Decisiones

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Un Liam enfurecido se dirigió hacia Walden con una mirada asesina.

—¿Crees que ahora puedes venir y llevártela? ¿Después de todo lo que le has echo pasar? —dijo empujándole, sin obtener contraataque de Walden, que parecía hundido ante sus palabras.

Me aparté por un segundo, mientras me arrodillaba. No podía dejar de llorar mientras palpaba la tensión que explotaría por momentos. Entonces, como era de esperar, comenzaron a empujarse, y de esa manera producir la ira y así una pelea que sería inevitable.

Me coloqué en medio de los dos, rogando que pararan, pero ninguno me quiso oír. Por eso, decidí marcharme y dejar que se pegaran.

—¿Sabéis que? Pegarse, si así sois más felices —dije ante la atenta mirada de ellos.

Caminé sola y nadie me siguió.

No tenía dónde ir, no sabía nada de mi madre ni tenía a Walden ni a Liam. Anduve durante horas con la cabeza en otro lugar. El sol quemaba mi blanca piel y yo solo me dignaba a mirar el paisaje y dejar que me envolviera. Me senté en una hermosa pradera que me recordó a mis años de infancia cuando iba a pasear con mamá, o cuando iba a visitar a mis abuelos. Todo se sentía tan mal, miraba al cielo en búsqueda de una respuesta, y acababa envuelta en lágrimas.

Finalmente, una sombra apareció desde la lejanía. Era el hermano de Liam. Llevaba una bicicleta, y parecía sorprendido al verme.

—¿Jessica? —dijo asombrado.

—Hola...—dije sin mostrar asombro, no tenía fuerzas para nada.

—¿Que haces aquí? —dijo sentándose a mi lado.

—No lo sé—dije sin fuerzas

—Ya somos dos —dijo con una media sonrisa. —Dime, que te pasa? —dijo preocupado.

—Por donde empezar —dije sonriendo mientras una lagrima recorría mi mejilla.

—Tengo todo el tiempo del mundo —dijo amablemente, cosa que me sorprendió viniendo de su persona.

—Mi mundo se derrumba, ese del que nunca quería salir. Ya nada es como antes. No tengo a nadie y simplemente no tengo donde ir. Es en un desastre profundo donde me estoy metiendo y ya no hay nadie para salvarme— dije sin dejar de mirar hacia arriba para que mis lágrimas se mantuvieran en mis ojos.

—Lo sé. La vida no es fácil a veces, y sé lo mucho que mi hermano te necesita en su vida, y lo mucho que tú lo necesitas a el. Todos cometemos errores cada día, y sé lo arrepentido que vive cada día por ello. No tireis la toalla, y sé que solo ansias hacer eso, pero no lo hagas. Seguro que hay gente que te quiere, y que solo desea verte feliz, y no lo digo porque sea mi hermano, lo digo porque veo la felicidad que transmitía cuando estabais juntos y que yo nunca he conseguido tener con nadie. Sois jóvenes, luchad por ello —dijo ante el manto de estrellas que nos cubría.

—Gracias —dije junto a un largo abrazo.

—Debo irme, necesito buscarme —dije ante su cara de satisfacción.

Corrí hasta que conseguí llegar a casa de Walden. Llamé el timbre desconsoladamente hasta que me abrió la puerta una chica rubia.

—¿Está Walden? —dije extrañada.

—Si, está dentro —dijo tras abrirme paso por mi cuenta.

—¿Jessica? —dijo al verme llegar.

Su cara era todo el pecado. Lo conocía tan bien que dolía. Sabía que estaba pagando su ira con venganza y eso incluía a otra chica.

—Gracias—dije.

—¿Cómo?—dijo nervioso.

—Por hacérmelo más fácil —dije sonriendo.

Le miré explorando cada centimetro de su cara. Un largo silencio se apoderó de la sala y le besé sin importarme nada de lo que había pasado hoy. Le besé con más pasión que nunca. Oí que la chica se marchó pero no presté atención. Me colocó entre sus piernas mientras sabía que no había nada que pensar, solo hacer. Me llevó hacia su habitación y le quité la ropa. Parecía confuso pero me daba igual, solo lo quería a el y no pensaba en cómo me sentiría al día siguiente.

Amanecí en sus brazos sin arrepentirme de nada. Me levanté deprisa y entonces él despertó.

—¿Deberíamos habl...?—intentó decir antes de verme salir de la habitación.

—¿Jessica? —gritó desde las escaleras.

—Walden, ha estado bien, pero creo que iré a buscar a Liam —dije sonriente mientras salía con un portazo.

Frágiles ©| COMPLETADOWhere stories live. Discover now