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CHRISTIAN


—Te amo —susurra sobre mis labios. Mi corazón se detiene al escuchar sus palabras de manera silenciosa. De una manera tan intima que solamente yo podría escucharlas. Mi pulso se altera de una manera descomunal. Aunque parezca loco he anhelado escuchar esa simple pero significativa frase de sus labios. Recargo mi frente con la de ella sintiendo que mi mundo cobra vida.

—Repite lo que has dicho. —Ambos estamos en nuestra propia burbuja. Un mundo de sentimientos antes desconocidos. Mis ojos permanecen cerrados absorbiendo cada emoción que experimenta mi cuerpo. Es impresionante como su simple presencia es capaz de inestabilizar mi vida. Es ella quien me hace sentir un motivo verdadero para despertar. Me hace plasmar una sonrisa en mis labios con solamente recordarla. Recordar sus labios, sus hermosos ojos o simplemente su risa. 

—Te amo. —Vuelve a  susurrar. Abro los ojos e inmediatamente me pierdo en el azul de su mirada. —Te amo —repite. Mis labios esbozan una sonrisa que difícilmente podría ser borrada. Mi corazón late de manera errática acompañando a mi respiración. 

—Dime que éste no es un sueño. —Mi mano acaricia su piel cálida y suave a la altura de su mejilla. —Dime que es cierto. —Sus labios crean una sonrisa que me debilita literalmente. Su mano acaricia mi mejilla al paso que se acerca y deja un casto pero significativo beso en mis labios.

—No es un sueño. —Me encanta la forma en que susurra palabras sobre mis labios. Su aliento me incita a besarla con anhelo, con ese deseo vivo y real que solamente ella ha podido despertar en mi. —Te amo, Christian Grey... —Somos interrumpidos por el comentario de Mía. 

—¡Son tan tiernos! —exclama con una sonrisa radiante en los labios. 

Hemos estado tan absortos en nuestro propio mundo que actuamos sin pensar. Observo a mi nena y parece que concuerda conmigo, porque sus mejillas tienen ese tono rosa que tanto me fascina.

—Vaya manera de demostrarse su amor —comenta Elena seguido de un guiño—. Cariño, ¡enhorabuena! —Sonrío mientras observo a mi nena que se encuentra prácticamente deseando que la tierra se la trague.

—¿Desde cuándo mantienen una relación? —Observo a mi madre con el ceño fruncido. No tanto por la pregunta, sino por el tono hostil que utilizó. Deduzco que no le agrada para nada saber que amo a la misma mujer que le toco curar sus heridas y golpes. —¿Cómo es posible que entables una relación con...? —La interrumpo rápidamente. 

Me pongo de pie sintiendo que la ira se abre paso por mis venas.

—Escúchame muy bien, mama. No soy un niño para que me digas lo que tengo que hacer, y por favor guárdate las ofensas hacia Anastasia. —Todos se ponen de pie claramente sorprendidos y nerviosos por la dirección que está tomando ésta situación. 

—No puedo creer que seas tan inconsciente. No la conoces lo suficiente para que le des cabida en tu vida. Al parecer lo de Leyla no te... —Cierro mi mente a seguir escuchando sus palabras.

—¡Mamá, por favor! —gruñe Elliot—. Anastasia no es Leyla. Es inaudito que las compares de ésta manera. —El rostro de Elliot muestra la misma ira que corre por mis venas.

—Christian, cálmate. Grace está confundida. Su amor de madre es quien la hace reaccionar así —dice Elena fulminando a mi madre con la mirada. Niego con la cabeza mirando a mi madre duramente. 

—Es el deseo de verme con Nicole el que te hace cuestionar lo que siento por Anastasia. —No hace ningún gesto que diga lo contrario. —Para tu mala suerte, a quien amo es a Anastasia. La amo, mamá. Y hoy he tenido la dicha de escuchar aún con sus problemas, que mi amor es correspondido. La amo, y si tengo que luchar contra el mundo por ella, no dudes en que lo haré, por la simple y sencilla razón que la amo más que a mi propia vida. —Pequeñas lagrimas descienden de sus ojos pero en estos momentos estoy tan furioso y dolido que no siento la más mínima comprensión o muestra de afecto hacia ella. Tomo la mano de mi nena con firmeza. —Donde no es bienvenida la mujer que amo, tampoco lo soy yo. Que terminen de pasar buena noche. —Abrazo a mi nena quien se encuentra conmocionada. Infinidades de lagrimas se desprenden de sus ojos haciendo que mi corazón se estruje. Me duele verla de ésta manera. Desearía haberle evitado éste momento. Nunca imaginé que mi madre demostraría su desconformidad frente a ella. Paso frente a la habitación de Taylor y toco la puerta. A los segundos abre y me mira con el ceño fruncido. —Ve a la habitación de Anastasia, recoge sus pertenencias y las llevas a mi bungalow. —Sus ojos se posan en mi nena. Ignoro su mirada y camino con mi nena a la puerta que da a la alberca. La noche es fría llevando consigo pequeñas gotas de lluvia. Me quito mi abrigo y se lo colocó sobre sus hombros.

Hermosa Ante Mis OjosOnde as histórias ganham vida. Descobre agora