Capítulo 13

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Iván se levantó inmediatamente de su asiento y casi corrió al cuarto donde se activaban las palancas, dejándome con una sola duda. ¿Cómo es que él sabría cuál palanca activar? Acaso, ¿ocultaba algo?

—¡Ay Dios mío, papá! —Gritó Iván desde el pasillo, provocando que nuestros pasos se apresuraran e hicieran ruido por toda la clínica. Cuando mi cabeza dio vista al pasillo, inmediatamente me giré de nuevo y me agaché, lo que había visto me provocó un terror horrible, el cual, hizo que se me erizara la piel.

El hombre muerto, el que minutos antes había estado acostado en el cuarto médico, ahora se hallaba parado, totalmente desnudo en el pasillo, manteniendo los ojos cerrados y los músculos tensos, no movió nada. Iván estaba frente a él.

—Dios —dijo Renato en voz baja, había estado a mi lado inmóvil pero lentamente se fue acercando también al cuerpo del hombre. Yo por mi parte no quería verlo, así como estaba, solamente me incorporé y regresé a la sala de espera sin echar un vistazo tras de mí, no quería volver a ver a esa cosa. Sabía que antes había sido una persona, pero se movió y los muertos no caminan, tenía que ser una pesadilla.

Me senté a un lado de mi hija y observé a Karen que estaba al inicio del pasillo, observando la situación. Sus labios titubeabam lentamente palabras que no alcanzaba a distinguir, pero seguro no era nada bueno, se miraba tan aterrada al igual que yo.

—Regresa —escuché la voz de Renato sonando autoritario ante Iván—, por favor hijo, no veas esto, regresa.

—Papá, está muerto —dijo Iván. Sus voces casi no se escuchaban, pero al mantenernos todos en silencio al menos se podían distinguir un poco—. ¿Cómo es que pudo moverse?

—No lo entiendo Iván —contestó su padre—. Pero en este momento está quieto.

—¿Y si es un robot y solamente está aquí para asustarnos? —Preguntó.

—No lo es —contestó Renato. Todos nos manteniamos en silencio y atentos a la conversación entre padre e hijo, solamente se escuchaban nuestras agitadas respiraciones—. Es muy real, además, si fuera un robot no emitiera ese olor tan putrefacto. —Se mantuvieron callados y me desesperé por un momento al no saber lo que sucedía, pero ver a Karen me tranquilizaba, porque ella ya hubiera actuado si algo le hubiera ocurrido a Renato o Iván—. Está bien, si no quieres irte, ayúdame a regresarlo al cuarto.

Ay no, no es cierto, no iban a hacer eso, ¿en verdad iban a ser capaces de tocarlo? ¿De moverlo?

Quería hacerme la valiente, pero no me salía, sentía curiosidad de saber lo que iba a proceder en el momento en que padre e hijo tocaran el cuerpo. Pero me quedé sentada, sentada viendo a los grandes ojos abiertos de mi hija que me veían con terror.

—Ven —le dije. Quería que estuviera a mi lado para poder tomarla de la mano y tranquilizarla, pero ella me observó un momento más antes de girarse negándose a acercarse a mí. Escuché entonces el rugido del sofá a mi lado, Dalila se levantó y fue ella quien se sentó a mi lado, a mi otro lado estaba Melissa, fui yo quien quedaba en el centro de ambas.

Dalila se acercó a mi oído y sentí que me susurraría algo por lo que no me moví y acerqué un poco el oído a su boca.

—Tu hija sí platicó con Joel —me dijo. Lo sabía. Giré mi vista hacia Dalila y ella me veía preocupada, fue la única que vio el asunto sobre mi hija y la manera en la que me respondió—. No alcancé a escuchar —continuó diciendo, me concentré en observar sus labios moverse lentamente mientras me hablaba—, pero estuvo un buen momento platicando con él y susurrándole unas cosas. Unos momentos se veían serios, otros sonreían pero sé que desde ese momento tu hija cambió la manera de dirigirte hacia ti.

Clínica (#2 Hospital)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora