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—¡Oh, vamos, Christian! Otro, no seas un puto marica —Observo todo a mi alrededor como luces navideñas distorsionadas.

El alcohol ha hecho estragos en mi cuerpo. 

Tomo el pequeño vaso de tequila con torpeza. Lo llevo a mis labios y bebo de él sin dificultad. Es extraño como al inicio quemaba, y ahora no. 

—¡Ese es mi hermano! —grita Elliot completamente borracho. 

—¿Desean algo más? —giro para ver junto a mi a la misma mesera. Esa que me mira con hambre y su labio aprisionado por sus dientes.

Ese gesto sólo es atractivo en mi nena. Nadie más que ella puede despertar mi deseo con ese simple y común gesto.

—Cuatro botellas de agua —dice Marck arrastrando las palabras. 

Bufo. 

—¡Ni mierda, Marica! —gruñe Elliot—. Preciosa, otra botella de Tequila. —La chica anota en una pequeña hoja, o lo que sea.

Ya no logro ver bien. 

—Y las botellas de agua. —Posa sus ojos en mí más del tiempo estipulado. 

—Vamos, apúrate. Y ni lo mires, que ese está por casarse. —Le grita Elliot en medio de la música que sube su volumen.

La chica se va, mientras Elliot y Marck le miran el culo. Tomo un hielo y lo llevo a mi boca. He bebido de más, y mi nena llega mañana. 

¿O ahora?  

No quiero pensar en el mañana. Quiero disfrutar al cien por ciento de la felicidad que me brinda Anastasia. De que dentro de poco será completamente mía. 

La noche continua y en un momento siento mi cuerpo perder el sentido, pero rápidamente lo recupero. Abro los ojos con dificultad buscando a Elliot, el cual al parecer está con otra mujer. Miro a Marck dormido en la silla, mientras su mano sostiene su trago de Whisky. Intento pararme pero me tambaleo de un lado a otro. Maldigo la hora en que le dieron el día libre a Taylor. Le indico levemente a Elliot que me voy, pero el simplemente me ignora. Con torpeza llego a la entrada...

—Christian —Fijo la mirada en aquella voz. Mis ojos observan todo completamente borroso. —Estás muy borracho. Vamos, te llevo a casa. —Siento sus manos sostenerme cuando siento que mis piernas han perdido fuerzas. Mi estómago se revuelve, pero justo en ese tiempo pierdo el sentido. 

Abro los ojos de golpe ante un grito que hace eco con una fuerza sobrenatural en mi cabeza. Me incorporo con dificultad buscando el sonido, pero mis ojos ven a mi nena en la puerta. 

Mi pecho suelta ese nudo que se formó en mi pecho al permanecer cinco largos e interminables días sin verla. Su mirada es vacía. Su rostro está totalmente pálido, como si hubiese visto un fantasma. Tallo mis ojos para verla bien, pero encuentro el roce de una pierna junto a la mía. Dirijo la mirada a la cama para ver a Nicole completamente desnuda despertando. 

Mi corazón da un latido tan fuerte, que en otro momento me causaría dolor, pero ahora el shock o pánico que ha experimentado mi cuerpo me lo impide. 

—Buenos días, Cariño...

Despierto de golpe completamente aterrado. Mi respiración es errática haciendo que mi pecho suba y baje sin control. El pánico recorre mi cuerpo en una descarga que eriza cada bello de mi piel. El dolor en mi pecho se intensifica llegando con una fuerza que me rebasa. El nudo en mi garganta se crea trayendo consigo una sensación de asfixia que me desespera. Me pongo de pie rápidamente sintiendo que el aire me falta.

Hermosa Ante Mis OjosWhere stories live. Discover now