Sorpresa

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—¡Nada está bien contigo!—dijo cuando me bajé del coche.

No me sentía a mí misma, todo se puso negro, y yo solo veía el reflejo del chico al que acaba de besar. ¡Qué había hecho!

Solté la mano de Sally, que parecía histérica, y seguí con mi camino. Me costaba caminar, y se me venía a la mente como podría destrozar todo lo que Liam y yo habíamos construido juntos, todos estos meses. Entonces pensé en lo egoísta que era, pero al mismo tiempo, Daniel era como si de un iman se tratase. Me era casi imposible resistirme a su cuerpo.

Entonces recordé que al día siguiente sería mi cumpleaños. Miraba el calendario con odio y resignación, mientras mi móvil sonaba sin parar. Finalmente lo cogí.

—Princesa—dijo encantador Liam.

—Hola—dije intentando ocultar el vacío que guardaba por dentro. Hablamos por horas, sabiendo que no me lo merecía.

Estaba rota en mi interior, pero no podía dejar de lado que tenía al mejor novio del mundo y que simplemente yo haría como si nada de aquello hubiera pasado nunca. Por lo tanto, evitaba a Daniel cada día, porque sabía que esa era la única forma en la que podría resistirme a él.

Me levanté con un agrio sabor. Nunca me gustaron los cumpleaños, y menos el mío. Y para este, solo deseaba volver a lo de antes. Me dirigí a la universidad, sin ninguna expectativa. Sin embargo, todos mis deseos no se hicieron realidad. Encontré una nota, de Daniel.

"Feliz cumpleaños nena"

Lo tiré al momento, y supe que lo estaba viendo. De esa manera lo alejaría de mi lo suficiente, o al menos eso pensé. Al salir de clases, perdí el bus. Como dije, nunca me gustó mi cumpleaños. Al verme abandonada, Daniel se ofreció a llevarme y ninguna opción más tenía en aquel momento, así que accedí.

Un largo silencio incómodo se apoderó de todo el viaje a mi casa. Sin embargo, al llegar a esta parecía serio. Me bajé y dirigía a mi casa cuando este paró mi acto.

—espera —dijo. —¿Porque te alejas de mí?—dijo acercándose a mi más de lo que podía permitir.

—Yo... no te alejo de mi—dije apartándome de él.

Entonces este se acercó de nuevo y no pude resistirme, ya no tenía fuerzas para continuar. Me dejé llevar, y nos besamos apasionadamente. Nada ni nadie podía hacer nada para evitar que nuestros cuerpos encajaran como si de piezas de puzzle se tratara. Pasamos hasta el interior de mi casa mientras nos besábamos cuando:

—¡SORPRESA!—dijeron todos, incluido Liam.

Frágiles ©| COMPLETADOWhere stories live. Discover now