1. Los gemelos Rickman.

2.5K 119 15
                                    

Advertencia: Esta no es una historia de amor (o tal vez sí), pero también contiene aspectos que no intento romantizar, así como escenas sexuales, espero les guste.

. . .

Nadie me quería en la fiesta, eso era verdad. Pero también era cierto que no podría importarme menos. Todo estaba llegando a su fin, al menos para mi, aunque para otros la noche acaba de empezar. Sin embargo, si algo era verdad es que me sentía ebria y caliente, con ganas de follar, pero prefería morir antes de tener que hacerlo con alguno de los cabrones de este lugar. Menudo conjunto de idiotas y subnormales. Ojalá cayera un meteorito y nos aplastara a todos. Y bueno, aquí estaba yo, la tonta que se creía superior a los demás, pero que solo terminaba siendo el hazme reír al final de la fiesta. Abby, la tonta que a pesar de todo aún quería encajar, ni más ni menos.

A veces fingir que no te importa para nada el acoso y los comentarios de los demás era agotador. Pero había días como hoy, que realmente me valía un cuerno y escapaba un poco de mi exilio social. Exilio que solo consistía en despertarme e ir a la escuela, y luego regresar a mi casa, para ya no salir hasta que tocaba de nuevo ir a la escuela. Y así una y otra y otra vez, día tras día. Era un circulo aburrido, agotador, y que ciertamente me tenía harta.

Estaba tan cansada, que no me quedaba opción más que venir a fiestas con mis estúpidos compañeros de universidad. Y reía con ellos, y fingía que no había sido burlada y criticada por cada uno de estos imbéciles meses atrás. Pero joder, que se vayan al demonio, no acabaría mi vida social, solo porque a la mitad de la fiesta les molestaba mi presencia. A mi me molestaba la de ellos y no me estaba quejando. Al menos no en voz alta.

—¡Abby! ¿Me estás escuchando? —se quejó Teresa, mi amiga. La morena más atractiva y simpática del lugar, al menos así la percibían los demás. Yo siempre había sido una sombra de ella, o tal vez era al revés y ella siempre había sido mi sombra. En este momento no lo tenía muy claro. Solo sabía que siempre nos había sido díficil tolerarnos mutuamente, y aún así solíamos llamarnos amigas.

Por primera vez en un rato me volví a mirarla, y pude ver lo molesta que estaba. También noté que estaba demasiado mareada como para enfocar mi vista correctamente.

—No, la verdad es que no —respondí sinceramente. Si ya has sido descubierto en algo, es mejor aceptarlo que intentar negar lo evidente. Cuando intentas negarlo solo quedas como un estúpido.

—Te has vuelto demasiado aburrida —ella resopló, mirándome con reproche.

—La vida ha cambiado Teresa — atiné a responder, no se me ocurría nada mejor que responder a eso.

— Tu eres la única que ha cambiado —renegó mientras se ataba el cabello en una cola alta —. Hace demasiado calor, voy por una cerveza.

Asentí sin prestarle mucha atención, aún no sabía como Teresa me aguantaba, cuando ni siquiera yo misma podía hacerlo. Pero agradecía que nuestra amistad de 10 años hubiese servido de algo. Se que ella era mi amiga solamente por lastima y por qué se sentía culpable y en deuda conmigo, además de que yo aún le guardaba rencor y había días en que ni siquiera toleraba verle la cara. Pero era mi única amiga y aún seguía a mi lado y eso era lo que importaba al final de cuentas. Mejor una amiga falsa, que ninguna amiga en absoluto.

Me senté a contemplar si era mejor idea aburrirme aquí o aburrirme en mi casa, o si era mejor tomar alguna píldora o saltar de un puente, pero para cualquiera de esas cosas necesitaba un par de huevos que obviamente ya no tenía. Los había dejado de tener hace mucho. Además no pasaría por lo mismo dos veces, yo aprendo de mis errores. En algunas ocasiones lo hago.

¿Puedes guardar un secreto? (Terminada)Where stories live. Discover now