(5)

16.2K 886 28
                                    



CHRISTIAN


Fui yo quien lo envió a la cárcel, Anastasia. —Su rostro es de confusión y sorpresa. Un escalofrío recorre mi cuerpo al imaginar en ella una reacción negativa. Puedo ver en sus ojos múltiples emociones correr. Baja su cabeza mientras que estruja sus dedos los cuales tiemblan. —Lamento todo esto, nena. —Niega con la cabeza. Una pequeña lágrima cae en su mano indicándome que su llanto ha iniciado.

—No te disculpes. —Su voz dulce ha cambiado a una ronca y ahogada por el nudo que guarda en su garganta. —Si está ahí es porque su ambición pudo más que su honestidad.—Me sorprenden sus palabras. Creí que siendo una mujer que irradia ternura y dulzura tomaría esto de una manera diferente. Esperaba una intensa escena donde me juzgara por condenar a su padre y demás, pero me encuentro con una mujer que sólo al hablar de él se siente rencor en cada letra.

—¿Qué ha pasado para que no sientas pena por el? —Levanta sus ojos provocando que me pierda en su tierna mirada. Mi pecho se estruja al verla tan quebrada. El fondo de su mirada muestra una tristeza y dolor tan inmenso, que me arrastra con ella haciendo que los vellos de mi piel se ericen.

—Es complicado —susurra controlando los espasmos de su cuerpo producto de los sollozos—. Toda mi vida es un asco. —Me acerco y la abrazo transmitiéndole todo el apoyo y cariño que necesita.

Aspiro su aroma mientras disfruto sostenerla entre mis brazos. Paso la mano por su espalda intentando tranquilizarla ya que su llanto no la deja continuar. Me mantengo en silencio dándole el espacio y tiempo que necesita. No quiero presionarla, entiendo que para ella soy un desconocido aún y debe tomarse su tiempo para que crezca la confianza. Aunque viendo cuán rota está, si no tiene confianza en sí misma, mucho menos la tendrá en los demás. 

¿Cómo han podido dañar a una mujer tan frágil?

—Soy hija de un matrimonio que me hizo con amor —continúa con su relato—, crecí rodeada de cariño y mucha atención. Durante años fui la envidia de muchos quienes veían mi familia como la mejor, y a mi como una afortunada por tener a los mejores padres. —Suspira profundamente. Se remueve entre mis brazos, lentamente la liberó buscado con mi mirada la suya la cuál me niega. —Nuestra posición económica y social me permitió muchísimas cosas. La que más me causaba ilusión era culminar mis estudios e ingresar a la universidad donde estudiaría lo que me apasiona, literatura. —Puedo percibir el anhelo al hablar de sus sueños. —Pero todo lo que un día soñé se vino abajo cuando mi padre... —Su voz vuelve a quebrarse nuevamente—, nos abandonó. —Un escalofrío recorre mi cuerpo al sentir su dolor al recordar. Esta reviviendo cada escena y me parte el alma verla tan rota. —A partir de ese día mi vida cambió. —Se limpia sus fluidos con el dorso de su mano en un gesto poco femenino, pero que para mi se torna adorable sin saber porque. —El dolor por su ausencia llevó a aquella casa donde se respiraba paz y amor a un infierno totalmente. —Siento que estamos entrando a la raíz de sus problemas y no se si pueda soportar escuchar el nombre de aquel infeliz que la dejo tan golpeada. —Los pocos fondos que habían en casa mi madre los malgastó en tratamientos de belleza obligándome a suspender mis estudios. Mi madre cayó en un estado deprimente de odio y rencor hacia mi. —Mi entrecejo se arruga. —Cada segundo me culpó de el abandono de mi padre sin ser consciente que el dinero era lo único que tenía sentido en su vida, era lo único que lo obligaba a permanecer junto a nosotras ya que ganaba posición social al tener una familia unida. —Paso mi mano por mi cabello entendiendo muchísimas cosas. Levanta su cabeza conectando sus ojos tristes con los míos. —Creí por segundos que podría soportar todo, pero ahora veo que la vida de aquel tiempo hasta ahora es completamente diferente, el peso que mi padre impuso en mis hombros me supera, vivir día a día siendo la burla y risa de todos es agobiante, recibir ofensas, insultos y golpes por parte de mi madre es mucho, mi cuerpo y alma no lo soportan más, no soporto vivir en una casa donde múltiples hombres entran y vivir con el miedo a puerta cerrada de que alguno me haga algo o peor aún ver que tu madre por conseguir lo que quiere te trata como a una basura prácticamente. —Me encuentro en un shock totalmente. Mi mente procesa una y muchas veces más sus palabras creando en mi una ola de calor que siento terminará en ira. —No soporto vivir un segundo más de vida sintiendo que no tengo motivos ni esperanzas para hacerlo, todo lo que un día creí he entendido que no podrá ser... —La interrumpo brevemente asombrado.

Hermosa Ante Mis OjosWhere stories live. Discover now