XXXVI. Conversaciones extrañas

1.5K 109 13
                                    


O: ¡no, espérame! Te puedo creer todo lo demás pero el hecho de que ella mate a alguien no, ¡de eso no la creo capaz!

I: ¡por Dios Sandoval!, estuvo a punto de matarme y todavía lo dudas.

O: es que eso es demasiado, quizá amenace pero matar (negó) no, no lo creo.

I: pues habrá que averiguarlo, cuando estemos bien seguros, será su perdición completa.

*Casa de Victoria*

Dionisio no cabía de la felicidad de saber que sería padre de dos angelitos. No supo cómo reaccionar ante la noticia, simplemente sonrió y la abrazó muy fuerte. Justo en ese momento, los muchachos iban entrando.

M: ¿qué pasa aquí?, ¿por qué tan felices? (Sonriendo).

V: (algo nerviosa) lo que pasa es que tenemos una noticia que darles.

Max: ¿de qué se trata?

D: (tomó a Victoria de la mano) sucede que, su madre y yo, vamos a ser papás en unos meses.

Los muchachos fingieron sorpresa y los felicitaron, realmente estaban contentos con la noticia.

V: no saben la alegría que me da ver que lo tomen tan bien (sonriente).

M: la verdad es que los sorprendidos somos nosotros mamá.

F: Dionisio nos ha demostrado ser un hombre y un caballero en toda la extensión de la palabra.

Max: y ya no tenemos por qué meternos en tu vida, ustedes sabrán cómo manejan su relación de pareja.

V: (sonrió) eso me da más gusto mis amores, de verdad que me hace muy feliz.

An: amiga qué gusto saber que tendremos un angelito dando lata nuevamente por la casa (abrazándola).

V: esa es otra noticia, no será un angelito el que esté corriendo por la casa, serán dos (muy contenta).

Max: ¡wow! Pues se ve que le pusieron empeño eh (todos soltaron la carcajada).

V: ¡Maximiliano por Dios! (Sonrojada).

D: ¿para qué te digo que no? si efectivamente así fue (sonriendo).

V: (muerta de la pena) ¡ay no, de verdad que con ustedes no se puede!

D: (abrazándola) tus hijos ya no son unos niños y creo que entienden muy bien.

V: pues sí pero hay cosas que no tienen por qué saber.

F: yo tengo que confesar que me va a encantar verte embarazada, te verás bien tierna.

Max: eso mientras las hormonas no hagan estragos, por supuesto (burlón).

V: ya te estás pasando Maximiliano (sonriendo) deja de estarte riendo de mí.

Max: (la abrazó) yo sería incapaz de algo así mamita (con gesto inocente).

V: sí claro (irónica).

Os: (entrando) ¿por qué tanta felicidad?, ¿qué acontece que no me invitan?

D: pues resulta que vamos a ser papás (sonriente).

Os: ¡vaya, hasta que te decidiste a decirles mujer!, ya me estaban comiendo los nervios.

An: (haciéndose la loca) ¿cómo, entonces tú ya lo sabías?

Os: pues sí, Victoria me lo tuvo que decir pero tiene poco, se lo calló mucho tiempo (siguiéndole la corriente).

El Sabor del Pecado IWhere stories live. Discover now