VI. Reclamos

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*Paralelamente*

*Casa de Dionisio*

Dionisio llegó abrumado, enojado y con ganas de matar al que se le pusiera en frente y para colmo se encontró con Isadora sentada en la sala, con una cara de enfado.

I: ¿de dónde vienes a estas horas, Ferrer?

D: eso es asunto que no te incumbe, ¿qué quieres?

I: ¡anoche me dejaste plantada! (Exaltada) ¿tú qué crees que quiero?

D: mira Isadora, no estoy de humor para tus discusiones estúpidas así que si no me vas a decir nada inteligente, mejor vete (serio).

I: (le dio una bofetada) de seguro anoche te fuiste a revolcar con una zorra y por eso vienes tan altanero (ardiendo en celos).

D: (furioso la agarró del cabello) ¡si aprecias tu vida no me vuelvas a pegar! (Alzando la voz) y lo que haya hecho anoche tampoco es asunto tuyo (la aventó) además, si hablamos de zorras tú encabezarías mi lista así que ¡cállate y lárgate!

Isadora se levantó arrogante y le dio otra bofetada en una clara señal de reto y arrogancia.

I: sabes muy bien que a mí no me impresionas.

D: (la jaló del cabello) sabes que no tolero a quien me reta (la aventó más fuerte) ¡perra!

En esta ocasión Isadora se pegó fuerte con la mesa de centro de la sala.

D: (irónico) ¿quieres seguir con la discusión "mi vida"?

I: (se levantó adolorida) ¡esto no se va a quedar así idiota, te vas a arrepentir!

La mujer le dedicó una última mirada cargada de odio y salió de la casa azotando la puerta. Dionisio se sirvió una copa de whisky y después se sentó en el sofá. A los pocos minutos apareció Alonso.

A: vaya, ahora sí se enojó mi madre (sentándose).

D: (lo miró serio) creo que no te invité a sentarte conmigo ¿o sí? (Sarcástico).

A: bájale a tu genio Dionisio que no te estoy echando bronca de nada, mejor dime ¿cómo te fue anoche?

D: (aventó la copa furioso) ¡es una estúpida, sí terminó en mi cama pero esta mañana hubieras visto cómo se puso, como si la hubiera violado o yo qué sé!

A: (sorprendido de verlo así) ¿y cuál es el problema, conseguiste lo que querías, no la volverás a ver, qué más da lo que piense?

D: ¡que ese es el problema, me dejó con la maldita tentación de volverla a buscar!

A: a ver Dionisio, algo me dice que a esta mujer ya la andabas cazando hace mucho.

D: (lo miró serio).

A: ¿o me equivoco?

D: (se levantó por otra copa) no, no te equivocas, la vi en una revista de las que tu madre luego deja aquí y desde entonces me llamó la atención.

A: la estuviste averiguando y lo del desfile de anoche fue puro cuento chino para que te acompañara porque mi mamá no recibió ninguna invitación.

D: (bufó molesto) pues sí, ya te diste cuenta, todo eso es cierto.

A: bueno y ¿qué pasó realmente?

D: (explotando) que le guarda un respeto a su casa y a su marido como si él lo mereciera, ¿puedes creerlo?, me dijo que se sentía como una cualquiera y que no se quería convertir en eso, que yo era soltero pero ella no (abrumado se dejó caer en el sofá).

El Sabor del Pecado IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora