Te quiero

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Volví a casa de Sally sin decir palabra. Ninguna de las dos pronunció palabra hasta la noche.

—¿Quieres hablar de ello? —dijo Sally al fin.

—En realidad, no —dije para su sorpresa. —No me importa—dije sin dejar de mirarla.

—Vaya, está bien, supongo —dijo tirándome una almohada.

Al día siguiente, me desperté más cansada que nunca. Se me vino a la cabeza el recuerdo de Walden a mi lado, pero ya no estaba conmigo. Entonces apareció Liam en mi cabeza, pero me negué a pensarle dándome una leve bofetada para volver a la realidad.

Me fui temprano mientras Sally dormía y le escribí un mensaje:

Ya me tuve que ir, te quiero y nos vemos muy pronto,

Jess.

Llegué a mi casa antes de lo esperado como de costumbre, ya que el tiempo pasaba más rápido cuando no quería que lo hiciera. Me recibió mi madre, con un semblante frío.

—¿Donde has estado? —dijo sin mirarme a la cara.

—No tienes derecho a preguntar—dije sin inmutarme.

—¿¡Cómo te atreves?!—dijo enfurecida.

—¿¡Como te atreves tú a ocultarme el paradero de mi padre y a inventarte una historia falsa sobre mi niñez?!—dije tan alterada como ella, no solía ser así, pero me había molestado mucho que me pidiera explicaciones cuando ella nunca las dio.

Su cara era de una sorpresa absoluta. Ya sabía que había conocido a mi padre. Por su reacción supe que pretendía que nunca lo supiera, me enfureció aún más.

—Ese hombre no es tu padre —dijo seria.

—¡Si lo es, pero nunca le dejaste serlo! —dije enloquecida.

—¡Nunca se comportó como tal! —gritó.

—¿Sabes qué mama? Será mejor que me marche, está claro que este no es mi lugar —dije volviéndome.

—¿Oh, seguirás diciendo que irás a casa de Sally, o a la casa de ese niñato de playa? —dijo gritando, y a su vez llamando la atención de los vecinos.

—Espera, ¿cómo sabes eso? —dije entendiéndolo todo. —¡No me lo puedo creer! —Dije colocando mis manos sobre mi rostro. —¡Fuiste tú la que llamó a su puerta! ¡¿Qué le dijiste?!—dije acercándome a ella.

—¡Le dije que estabas acostándote con ese tal Liam, porque esa era la única manera de que ese niñato te dejara en paz! ¿Es que no lo ves? Es lo que realmente necesitas —dijo intentando coger mis manos.

Aparté sus manos con rabia, no podía creer todo lo que me había echo mi propia madre. Sentí que se me rompió el corazón. Ella sabía que esa sería la única forma en la que Walden se apartaría de mi, ya que se habría dado cuenta de sus celos en el hospital. Estaba todo preparado y me pilló de sorpresa. Estaba hundida y no sabía cómo podía salir del agujero emocional en el que me encontraba. Solo pensaba en ver a Walden y decirle que todo lo que le dijo mi madre era mentira, por lo tanto, así hice. Llegué a su casa y me senté en su porche antes de llamar. Necesitaba ordenar mis ideas y tranquilizarme antes de hablar con él. Al hacerlo, llamé a su puerta y nadie contestó. Insistí hasta que me di cuenta de que nadie se encontraba en la casa por lo que fui a buscarle donde sabía que estaría, en la playa.

Le busqué por todos lados hasta que le vi. Estaba hablando con una chica y parecían alegres. Me acerqué lo suficiente para romperme el corazón pero no me importó.

—¡Walden! —dije sollozando.

—¿Puedes irte por favor? —Dijo sin mirarme ante la atenta mirada de la chica.

—Por favor necesito que me escuches —dije casi suplicando.

—Está bien. Te llamaré luego —dijo, y la besó.

Mil lágrimas recorrieron mi rostro ante aquel beso. ¿Había pasado de página tan pronto?

—Sé lo que mi madre te dijo, pero es mentira, solo quiere destrozarme la vida, ¡tienes que creerme! —dije llorando.

—No te creo, deberías irte —dijo como la ultima vez.

—Te lo suplico Walden, te quiero —dije cogiéndole su rostro.

Me sostuvo la mirada hasta que no pudo más.

—Lárgate —dijo apartándome las manos.

Le miré mientras miles de lágrimas caían por mis mejillas, y no pude contener mi desolación.
Pasé a tener rabia y necesitaba venganza, una venganza inútil. Me dirigí a casa de Liam y solo quería darle en las narices a Walden.
Al llegar Liam me consoló sin dudarlo. Pasé la tarde en sus brazos sin decir palabra. Nada en absoluto, hasta que llegó la noche.

—Deberíamos dormir ya —dijo Liam sin camiseta, cosa que hizo que no pudiera dejarlo ir.

—No, quédate —dije mirándole fijamente.

Un silencio profundo se apoderó de los dos hasta que un beso de Liam me sorprendió. La sed de venganza se apoderaba de mi y no pensaba con claridad. Me encantaban los besos de Liam, siempre me encantaron. Eran pasionales y carnosos, casi desesperados y no podían ponerme más a mil. De repente, algo me distrajo. Era alguien que presenciaba la escena desde la ventana.

Paré de besar a Liam y se extrañó hasta que vio lo mismo que yo, la figura de Walden en la ventana.

Salí sin pensarlo y su cara estaba descompuesta. Comenzó a caminar rápidamente y pude darme cuenta de que traía consigo un ramo precioso de grandes rosas. Le seguí hasta que conseguí agarrarle del hombro con fuerza.

—¿Qué cojones haces aquí? —dije extrañada.

—Venía a disculparme, supe que estarías con él—dijo apretando su mandíbula. —Será mejor que me vaya —dijo con desprecio.

—¿Como te atreves a decirme esto? ¡Tú eres el que ha besado a una chica delante de mis narices, recuerdas? —dije enfurecida de nuevo.

Entonces aprecié el enorme enfado de Walden. Daba vueltas enfurecido, ido de sí. Nunca le había visto tan histérico.

—¿Le quieres? —dijo de repente.

—¿De qué coño vas? —dije, golpeándole el pecho mientras lágrimas amenazaban mi rostro de nuevo hasta que me paralizó abrazándome. Lloré en su hombro hasta que no pude más. Este me abrazaba con fuerza contra su pecho y no dejé de pensar en nada más durante un instante.

—¿Lo siento, vale? —me dijo al oído. —Tenía que haber confiado en ti, eso te prometí siempre, que no sería como él, y me estoy convirtiendo en ese niñato que prefiere dejarte tirada en el primer obstáculo.

Lloré sin parar, para saciar mi estrés, ante la mirada de Liam que se acercó a contraatacar.

Frágiles ©| COMPLETADOWhere stories live. Discover now