LXIII. Vuelve a mí

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Leonela y Óscar miraban muy sorprendidos la situación. Sofía extendió su brazo hacia Ana y la unió al abrazo. Algunas lágrimas fueron derramadas.

Leo: ¿y... cómo sigues?

AS: siempre he estado bien (la miraron sorprendidos), bueno... me refiero a que nunca padecí ningún trastorno. En realidad ese padecimiento lo tenía mi hermana, a mí me suministraron medicamentos que provocaban síntomas parecidos pero era un cuadro agudo de depresión. Eso era todo.

Leo: ¿es en serio? (Entre sorprendida y molesta). ¡Qué infelices fueron Luis y esa mujer!

AS: lo sé y no sabes cómo lo lamento. Hoy me pregunto si las cosas no comenzaron tiempo atrás.

V: tenemos lagunas mentales de muchas situaciones y platicando hemos descubierto que ella no recuerda algunas cosas. Sin embargo, su memoria está bien así que puede ser que no fuese ella la culpable.

Leo: ¿cosas, cómo qué?

V: el intento de asesinato a María, el conocer a Padilla, entre otras cosas.

Os: quieren decir que la mujer que suplantó la identidad de tu hermana y que todos conocimos como Isadora, ¿llegó mucho antes a nuestras vidas?

V: sí. Ana dice que un día llegó y Luis le informó que ahora tendría una nueva identidad pero ella nunca la solicitó.

AS: fueron cosas extrañas y sin explicación coherente. De hecho... el padre de Sofía fue una casualidad de ese tipo.

V: ¿qué? (Sorprendida).

AS: sí, conocí a ese hombre porque Luis me pidió un favor, me dijo que necesitaba cerrar un negocio muy importante con él y que actuaría como si ya me conociese porque él le había hablado mucho de mí. El día que conocí a ese hombre, algo estaba mal, se portó muy extraño, como si en verdad me hubiera tratado antes y pues... pasaron las cosas que pasaron pero no con mucho entusiasmo de mi parte. Ni siquiera recuerdo bien su nombre.

SA: Dionisio... Dionisio Ferrer.

AS: ¿tú cómo sabes eso? (Sorprendida). Efectivamente, ese era su nombre. ¿Lo has visto?

V: no. No lo ha visto pero yo sí.

AS: (ató cabos) ¿ese es el infeliz que te abandonó? (Ella asintió). ¿Cómo llegaste a sus manos, Ale? Era un delincuente y de los peores.

V: la vida, Raymond, los problemas, ¡no lo sé! El punto es que nos conocimos y las cosas terminaron bastante mal.

AS: ¡claro que terminaron mal! Sólo a ti se te ocurre enredarte con un hombre como Dionisio. Ese cabrón nunca supo amar y nunca sabrá hacerlo. Luis decía que era un idiota que se dejaba envolver cuando veía una mujer bonita pero que jamás se dejaría atar por nadie.

Os: pues déjame te digo que por tu hermana ha dejado casi todo... hasta la soltería quiso perderla.

AS: ¿qué? (Desconcertada). ¿Te propuso matrimonio? (Ella asintió). ¡Qué estúpida eres!

V: ¡oye, no te pases!

AS: ¿cómo es posible que no te casaras con él? No entiendo nada. Tú (a Óscar), no te conozco pero veo que sabes bastante. ¿Qué relación tenían ellos dos?

Os: pues... ya vivían como matrimonio, tienen tres hijos y uno más en camino. ¿No te contó? (Ella negó). Victoria lo quiere pero siempre puso trabas y las mentiras no ayudaron.

AS: ¡por Dios!, ¿por qué no le contaste la verdad cuando lo conociste? (Reprochándole).

V: él tampoco ha sido un santo y también me ocultó que era un delincuente.

El Sabor del Pecado IWhere stories live. Discover now