Pensamientos

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—¿Liam? —dije descubriendo las cortinas para ver a el que había sido el amor de mi vida.

No puedo describir con palabras la sensación de verlo de esa manera. Parecía consciente, pero junto a los miles de conductos en el interior de su cuerpo, resultaba muy duro de ver. Tenía su cabello alborotado, y su rostro estaba compuesto por varias heridas, en especial una cicatriz más grande en su frente.

Al escuchar mi voz, su cabeza se giró lentamente mostrando la cara más tierna jamás vista, quizás por su estado.

—Jessica—dijo con una voz rota.

—¿Que pasó? —dije sentándome a su lado en la camilla.

—Bebí y el resto ya lo sabes —dijo despacio.

Entonces un largo silencio se apoderó de la habitación y yo solo me dignaba a mirar su nuevo rostro cuando una lagrima apareció.

—¿Por qué lloras? —dijo intentando darme su mano, la cual recibí con cuidado.

—Es todo mi culpa, no debí hablarte así —dije mientras notaba como una lagrima descendía por mis mejillas.

—No, nada es tu culpa. Es solo mi culpa, quizás quería que pasara... —dijo.

—Para, por favor, solo haces que me culpe más —dije cogiéndole su mano.

—Gracias —dijo de repente.

—¿Por qué? —pregunté confundida.

—Por preocuparte por mi tras lo que te hice pasar —dijo con una sonrisa que me partió el alma.

—Simplemente me alegro de que estés bien—dije cogiéndole las dos manos justo en el momento en el que Walden entraba por la puerta.

Sin esperarlo, Walden no se inmutó ante la escena, y se posicionó a mi lado.

—Como estas? —dijo, cosa que me dejo sin palabras.

—Bien, gracias—dijo Liam. Y tras oír sus palabras el brazo de Walden por mi cintura hicieron que todo volviera a la normalidad. Me sorprendía la madurez de Walden. Liam hubiera echo un espectáculo de todo esto, sin embargo el me entiende, me apoya en todo lo que hago y me hace feliz. Tan feliz que a veces quiero saber si es real, o todo es un sueño. Por eso tengo miedo de perderle, pero sé que nunca me haría daño, al contrario que Liam, que nunca se lo pensó dos veces. Pero, al mismo tiempo, Liam me daba esa pasión y efusión que quizás no me da Walden, ¿qué buscaba si no era más que estabilidad? No era algo fácil de manejar.

De repente, una voz me evadió de mis pensamientos.

—¿Jessica? —dijo un hombre, que parecía conocerme, con una expresión de asombro.

Frágiles ©| COMPLETADOWo Geschichten leben. Entdecke jetzt