Capítulo 24

5.8K 664 281
                                    

—¡No! —Gritó Hernán. Aún continuaba absorbiendo la sangre de su brazo con una servilleta que tomó del pequeño cuarto de consejería. Ya se había teñido totalmente de rojo y aún quedaban residuos de sangre en el brazo de Hernán. Fulminaba a Renato mientras apretaba la servilleta en su brazo—. No vamos a observar el cuerpo de Coeto —expresó sonando aún más seguro. Por un momento creí que Hernán sería la primera persona en dar la vuelta nuevamente para adentrarse al cuarto y entrebuscar algún otro objeto dentro de Coeto, o de Alessandra. Había extraído un bloqueador de señal, era del tamaño de un radio de policía y me sorprendía la manera en que debieron batallar para introducirlo dentro de Alessandra. Pero también pensé en que quizá habían abierto su estómago, para introducirlo y después ella lo expulsara. No sabía, no se me venía una idea clara a la mente de semejante acto.

Tampoco recordaba a Alessandra quejarse por algún dolor en su vientre, nada, seguramente estaba anestesiada y el dolor le llegaría después.

—¿Por qué no? —Le preguntó Melissa. Hernán ahora dirigió su mirada a ella—. Encontraste eso dentro de Alessandra, ¿quién te dice que no encontraremos nada dentro de Coeto?

—Es imposible que dentro del cuerpo de Coeto haya algo como algún otro bloqueador de señal —respondió, comenzaba a dudar de Hernán. Y mucho, estaba actuando de una manera muy extraña. Se movió hacia la puerta y la abrió, dio media vuelta nuevamente para quedar frente a nosotros—. Yo seré quién lo revise.

—No, claro que no —le dijo Renato deteniéndolo. Era él quien había tenido la idea de revisar también el cuerpo de Coeto. Idea a la que Hernán saltó a negarse de inmediato—. Yo voy a ir esta vez contigo.

—¿Por qué? —Le preguntó Hernán con cinismo—. Hace un momento te negaste rotundamente a entrar conmigo a explorar el cuerpo de Alessandra. Ahora deseas entrar conmigo para revisar a Coeto. Claro. Dejan que primero el hombre se ensucie las manos, y ya después entramos todos. No señor, si nadie me quiso ayudar con Alessandra, nadie me ayudará con Coeto.

Entonces Hernán accedió al cuarto cerrando la puerta tras de sí, Renato caminó hacia él y comenzó a golpearla al recibir una respuesta negativa de la puerta. Hernán la había bloqueado por dentro.

—Abre la puerta Hernán —le dijo Renato con furia pero sin llegar a los gritos—, no tienes derecho a permanecer ahí solo.

—¡Tampoco es mi obligación seguir tus órdenes! —le gritó Hernán desde adentro. Afuera todos nos quedamos callados esperando más respuesta por su parte—. No voy a abrirla Renato. Regresa a descansar a tu habitación, nunca debiste salir de ahí a arruinar el trabajo.

—Trato de hacerlo más fácil —expresó Renato. Había dejado de luchar para abrir la puerta. Bufó una vez más y dio media vuelta quedando su rostro a nuestra vista—. Este hombre no va a acceder —nos dijo mientras señalaba la puerta con el pulgar. Indicando a Hernán.

—Me parece muy extraño que Hernán haya encontrado el bloqueador dentro de Alessandra papá —le dijo Iván. Renato, recargado a la puerta, asintió—. ¿Y si nos mintió?

—¿Cómo crees que va a mentirnos? —Le preguntó su padre—. Tenía su mano cubierta de sangre, Hernán la revisó y extrajo eso de ahí. No puede mentir con algo así.

—No lo sé —contestó y mantuvo fija su mirada a la puerta—, estoy desconfiando bastante de Hernán.

—Lo hice desde el momento en que se había interesado en mi hijo —anunció Melissa entrometiéndose a la conversación. Negó y apretó los labios—. De un día a otro llegó, justo a la clínica, justo en el momento en que nos iban a encerrar.

—¿Y si nos quiere engañar igual que Karen? —Pregunté. Tendríamos que tener muy bien vigilado a Hernán para que no nos saliera con otro disparo, logrando esta vez matar a alguien—. ¿Y si Hernán es un infiltrado?

Clínica (#2 Hospital)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora