Capítulo 26

6K 655 230
                                    

Con lo que me topé fue de nuevo con el mapeador que, no había caído en una especie de loseta, pero tampoco en el ducto. Parecía algodón de los que habían dentro de las almohadillas de la sala de espera o cualquier otra sala. Seguramente la emoción de querer encontrar otro cuarto fue tan grande que imaginamos el sonido que hacía el mapeador.

Extraje mi celular para encender la linterna y para mi sorpresa, observé el ducto sin telarañas, mugre o polvo, estaba limpio, como si recientemente lo acabaran de utilizar no para acondicionar, si no, para pasar por aquí.

Cuando alucé frente a mí me topé con una rendija de metal, el final del ducto o el inicio de este. Acerqué la luz aún más y pude vislumbrar el exterior del ducto. Era otro cuarto Dios mío, sí había otro cuarto. Podía visualizar algún buró con su cajoncillo más bajo abierto y un tubo de metal que no distinguía muy bien, pero era otro cuarto, de eso estaba segura.

Salí de inmediato deslizándome como una hoja en la ventana y me topé con la expresión de desesperación de Iván. Esperaba ahora una respuesta.

—Sí hay otro cuarto del otro lado —le dije y sus cejas se alzaron a la vez que su boca formaba una sonrisa con confusión. Yo sonreía emocionada—. Pero, para poder llegar a él debemos tumbar la rendija que hay del otro lado, un destornillador es imposible. Tenemos que abollarla desde adentro.

—Es fantástico Angélica —me dijo Iván, su sonrisa ya era completamente una sonrisa—, voy a ver que tan fuerte está sujetada la rendija. No vaya a ser que ocupemos meter el escritorio también.

Después rio, me reí por la manera en que metió el chiste en esta situación, no estábamos para reír pero quería mantenerme emocionada.

Iván accedió al ducto de ventilación y escuché cómo iba deslizándose lentamente hasta llegar al tope del ducto, encontrándose con la rendija de éste.

—¿Crees que esté débil? —Preguntó, su voz se escuchaba con eco.

—¿A qué te refieres? —Le pregunté, no entendía su pregunta.

—¿Crees que si aplico fuerza con el mapeador pueda lograr tumbar la rendija?

—No creo —respondí—, si Patricio salió por ahí debió apretarlo lo suficientemente fuerte como para no dejarnos salir.

—¿Y si lo soldó? —Preguntó, si lo había hecho estaríamos perdidos—. No, no creo —pareció estar razonando, su voz continuaba sonando con eco—. Lo habríamos escuchado, habría perdido tiempo.

—Sal de ahí —aconsejé, solamente perdería el tiempo si permanecía ahí sin realizar algo de provecho—, hay que hablar de esto con los demás.

Escuché el desliz de Iván hacia afuera del ducto, observé cómo salieron sus pies seguido del resto de su cuerpo. A salvo afortunadamente.

—¿Le diremos de esto también a Hernán? —Preguntó, ¿sería buena idea hacerlo?

—Creo que sí —contesté sin estar segura de mi respuesta. Si le decíamos y nos lo prohibía era porque algo ocultaba, pero si accedía al instante podría estar seguro de que alguien caería en una trampa. En todo caso, no íbamos a dejarlo ir a él primero—, pero hay que estar atentos a sus reacciones y en base a eso sabremos si oculta algo o no.

—Bueno —respondió Iván—. Vamos ahora.

Abandonamos temporalmente el cuarto para dirigirnos hacia donde estaban todos los demás, estaban sentados en los sofás, Hernán se encontraba dormido. Me sentía más tranquila el verlo así y no causando dramas con alguien más.

—¿Qué encontraron? —Preguntó Dalila al vernos aparecer por el pasillo—. ¿Qué observaron?

—Karen, en parte nos mintió —me apresuré a contestar. Melissa fue quien se vio más impresionada por la noticia—, o sea, no estaba sellada con cemento como ella había dicho. La rendija está y es muy visible, pero tiene los tornillos colocados por el otro lado. Por lo tanto, se necesita una fuerza muy grande para alcanzar a abrirla, con el problema de que solamente cabe una persona ahí dentro. No tenemos idea de qué es lo que podemos utilizar para acceder al otro lado.

Clínica (#2 Hospital)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora