insiste a la siguiente pareja que pasa y lo miran con asco, para luego acelerar el paso.

Mi pecho se aflige al recordar que muchas veces pensé en mi futuro de no haber sido adoptado por mi madre y me imaginé en esa misma situación. Con ropa gastada, sucia y vendiendo cualquier cosa para poder comer. Soñando con un futuro como el de ahora, sin poder aspirar a tenerlo de haber estado en aquella condición.

Hermosa Ante Mis OjosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant