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CHRISTIAN


Corro ejercitando los músculos de mi cuerpo, relajando la tensión que posee y, refrescando mi mente la cual se empeña en agobiarme con el recuerdo de aquella rubia que me impactó, que me hizo preso de su mirada tan azul como el cielo, que me examinó en cuestión de segundos con sus hermosos ojos, que me dio una chispa de paz entre todos aquellos recuerdos que me embargaban puesto que su presencia me hizo estremecer. La sensación de aquella corriente eléctrica fue tan abrumadora, adictiva y deliciosa. Fue como estar frente a algo que te gusta, que fue hecho para ti. Como si te sintieras feliz, extasiado y completo.

Su actitud me desconcertó. Mis ojos recorrieron su figura deleitándome de su cuerpo envuelto en ese hermoso vestido. No posee un cuerpo de modelo pero, sin duda tiene curvas donde tienen que ir. Me impactó, sencillamente se veía hermosa, aún con la profundidad de la tristeza que mostraban sus ojos su presencia me impresionó. Todo en ella grita ternura y dulzura. Su rostro tiene esa capa de ingenuidad que la hace presa de cualquier imbécil, que te provoca cuidar y resguardar en un templo donde nadie pueda verla ni hacerle daño.

El contacto con su piel fue algo extraño, podía sentir como nuestras manos vibraban, como mi cuerpo absorbía de ella un calor abrazador, una mezcla de emociones que me dejaron impresionado y confundido en ambas cantidades, su piel blanca como porcelana desprendía un olor exquisito que no he podido sacar de mis fosas nasales, se ha clavado en mi mente con el recuerdo de su hermoso rostro.

Sacudo la cabeza intentando cambiar el rumbo de mis pensamientos. Al fondo diviso aquel parque que se ha convertido en mi guarida cada vez que salgo a correr. El verde del lugar lo hace relajante. El aire que se respira es suave, te hace sentir vivo, en paz contigo mismo centrándote en la naturaleza que te rodea. 

Acelero un poco hasta correr por las estrechas aceras. Al llegar me detengo para estirarme y recorrer el lugar como cada mañana. con el pasar los segundos choco con un cuerpo firme e inmediatamente la atraigo hacia mi para que no termine en el suelo. Su cabeza queda escondida en mi pecho. Fuertes sollozos provocan que su cuerpo tiemble. Observo su piel blanca a la altura de sus brazos descubiertos, su cabello rubio se encuentra enmarañado, paso mis manos por su cabello intentando relajar su cuerpo que irradia tensión, cuando me decido por saber el rostro de la mujer que se encuentra en este estado mi mundo colapsa, aquellos ojos tan azul como el cielo que me han atormentado desde la noche de ayer se encuentran frente a mi, en el fondo de los mismos hay dolor, una tristeza que me paraliza el alma, su rostro se encuentra manchado por las lágrimas y espantosos golpes que me enfurecen de sobre manera.

—¡Rose! —Parpadea rápidamente al escuchar mi voz. Su cuerpo tiembla en mis brazos como si el frió de la mañana la estuviera atormentando, cosa que creo puesto que lleva una pequeña blusa de tiras o mejor dicho pijama. —¿Qué ha pasado, nena? ¿Quién te ha dejado así? —Acaricio su mejilla sintiendo como mi pecho se estruja al ver el rastro de sangre en su labio inferior. Sus ojos que están cristalinos por las infinitas lágrimas que derrama sin poder contener me miran desorientados. ¡Dios, nena, que ha pasado! gruño mentalmente.

—Christian —la escucho susurrar antes de quedar inconsciente en mis brazos. Mi cuerpo colapsa al verla sin sentidos en mis brazos. La aprieto a mi cuerpo con una mano mientras que con la otra le marco a Taylor...


—Señor —contesta.

—Taylor, trae el auto a el parque Westlake —gruño frustrado.

Hermosa Ante Mis OjosWhere stories live. Discover now