Recuerdos

839 41 4
                                    

—Pasa—dijo enseñándome su piercing en una media sonrisa.

Llevaba una camiseta blanca que dejaba lucir el bronceado de su piel. Su pelo estaba revoltoso, y sus ojos verdes brillaban a la luz del día. Me condujo hacia el interior su casa, donde vivimos tantos momentos juntos.

—Hacia mucho que no estabas aquí... dime, ¿por qué has venido? —dijo mientras cerraba la puerta.

—Quería verte —dije sin darme cuenta de la rabia que salía por mi boca.

—¿Y eso? —preguntó sonriendo

—Te echaba de menos —dije acordándome de como Walden me había echado de su propia casa.

Entonces me condujo hacia la que sería mi habitación.

—Supongo que querrás tu espacio esta noche— dijo lo más respetuoso que jamás habia sido.

—Si, será lo mejor—dije.

—Podríamos pedir unas pizzas, ¿Qué te parece? —dijo tocando su alborotado pelo negro

—Está bien —dije mientras soltaba mi mochila.

Entonces, sin esperarlo, Liam se quitó la camiseta dejando ver su tan preciado torso. Cuando me pillé a mí misma mirándole, casi me doy una bofetada.

—No vuelvas a lo mismo Jessica, es un seductor y lo sabes —me dije a mis adentros.

—¿Vienes? —dijo sabiendo que había conseguido su objetivo.

—Si, me voy a cambiar —dije indicándole que se fuera.

—Vamos Jess.... ya te he visto desnuda—dijo riendo.

—Y no volverá a pasar, largo— dije lo más sería posible aunque por dentro quería tocarle. Literalmente.

—Lo que tú digas —dijo, sabiendo que me recordaría a los momentos en los que me lo decía.

Puse mis ojos en blanco y me cambié. Cuando bajé ya estaban las pizzas en la mesa y Liam estaba esperándome.

Me miró de arriba a bajo, tan descarado como siempre, y yo me sentí ruborizada aunque intente que no se me notase. Me senté en el otro extremo del sofá mientras Liam reía.

—¿De qué te ríes? —dije mientras mascaba.

—Nada, nada —dijo cogiendo otro pedazo.

—Estas igual que imbecil que antes ¿lo sabías?—dije con los ojos en blanco.

—Y tu igual de simpática ¿lo sabías?—dijo sarcástico.

Ignoré su comentario y terminamos de comer.

—Buenas noches —dije mientras me disponía a subir las escaleras.

—¿no irás a dormir ya verdad? —dijo dejándome en ridículo.

—¿Acaso tienes algo más interesante que hacer?—dije sarcásticamente.

—¿Qué tal un maratón de películas? —dijo sonriente.

—Está bien —dije tras un silencio.

Me senté esta vez más cerca de Liam, y este comenzó a poner la película cuando, de repente, un vídeo comenzó a reproducirse. Éramos nosotros, cuando estábamos juntos. Cuando era más feliz que nunca había sido. Reiamos entre besos en las sábanas, y recordaba perfectamente esos momentos.

Me quedé embobada mirándolo.

—Lo siento, se puso solo —dijo Liam intentando pasarlo.

—No pasa nada —dije volviendo a la realidad.

—Bueno, estabas más simpática ahí —dijo sonriendo.

—Y tú más aguantable —dije riendo también.

Frágiles ©| COMPLETADOWhere stories live. Discover now