La primera vez.

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Al final, decidí saltarme el primer día en mi nueva universidad para pasear por la playa. Anduve por la orilla hasta que decidí sentarme en ella mientras observaba el mar buscando una salida de mis preocupaciones. Entonces escuché unas voces y música que procedía del otro lado de la playa. Era un concurso de surf.

Nunca había estado en un concurso de ese tipo, ya que en mi antigua ciudad no había playa. Me acerqué para admirar el espectáculo mientras notaba que algunas chicas chismorreaban sobre mí. Ignorándolas, decidí comprar un helado, ya que era verano y por lo tanto, estaba muerta de calor.

Entonces, cuando volvía hacia el lugar donde se encontraba la gente, un chico se tropezó conmigo arrojándome todo el helado por mi ropa. Era un chico muy alto, musculoso, tenia el pelo rubio y los ojos azules.

—¿Qué cojones haces? —dije levantándome.

—Lo siento, no te había visto, estaba jugando al volley y te empuje sin querer —dijo sonriendo.

Entonces, seguí con mi camino maldiciendo.

—Te compraré una camiseta —dijo siguiéndome, intentando ser más amable de lo que soportaba.

—No gracias –dije.

—Eres muy cabezona —dijo, cosa que respondí con una mirada asesina.

Llegué a casa maldiciendo sobre lo bueno que había sido mi día cuando mi madre me preguntó.

—Vaya mierda—suspiré mientras me quitaba la ropa para ducharme.

Realmente deseaba que la ducha me llevara a un mundo donde nadie me molestase, donde pudiera estar sola y sin problemas. Al día siguiente, mientras comíamos, mi hermano estaba muy pensativo.

—Deberiamos ir a la feria de la que tanto hablan, conoceríamos a gente nueva —dijo.

—¿Para qué? estamos mejor en casa, no conozco a nadie —dije negándome a su propuesta.

—Pues por eso Jess, no conoces a nadie, creo que deberías venir —insistió.

—Está bien —dije finalmente entre dientes.

Al llegar la noche, llegó el momento de acudir a la dichosa feria. Mi hermano parecía entusiasmado, al igual que mis padres, que finalmente se dignaron a venir también. —Va a ser muuuuuy divertido—pensé.

Cuando llegamos, les dije que estaría a mis anchas, no iba a quedarme con ellos toda la noche soportando como mis padres juegan a las pistolitas como si fueran dos adolescentes.
Entonces, me dirigí a un mercado de ropa y empecé a ojear las prendas.

—Si fuera tú no compraría eso, a no ser que quieras parecer una estudiante de primer grado de infantil —dijo una chica de una melena roja, con una vestimenta oscura.

—No creas que soy muy infantil —dije riendo, mientras ella se acercaba.

—Ven, te llevaré a un mercado decente —dijo, arrastrándome hacia otro mercado, donde estuvimos conversando. Parecía una delincuente y su pelo rojo hacia que su look fuera aún más oscuro.

No era una persona con la que andaría en mi antigua ciudad, pero nada era como antes, y no me importaba la apariencia de Kate, que es como me dijo que se llamaba. Mientras conversábamos, vi al chico de la playa, que me miraba fijamente con una sonrisa, cosa que intenté ignorar por completo. Parecía intentar captar mi atención, ya que no paraba de mirarme.

—Tienes que conocer a Jeremy y a sus amigos—dijo Kate, despertándome de mis pensamientos.

Tras pensármelo, accedí a ir con ella.

Llegamos a un descampado oscuro donde se encontraba un grupo de personas con un aspecto de delincuencia. Me senté entre ellos y Kate me los presentó a todos, incluso a su novio Jeremy.

Cuando pasó un rato, Jeremy y Kate se apartaron para estar juntos y los demás se marcharon, dejándome sola frente las llamas del fuego que habíamos encendido.

—Kate, tráeme una bebida —dijo Jeremy.

Entonces cuando Kate se apartó para traerle la bebida a su novio, este se acercó a donde me encontraba. Entonces empezó a tocarme la pierna y comencé a inquietarme. Por ello, intenté escaparme de sus brazos pero él seguía intentado babosearme. Sin esperarlo, el chico de la playa, que pasaba por allí, se percató de lo que ocurría y se abalanzó sobre él, apartándolo con fuerza.

—¿Estas bien? —dijo.

—Se defenderme sola —dije enfurecida y automáticamente me marché, esperando encontrar a mi hermano para comunicarle mi deseo de marcharnos.

Frágiles ©| COMPLETADOWhere stories live. Discover now