(38)

11K 667 135
                                    


ANASTASIA


Sus ojos me miran fijamente. Mi boca está seca mientras que mi corazón late descontrolado. Cada centímetro de mi piel vibra de esa manera en que solamente él lo crea.

—¿Estás embarazada? —Ignoro la voz amarga de Williams.

Todo mi ser ha entrado en ese estado hipnótico que me impide apartar la mirada y desviar la atención de sus hermosos ojos grises. Esos ojos que he extrañado ver durante interminables horas. Los mismos ojos que en los últimos días me han mirado, las pocas veces, con tristeza dejando ver una súplica agonizante.

—¿Cómo...? —Mi voz se pierde ante el estado nervioso que sus palabras han sometido a mi cuerpo.

—Entonces es cierto. —Christian desvía la mirada hacia Williams e instintivamente también lo hago. —Esperas un... bebé de él. —Frunzo el ceño al ver su rostro mostrando desagrado.

No comprendo en lo absoluto su actitud. Fue él quien ofreció una amistad limitada, quien con sus insinuaciones impuso barreras para ese voto de confianza que implicaba decirle algo que se había convertido en mi vida, y mucho mas entendiendo y escuchando a mi corazón de que fuese Christian el primero en saber la verdad. Se trataban de derechos que quería hacer valer una vez pudiera tener valor, evitando el dolor, para hablar con él, pero al parecer alguien me ganó la partida.

—Si. —Un pensamiento vago llega a mi mente sobre sus palabras. Se lo que implica esto para él y en parte me hace sentir bien que sea así. Es un límite que se debió trazar y ahora comprendo cuanta razón tenia Christian.

Me mira fijamente como si no pudiese creer mi respuesta. Todo mi cuerpo se encuentra sumido en sensaciones contradictorias. Su mirada no hace más que inquietarme y acrecentar las mismas. 

Niega repetidas veces volviendo la mirada a Christian. Este se la sostiene con mayor firmeza.

—Te dije que era mía y siempre lo será. —Sus palabras hacen saltar mi latir, con mayor fuerza de ser necesario, en mi pecho. Ese revoloteo desaforado de mariposas se crea en mi estomago provocando que me remueva con dificultad. —Ahora lárgate y déjame a solas con mi mujer o de lo contrario te sacaré a patadas. —Su voz firme y ronca eriza mi piel, aun con una amenaza implícita para Williams.

—Lo haré cuando ella lo dicte. —Christian aprieta su mandíbula furioso e intenta replicar, pero me apresuro a detenerlos.

—Williams hablaremos después. —Me mira.

Sus ojos dejan a ver decepción y me pregunto: ¿Por qué?

Sale enojado sin decir una palabra mas. Quisiera concentrarme en su actitud al irse, pero es imposible teniendo frente a mí a ese hombre que mueve por completo mi vida.

Christian permanece en el mismo lugar mirándome y cerrando mi mente a la posibilidad de leer sus emociones a través de sus ojos. Es inquietante verlo y no saber lo que su mente piensa. No poder intuir algún vago pensamiento. Buscar palabras para romper ese silencio que agobia y la conexión temerosa que deja su penetrante mirada.

—¿Ibas a permitir que te besara? —¡Mierda!

¿Es posible que el corazón pueda salirse del pecho? Su repicar desaforado resuena en mis oídos volviendo mi cuerpo flácido.

Las palabras se han evaporado. En estos momentos soy como un niño carente de conocimiento, salvo que el hombre que se acerca a paso lento, despierta un sentimiento que me domina, pero el dolor por una posible traición es más fuerte librando una batalla con mi mente.

Hermosa Ante Mis OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora