Capítulo 9

7.5K 696 431
                                    

La luz no volvía. Todo continuaba completamente oscuro, no me quería mover, no veía absolutamente nada.

—¡Mariana! ¡Mariana! —Grité preocupada esperando escuchar su voz y así guiarme a donde ella estaba.

—Angélica —respondió ella de manera un poco más tranquilizada, pero estaba llorando. Me sobresalté cuando ella me tocó desprevenida, me tomó la mano y la sentí helada y temblorosa—, ¿quién apagó la luz? El hombre muerto tomó mi brazo y no me quería soltar.

—¿Qué? —Expresé, ella se aferraba a mi brazo ahora. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando mencionó lo que había hecho el muerto, no podía creer lo que me estaba contando—. ¿Estás bromeando verdad?

—Yo no bromeo —contestó ella de manera seria, mi brazo vibraba ante su nerviosismo—, ¡Lo juro, Dios mío! Ese hombre tomó mi brazo y lo apretó, creí que había sido alguien más pero yo misma lo comprobé cuando toqué su cuerpo.

Lo había tocado, me causaba nauseas el hedor que desprendía el cuarto, el aromatizante no había ayudado mucho, el hedor del muerto era más fuerte aún que el olor de manzana.

Y de pronto, en un chasquido de dedos, la luz volvió cegando un poco mi vista, hasta que finalmente logró acoplarse de nuevo al ambiente. Lo primero que vi fue el rostro de Mariana atemorizado viéndome fijamente a los ojos en ellos se veía el terror, sus ojos verdes brillaban cuando estaban cubiertos de lágrimas, de repente temblaba.

—Dios, no es cierto —susurró Renato observando el cuerpo del muerto, cuando lo vi me sobresalté. Estaba de espaldas, se había dado media vuelta en la oscuridad, sin que nadie lo volteara, como si hubiera cobrado vida, el muerto se había movido. Renato desvió su mirada a mí y después a Mariana, también miró a Karen y procedió a acercarse a la puerta—, salgamos de aquí —dijo, por primera vez noté miedo en el tono de su voz. Nadie más habló y decidimos mejor salir del cuarto dejando que Renato diera un portazo al final.

Ni siquiera me percaté de si el gato salió nuevamente o permaneció dentro del cuarto, no lo volví a ver después de que entró con rapidez. Y realmente no me importaba, los gatos no le temen a los muertos.

Nos acomodamos de inmediato con los demás y Karen se veía pensativa observando el suelo con su mano en sh barbilla, pero también estaba asustada. Neus se acercó a mí con duda. Ninguno de los que estaban aquí afuera sabían lo que había pasado.

—¿Por qué salieron casi todos corriendo? —Me preguntó—. ¿Qué sucedió?

—¿Estás bien Mariana? —Escuché que Dalila le preguntó, pero me enfoqué en responderle a mi hija.

No sabía si decirle la verdad a mi hija o no, después de todo ya había visto lo peor, estaba nerviosa por ello y no quería ser la responsable de traumar a mi hija.

—El muerto se movió —le dije soltando la verdad sin pensarlo, ella abrió sus ojos con sorpresa y sus ojos se desviaron a la puerta del cuarto por un momento, luego, volvió a enfocarse en mí—, se dio media vuelta.

—Quiero irme de aquí mamá —respondió de inmediato con miedo. Se aferró a mí.

—Yo también —respondí—, pero no debemos tener miedo —incluso las palabras eran para mí, tenía miedo, mucho miedo y no por el muerto, sino por el temor de no volver a ver la luz del día.

—¿Por qué salieron todos tan de repente? —Preguntó Dalila.

—El muerto se movió —respondió Renato haciendo que Dalila se mantuviera paralizada—, está de espaldas y no estaba así cuando nos adentramos al cuarto.

Clínica (#2 Hospital)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora