Verdades innecesarias.

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Pasé al interior de la casa intentando no mirar al hermano de Liam. El parecido era palpable. Liam estaba tirado en el sofá y rápidamente se incorporó al verme llegar. Su mirada sorprendida me hizo saber que no esperaba que viniera.

—¿Que haces aquí? —preguntó acercándose a mi.

—Me he marchado de casa —dije firme.

—De acuerdo, chica rebelde. Puedes quedarte el tiempo que quieras —dijo amablemente, cosa que me sorprendió.

—¿Es tú novia? ¿Como no me contaste que tenías novia? —dijo el hermano de Liam.

—No somos novios —dije adelantándome.

—Ah —dijo arrojándose en el sofá.

De repente me indicó que me acercara a él y así hice. Nos sentamos al extremo del sillón mientras un largo silencio incómodo inundó la habitación. Me quedé mirándole y pensé que eran muy parecidos fisicamente pero la personalidad de Liam era mucho más fría que la de su hermano. De repente, este se dio cuenta de mi mirada y se incorporó.

—¿Que tal si nos divertimos un poco? —dijo de una forma traviesa.

No sabía qué quería decir con –divertirnos–pero en el fondo su propuesta me resultaba tentadora. Se dirigió a la cocina y aproveché para hablar con Liam

—¿Que significa –divertirnos–para tu hermano? —dije riendo.

Entonces este hizo lo mismo hasta que llegó su hermano. Se acercó hacia mí y dijo:

—Por cierto, soy Jacob . Tranquila, sé que eres Jessica, mi hermano no para de hablar de ti-dijo mirando a su hermano.

Entonces vi las botellas que traía consigo.

—Venga, voy a quitaros esa cara de muermo, vamos a jugar a yo nunca— dijo riendo.

—El clásico—bromee.

—Comenzemos —dijo.

—Yo nunca me he desnudado en público—dijo mirando de reojo a su hermano.

Entonces les vi bebiendo y reí a carcajadas.

—¿Cuando? ¿Donde? —Pregunté entre risas.

—Cuando éramos más jóvenes, nos proponíamos retos. La mayoría eran de ese tipo y te podrás imaginar la clase de retos que eran—dijo divertido.

—Yo nunca me he quedado con las ganas de besar a alguien —dijo mirándome esta vez a mí y bebimos los dos.

Me estaba resultando muy divertido, me sentía muy cómoda con la compañía de los dos y, hasta que me pensé que podría saber algo que me podría interesar de Liam.

—Yo nunca me he avergonzado de la persona que me gustaba—dije mirándolo tajante.

A continuación, bebió y me extrañe por saber de quién se trataba.

—¿Y bien? —dije sería.

—Bueno, al principio era raro, tienes que aceptarlo—dijo refiriéndose a mi.

Pensé que el juego estaba siendo divertido, pero realmente no lo era tanto. En realidad, no me lo esperaba, pero quizás era muy inocente para creerlo. Una mano fría me tocó por la espalda y sabía que era él, porque sentí lo mismo que la primera vez.

—Para, ¿Qué tal si vamos fuera? —dije intentado estar solos.

—Esta bien—dijo prediciendo lo que iba a decirle.

Salimos al exterior y tenía un semblante frío.

—¿Te avergonzabas de mi?—dije enfadada.

—No te conocía, y era un idiota, tienes que entenderlo —dijo sin ni siquiera intentar retenerme.

Entonces Liam me miró a los ojos por unos instantes y se marchó sin decir nada. Sin tener ningún lugar al que ir, de nuevo, pensé en Jake. No tenía más opciones, así que le llame

—Jake, necesito algún lugar al que ir, luego te lo explico —dije seria.

—Está bien —dijo tan simpático como siempre.

Llego tan puntual como siempre pero noto la frialdad en mi mirada. Se acercó a mí cuidadoso, y me abrazo. No podía más, estaba cansada. Necesitaba salir de mi entorno y le pedí a Jake que esperara hasta llegar a su casa para relatarle todo lo sucedido. Jake vivía en un piso. Al llegar a su puerta me vi reflejada en el espejo que se encontraba al lado de la puerta. Me veía espantosa, sin fuerzas.

El piso era muy grande y espacioso, y finalmente decidí sentarme en un sofá que estaba en el centro de la sala de estar. Entonces, el se sentó a mi lado y se dispuso a preguntarme que me había pasado.

—Digamos que tuve un arrebato de niñata y me marché de casa, así de sencillo, o así es como lo vi yo antes de verme sola —dije bromeando.

En el fondo, sabía que no estaba sufriendo por mi madre, estaba sufriendo por la confesión de Liam. Entonces me volvió a abrazar. Adoraba la personalidad de Jake, porque aunque no me comprendiera, me consolaba con su mejor cariño.

—Lo siento— dije mirándolo fijamente.

—¿Por qué? —dijo curioso.

—Por no poder darte lo que te mereces—dije mirándole con cariño.

Frágiles ©| COMPLETADOWhere stories live. Discover now