LVIII. Revelaciones

Start from the beginning
                                    

S: no entiendo, ¿a qué te refieres con eso?

P: lo mejor será que ella les explique cuando esté con ustedes.

D: ¿es malo?

P: por el contrario, yo diría que es un cambio muy bueno.

I: ¿qué sigue ahora?

P: ya comencé con los papeles del alta, muchacho, y en unos minutos más podrá irse con ustedes.

Ir: (apareciendo) dudo mucho que eso sea posible.

Todos la miraron con sorpresa e incertidumbre, incluido Pedro.

P: ¿por qué?, ¿se ha puesto mal de nuevo?

Ir: no... no fue eso. Una enfermera me dijo que la vio salir con un hombre al que nunca antes había visto.

D: ¿qué dices?

Fr: ¿estás segura de lo que dices, Irma? Victoria estaba muy delicada y no podía irse por su propio pie.

Todos se miraron preocupados pero Sergio conocía a Alejandra lo suficiente como para saber que no había actuado sola. Meditó las cosas por un momento y comprendió quién era su cómplice.

S: ¡qué imbéciles somos! Tú le estás ayudando, ¿verdad, Pedro? (Le apuntó con su arma). Todo esto que ha pasado en la semana es teatro. No has dejado que entremos a verla porque la estás protegiendo.

Pedro lo observó en silencio un momento.

P: (suspiró) lo lamento. No tuve opción. No sé qué está pasando ni qué está haciendo pero me dijo que era la última locura que haría.

Fr: pero estaba delicada de salud, ¿acaso estás loco?

P: no estaba delicada... eso fue sólo un pretexto que inventamos juntos para que no te metieras más de la cuenta.

Fr: ¿QUÉ DICES?

P: déjame explicarte las cosas, ¿recuerdas cuando llegó al hospital después de la pelea?...

>>Flashback<<

Pedro ingresó a Alejandra a urgencias mientras algunos agentes ingresaban por otras puertas y se armaba un alboroto.

P: ¿qué hacen aquí, no ven que tenemos una paciente grave?

V: (abrió los ojos con una sonrisa) tanto como grave no

P: ¡Alejandra! (Sorprendido).

V: ¡cállate y escucha! Sí estoy lastimada del cuello, me caí muy fuerte pero creo que la ropa amortiguó un poco el golpe. Considero que con un collarín por una semana será suficiente y hay algo más. Debes saber que estoy embarazada.

P: bueno, mujer, ¿tú estás loca?

V: un poco pero todo tiene explicación en esta vida. Necesito que salgas de la sala y que me dejes con los agentes. Tengo cosas que resolver.

P: no.

V: Pedro... no me hagas enojar. Realmente estoy harta de todo esto y lo que busco es tener un poco de paz y tranquilidad. Te prometo que será el último favor clandestino que te pida. Ayúdame.

P: me estás pidiendo que mienta.

V: un poquito (le sonrió). Pedro, tengo cosas pendientes que me pueden llevar a la ruina de nuevo. Sólo te pido unos minutos para que el teatro quede bien montado. ¡Vamos! No es la primera vez que haces algo así.

P: sí, pero me estás pidiendo que le mienta a Sergio y a Franco. ¡No se van a tragar el cuento tan fácil!

V: ambos sabemos que podemos hacer que se lo traguen sin problemas (le sonrió). Los conozco bien y el médico aquí eres tú. ¡Por favor, Pedro!

El Sabor del Pecado IWhere stories live. Discover now