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Bebo el último sorbo de mi café.

—Almorzaremos en casa de mamá. —Asiente bebiendo de su jugo. —Recuerda hacer las maletas. Saldremos mañana temprano y no sabemos a qué hora regresemos hoy. —Pone los ojos en blanco, para luego sonreír.

—Dijiste que delegaste tus funciones a Ross. —Arquea una ceja masticando su desayuno.

Sonrío, ya que su apetito se ha abierto considerablemente, y verla comer en gran cantidad es gracioso. Sus antojos son extraños, y de la misma manera chistoso ya que parece una niña pequeña al repetir alegando que aún tiene hambre haciendo tiernos pucheros.

—Lo siento, pequeña, pero debo ordenar todo antes de viajar. —Me pongo de pie y camino hacia ella hasta colocarme a su espalda. —¿Tenías algo en mente para hoy? —Dejo un beso en su cuello que la hace estremecer.

Suelta el tenedor suavemente. Observo su ante brazo sonriendo al ver como los vellos de su piel se erizan.

Sin duda se ha vuelto más sensible y eso me lleva a imaginarla desnuda, ansiosa y desesperada por la atención que le brinde a su cuerpo. Si antes mis caricias la enloquecen, que haya incrementado su sensibilidad me enciende en gran medida.

—No —susurra tan bajo que se me dificulta escucharla—. Solo... —se detiene al besar esta vez su mejilla, y seguir rozando su piel con mis labios hasta llegar a sus labios.

—¿Solo qué? —pregunto con la voz ronca. Tomo su labio inferior y lo chupo degustando el dulce de su jugo de naranja y tocino.

El deseo estalla llevándome a tomar sus labios con fuerza. Coloco mi mano en su cuello y levanto su cabeza para tener mayor acceso a su boca. Mi miembro palpita en aprobación a las sensaciones placenteras que desata este beso, que de algo suave se ha tornado completamente intenso y necesitado.

Gime en medio del beso activando ese interruptor que me descontrola. Muerdo su labio inferior con fuerza, obteniendo un quejido por su parte que me trae de vuelta al ahora. Inhalo y exhalo con dificultad. Su mano se posa sobre la mía que acaricia su cuello, la tomo y la llevo a mi entre pierna para que sienta lo que un beso a despertado.

—Necesitas ayuda urgente —susurra con descaro.

Mis ojos permanecen cerrados disfrutando de cómo su mano acaricia mi miembro con una suavidad enloquecedora.

En un ágil movimientos la pongo de pie y ejerciendo fuerza la siento sobre la mesa. Vuelvo a tomar sus labios encajándome entre sus piernas.

—Te deseo, nena. —Mis labios descienden a su cuello en donde inhalo una gigantesca porción de su embriagante olor. Sus manos la ayudan a sostenerse de mis brazos. —Me estoy volviendo loco por hacerte el amor. —Sonríe.

—¿Dónde queda la gratificación por el valor de la espera? —Sin poderlo evitar sonrío junto a ella.

No se le pasa absolutamente nada y eso me agrada. Es refrescante ver que utiliza mis propias palabras en ocasiones que cree deben tener un stop.

—El deseo es irracional. —Niega suspirando profundamente.

Me separo para observarla.

—Tenemos mucho tiempo para ello y tú tienes que ir a la empresa. Además, mi brazo no está al cien. No quiero volver al hospital. —Miro la herida en su hombro descubierta.

—Es cierto. —Acaricio sus mejillas observando sus hermosos ojos de cerca. —Eres hermosa. —Sus labios se curvan en una media sonrisa, mientras sus mejillas se tiñen de ese rubor que me encanta. —Adorable, tierna, dulce y mía. —Amplía su sonrisa. —Te amo Anastasia Steele. Te amo —digo antes de tomar sus labios suavemente.

Hermosa Ante Mis OjosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang