IX. La otra mujer

1.8K 160 13
                                    


Victoria sonrió al terminar la nota, definitivamente ese hombre la seguía sorprendiendo, ¿quién diría que la volvería a buscar?

An: ¡ya Victoria, ¿qué dice?!

V: pues dice que no me había buscado por darme tiempo pero que ya necesitaba saber de mí y que me extraña, que no me piensa presionar, que yo tengo sus datos para buscarlo cuando crea que es el momento adecuado y dice que su corazón es mío (sonriendo como tonta).

An: ¡ay! (Gritando) te lo dije Victoria, eso no iba a quedarse en una noche.

V: ¡no grites!, baja la voz Antonieta (riendo).

An: ¿qué piensas hacer?, ¿lo irás a buscar?

V: no lo sé (Antonieta la fulminó) bueno, no sé si vaya hoy mismo, tampoco quiero que piense que me muero por verlo de nuevo.

An: aunque sea cierto (ambas rieron) ¿entonces, cuándo irás?

V: quizá mañana o pasado, depende del trabajo aquí en la empresa y mi valor por ir.

An: está bien, inclusive podrías hacerlo sufrir hasta el viernes (pensativa).

V: ¿hasta el viernes?, ¿por qué?

An: porque ese día tus hijos tienen una fiesta y lo más seguro es que no lleguen ni a dormir (riendo) así que podrías irte sin problema alguno a ver a tu amorcito.

V: no suena mal, así también lo hacemos que aumente su deseo por verme un poco más (sonriendo).

An: eso me agrada, tienes buenas ideas, amiga (sonrieron).

Ambas siguieron con su trabajo, más tarde llegaron los muchachos de curiosos a ver qué le habían regalado a su madre.

Max: (entrando sin preguntar) mamá ¿cómo es eso que te regalaron un ramo de flores enorme?, ¿quién fue?

V: sí Max, pasa, no estamos ocupadas (sarcástica).

Max: (le dio un beso) ¡ay ya ma, mejor cuéntame!

M: (entrando con Fer) mamá, ¿que te regalaron un ramo de flores enorme?

V: (sonriendo) bueno ¡qué chismosos me resultaron todos eh!, sí, está justo detrás de ustedes.

Los tres chicos se voltearon y lo que vieron los dejó sorprendidos, las chicas suspiraron emocionadas y Max no pudo creer que un hombre fuera capaz de eso.

Max: ¿de verdad él te lo mandó? (Incrédulo).

V: sí hijo, de verdad él me lo mandó.

M: deberías de aprender Max, eso se llama ser detallista y romántico (molestándolo).

Max: es que eso se me hace demasiado cursi (con cara de asco).

An: (riendo) definitivamente todos son diferentes pero te puedo apostar que si quisieras conquistar a alguien recurrirías a lo que fuese como en este caso el hombre lo hace con tu madre.

Max: por cierto, ¿cómo se llama el susodicho mamá?

V: eh... eso no se los pienso decir. Por lo menos en este momento no.

M: de acuerdo y creo que tienes razón, si están iniciando a conocerse no tiene caso que sepamos ese detalle aún, ya llegará el momento.

F: ¿y te mandó algo más?

V: una nota romántica que por supuesto no les voy a leer (sonriendo).

Max: está bien, ya entendimos (cambio el tema) mamá, el viernes nos invitaron a una fiesta – pijamada, ¿nos dejarías ir?

V: ¿en casa de quién es la fiesta?

Max: en casa de Carlos y Daniela (feliz).

V: está bien pero si prometen que se portarán bien y me dicen a qué hora van a llegar al otro día.

F: llegaríamos a eso de las 12 del otro día, ¿te late?

V: (pensativa) está bien, voy a confiar en ustedes y les voy a dar permiso hasta esa hora pero si no llegan puntuales nos vamos a arreglar, ¿quedó claro?

Los tres: sí ma.

Los chicos salieron de la oficina dejando nuevamente solas a Antonieta y Victoria.

An: sí claro, yo me trago el cuento de que les quisiste dar permiso para llegar tan tarde (pícara).

V: ¡cállate Antonieta!, ellos no saben la verdad así que no hay problema (sonriendo).

An: está bien amiga, está bien, no diré más.

Esa tarde Victoria le pidió al chofer que fuera por ella en la camioneta para que pudieran llevarse el ramo de flores. Al llegar a la mansión le pidió al jardinero que lo plantara en alguna parte del jardín para que pudiera verlo desde la ventana de su recámara.

Los días faltantes transcurrieron sin problema alguno, inclusive, Victoria había recibido más detalles de flores de parte de Dionisio pero esta vez más pequeños. Todo estaba tranquilo tanto en la empresa como en la mansión.

*Viernes por la noche*

Victoria se había decidido a ir a buscar a Dionisio esa noche pero sin avisarle absolutamente nada, arriesgándose a no encontrarlo o a ver una escena que no le gustara nada. Al llegar, decidió esperar afuera del auto pero sin dejarse ver y justo cuando pensaba en ir a tocar el timbre vio una escena que la enfureció.

*Afuera de la casa de Dionisio*

D: entonces ya quedamos, todo está arreglado.

I: así es mi amor (se acercó seductoramente) este negocio va a ser todo un éxito (le besó la comisura de los labios).

Victoria enfureció al ver semejante escena, ¿con que de esa forma la extrañaba no?, ¡qué demonios!, ¡todos los hombres eran iguales!

D: Isadora ya hablamos de esto, te dije que no quiero más de estas muestras de amor, por favor compórtate (se alejó pero no lo suficiente para que Victoria lo notara).

I: no sé qué te pasa, últimamente me rechazas todo el tiempo, ¿tienes otra mujer?

D: déjate de estupideces, simplemente tengo mucho estrés encima y no me gustan tus escenitas de celos así que limítate a no preguntar más de la cuenta (cortante).

I: bueno entonces regálame un beso y con eso me conformo.

Dionisio no quería pero sabía que no pasaría nada porque "nadie" lo estaba viendo y además, no le convenía echarse encima a Isadora por esa noche, ya después vería cómo deshacerse de ella. Se acercó y le plantó un beso que terminó de hacer enojar a Victoria. 

*Continuará

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.

*Continuará...*

¿Será que Victoria se acerque a reclamarle o se vaya?


¡Gracias por seguir la historia!

El Sabor del Pecado IOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz